El sofisticado dispositivo montado en la Explanada de los Ministerios, en la capital brasileña, nunca antes se vio en la historia del país y funcionó como un escudo para el presidente Jair Bolsonaro. En comparación, sólo 40.000 acudieron a la segunda asunción presidencial de la ex mandataria Dilma Rousseff en 2015.
Durante la campaña presidencial, en la que Bolsonaro se impuso en primera y segunda vuelta y alcanzó finalmente el 55,13% de los votos, el candidato fue apuñalado en medio de un acto político y se generaron entonces fuertes preocupaciones por su seguridad.
Logró recuperarse del ataque, hizo campaña desde el hospital y luego acudió a votar con chaleco antibalas. Pero rechazó cualquier festejo multitudinario tras su victoria por temor a otro ataque.
Al respecto, el ministro del Gabinete de Seguridad Institucional, Sérgio Etchegoyen, afirmó este domingo que "Bolsonaro sufrió un atentado contra su vida" y que en consecuencia se debe "aumentar los niveles de seguridad y precaución", como reportó Folha de Sao Paulo.
Con este antecedente en mente, las Fuerzas Armadas de Brasil desplegaron 4.600 soldados del ejército, 200 tropas de la marina y 200 de la aviación, además de otros 4.700 policías militares, según informó la revista Veja.
(El momento en el que Bolsonaro fue apuñalado)
Además de eso, 46 policías federales custodiaron de cerca al presidente electo en todo momento y 300 oficiales de civil y agentes de inteligencia estuvieron infiltrados entre las personas que asistan a la asunción.
Una parte importante del operativo estuvo dedicado a la protección de los cielos de Brasilia. Para eso se cerró el espacio aéreo en un radio de 7,4 kilómetros alrededor de la Explanada de los Ministerios. Cualquier aeronave no autorizado que ingrese en esta zona podía ser derribada.
También hubo un estricto control del tráfico aéreo, aunque sin impedirlo, en tres franjas y hasta una distancia de 130 kilómetros a la redonda.
De acuerdo a Folha de Sao Paulo, para ejercer esta prohibición de vuelo la Fuerza Aérea de Brasil confirmó el despliegue de unas 20 aeronaves de combate, incluyendo los Northrop F-5M Tiger II y los A29 Super Tucano, además de dos aviones de vigilancia con radares y drones RQ 900 fabricados por empresa israelí Elbit.
En el caso del F-5M, se trata de un jet interceptor supersónico que voló por primera vez en 1972 y constituye la espina dorsal de la fuerza de caza brasileña. Puede volar a una velocidad máxima de 1.700 kilómetros por hora con un alcance de 1.405 kilómetros, armado con cañones de 20 milímetros y un arsenal variado de misiles, cohetes y bombas.
Portando misiles aire-aire, tiene la capacidad de derribar cualquier tipo de avión a decenas de kilómetros de distancia, muy por encima del radio de protección montado sobre Brasilia.
Estos cazas fueron enviados desde sus bases en Río de Janeiro para participar del operativo, y estuvieron acompañados por los Embraer EMB 314, también conocidos como A29 Super Tucano y versión moderna de los Embraer EMB 312 Tucano.
Se trata de aviones turbohélice diseñados en Brasil por la empresa Embraer y utilizados para ataque a tierra, combate contra aeronaves pequeñas (como helicópteros) y entrenamiento, y se esperaba que este martes cooperaran con los F-5E.
Los Super Tucano se han convertido en uno de los principales productos de exportación de Embraer, y están actualmente en servicio en Afganistán, Angola, Burkina Faso, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala e Indonesia, además de Brasil.
Más allá de los Tiger II y Super Tucanos que volaron sobre Brasilia, la defensa aérea más próxima al lugar de asunción estuvo a cargo de una batería de misiles antiaéreos portátiles.
Aunque no se reportó qué modelos son utilizados, de acuerdo a Folha de Sao Paulo hubo misiles termales, que se guían por las fuertes temperaturas generadas por las turbinas de un avión, y proyectiles guiados por láser. En el caso de los primeros puede tratarse de los 9K38 Igla S-18 y S-24, de fabricación rusa y desplegados por Brasil.
En total 130 soldados estuvieron destinados a los equipos de artilleros antiaéreos dispuestos en 12 puntos distintos, en general sobre los techos de las oficinas ministeriales.
La ceremonia comenzó a las 14:45 (hora local), cuando Bolsonaro y su esposa, Michelle, circularon en procesión junto al vicepresidente electo, Hamilton Mourão, y su mujer Paula desde la Catedral de Brasilia hasta el Congreso Nacional.
El traslado duró aproximadamente cinco minutos a bordo del Rolls Royce Silver Wrath presidencial.
Entre las 15:00 y las 15:45 Bolsonaro y Mourão fueron recibidos en el Congreso Nacional y juraron frente a las cámaras de Diputados y Senadores reunidas. Se escuchó el himno nacional de Brasil y hubo una salva de disparos.
Sobre las 16:30 Bolsonaro llegó al Palacio del Planalto, sede de gobierno, donde recibió la banda presidencial de manos de Michel Temer.
El último paso fue en el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña, donde el presidente electo se reunió con los jefes de Estado que han viajado para participar de la asunción.
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