Alejo Campos: "Las maras están activando células en la provincia de Buenos Aires"

Uno de los directores de Crime Stopper en Guatemala se lo dijo a Infobae

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SAN JOSÉ DE COSTA RICA – "Hay estudios que indican que las maras están activando células en la provincia de Buenos Aires.  Y la más importante, en este caso, es la Mara S13, también conocida como la Salvatrucha. Esta pandilla logró constituirse en una corporación criminal y económica en gran escala". Lo reveló Alejo Campos, uno de los directores de Crime Stopper en Guatemala, en una entrevista con Infobae. Fue en el contexto de la 5ª reunión de la Asociación Latinoamericana contra el Contrabando (ALAC) en San José. Algo de esta posible presencia se supo en 2016, cuando la policía montó una razzia para desmembrar grupos narcos de La Matanza. En aquel momento fueron detenidos algunos de los integrantes de esa banda centroamericana. Pero luego de ese episodio no hubo más noticias; y el tema permaneció en un silencio informativo que dura hasta estos días.

Crime Stopper, una ONG que desde Guatemala se proyecta a toda América Central, es experta en el estudio de estas gavillas que, tal como describe Campos, dejaron de ser los "pandilleros violentos" guatemaltecos, hondureños y salvadoreños para convertirse en organizaciones criminales con ramificaciones internacionales: "Están presentes en Europa y en Australia", reveló Campos. Advirtió que el fenómeno de las Maras que se desarrolló en el triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Salvador y Honduras), donde están más afianzadas, ya se proyecta con "sucursales" en Europa y Australia.

Uno de los ejes en esta reunión de ALAC es demostrar que el contrabando, desde cigarrillos a dispositivos electrónicos, hoy se entrecruza con actividades delictivas como el tráfico de drogas y el de personas. Al punto, afirman, que hoy el volumen de dinero generado por el contrabando, en todas sus dimensiones, es mayor que aquel que mueven las drogas. Para estos especialistas, la actividad contrabandista hoy sirve justamente para lavar dinero de los narcóticos.

—¿Cómo funciona ese mecanismo de lavado?

—El contrabando es un delito muy funcional al lavado. Si uno precisa mover una fuerte suma de dinero ilegal entre dos países, ya no lo hará mediante el transporte en maletas pues los controles fronterizos son pesados. Lo que hacen estas organizaciones criminales es invertir esos fondos en productos que serán contrabandeados, lo que además les ofrecerá un plus de ganancia y les permitirá introducir el dinero en el sistema financiero.

—Pero esto supone que hay una suerte de condescendencia de las autoridades…

—Sí, la corrupción se mantiene en proporciones muy altas, y no me refiero solo a la corrupción del sector público sino a la que se genera entre las propias empresas y entre las empresas y los bancos, algo que es cada vez más común. De hecho, hoy existen verdaderas corporaciones de lavado de dinero, que permean no solo a los gobiernos sino también a partidos políticos, al fútbol y a otros segmentos de la sociedad civil.

—Las drogas dejaron de ser la única actividad lucrativa para estas "corporaciones" del crimen…

—Efectivamente. Las Maras centroamericanas tienen múltiples fuentes de ganancias. Por ejemplo, hoy se financian mediante la extorsión que victimiza a las comunidades que viven en territorios controlados por ellas. Esta extorsión se ejerce sobre sectores humildes que deben aportar a las Maras una cuota mensual por el solo hecho de habitar en las colonias. Con ese dinero, estas organizaciones compran líneas de ómnibus y de taxis. Y han instalado restaurantes populares, al tiempo que mantienen una red de tiendas donde se vende exclusivamente los productos que ellos traen del contrabando. Es un negocio redondo.

—Ese despliegue en el transporte y el comercio les garantiza gran penetración social…

—Efectivamente, porque desarrollan sus actividades delictivas en regiones donde el Estado está ausente. Eso los afianza.

—¿Se sabe qué porcentaje de la población está sometida a las "leyes" de las Maras?

—Se sabe que gran parte de la clase media, especialmente quienes mantienen comercios, y de los sectores más humildes están bajo dominio de estas bandas. Se diría que solo están exentas de sufrir la presencia de estos grupos delictivos las clases sociales altas. Pero, ¿se salvan realmente? No tienen una vida libre. De hecho, están en jaulas de oro.