
Un candelabro pende de un hilo junto a una pared derrumbada en el comedor. La cocina está llena de vajilla destrozada, el refrigerador abierto, una llave colgando al lado de una ventana reventada. Esta casa en el pueblo norteño israelí de Metula, antaño un resort de vacaciones favorecido, es una de las decenas golpeadas en los últimos seis meses por la milicia libanesa Hezbollah, que dice actuar en apoyo a los palestinos sitiados de Gaza.
El alcalde David Azoulay se para dentro de la casa impactada por dos misiles antitanque, parte de un recorrido por su comunidad evacuada. “Nuestro himno nacional habla de ser ‘un pueblo libre viviendo en nuestra tierra’, pero ya no somos libres de vivir aquí”, dijo. “Duermo en un refugio antiaéreo. Me levanto temprano y camino por las calles para revisar los últimos daños. Y lloro”, agregó.
Su inseguridad destacó la potencia del conflicto que está en curso en la frontera norte de Israel, mientras el mundo está enfocado en el sufrimiento en Gaza mientras Israel busca destruir a Hamas. Al igual que el grupo palestino, Hezbollah recibe apoyo y fondos sustanciales de Irán y es considerado un grupo terrorista por Estados Unidos.
También declara abiertamente su objetivo de destruir Israel. Y, por todas las cuentas, sus fuerzas y potencia de fuego son mucho más desarrolladas. Los picos erráticos en combates son un recordatorio de que si los enfrentamientos se salen de control, serán más difíciles de resolver y terminarán con una devastación aún mayor que la guerra en Gaza.
La semana pasada, Israel llevó a cabo uno de sus ataques más profundos dentro de Líbano desde que comenzó el combate. La fuerza aérea de Israel golpeó objetivos en el Valle de Bekaa, llevando el número de muertos libaneses desde octubre a más de 250. Hezbollah lanzó uno de sus ataques más fuertes en respuesta, disparando 100 cohetes Katyusha. El número de muertos israelíes por Hezbollah en el conflicto actual asciende a 17.
Los oficiales estadounidenses y franceses han estado viajando entre Beirut y Tel Aviv con la esperanza de negociar un acuerdo para mover las fuerzas de cada lado lejos de la frontera y terminar con la escalada. Una guerra más amplia con Hezbollah podría arrastrar directamente a Irán al conflicto y forzar a Estados Unidos a hacer lo mismo.
Ese es el escenario apocalíptico que los funcionarios israelíes han dicho repetidamente que estaban preparando desde el 7 de octubre, cuando operativos de Hamas irrumpieron desde Gaza al sur de Israel, matando y secuestrando a cientos. El jefe del Estado mayor militar de Israel, Herzi Halevi, dijo el mes pasado lo que cada vez se escucha más desde los rangos más altos del gobierno: “Ahora nos estamos enfocando en estar preparados para la guerra en el norte”.
Hezbollah comenzó a disparar misiles hacia el norte de Israel siguiendo el ataque de octubre en apoyo a Hamas. En cuestión de días, el gobierno israelí comenzó a ordenar la evacuación de más de 60.000 residentes de 43 comunidades en el área. Mientras su fuerza aérea y artillería atacaban puestos de Hezbollah a través de la frontera, unos 90.000 libaneses también fueron reubicados.

Casi todos los israelíes han sido traumatizados por el ataque de octubre, pero aquellos en el norte fueron golpeados especialmente fuerte. Esto no es solo debido a la brutalidad del asalto -familias enteras fueron asesinadas en sus hogares - sino porque su renombrado ejército fue tan lento y falló tan miserablemente en detenerlo por muchas largas horas. Y lo que hizo Hamas en el sur, según la ex oficial de inteligencia israelí Sarit Zehavi, fue sacado del libro de jugadas de Hezbollah.
“El plan de Hezbollah y su fuerza élite Radwan se remonta a 10 años e involucraba tomar todo Galilea”, dijo Zehavi, quien fundó la Organización de Investigación y Educación Alma dedicada a estudiar Hezbollah y los problemas de seguridad del norte de Israel.
“El sur de Líbano está plagado de túneles construidos para la guerra, justo como Gaza. Lo que sucedió el 7 de octubre estuvo basado exactamente en ese plan y podría ser un ensayo general para lo que suceda aquí.”
Hezbollah nunca reconoció públicamente la existencia de tal plan, el cual Zehavi dijo estipulaba que militantes libaneses irrumpieran a través de la frontera y tomaran no solo bases militares, sino también granjas colectivas, kibutz y pequeños pueblos y tomaran residentes como rehenes.
Desde la guerra de Israel con Hezbollah en 2006, el área había estado relativamente tranquila, con muchos asumiendo que se mantendría así. Pero lo mismo se había asumido de Hamas y el sur - y el fracaso allí para entender lo que estaba siendo planeado ha forzado una reexaminación de la sabiduría convencional acerca de Hezbollah.
El gobierno libanés coloca la culpa de la tensión en Israel, diciendo que sus fuerzas han violado consistentemente el espacio aéreo libanés y utilizado armas prohibidas mientras mata a civiles locales. Las negociaciones actuales entre Líbano e Israel son poco probables que resuelvan los problemas porque están dirigidas a convencer a Hezbollah de retirarse del área fronteriza, según Zehavi.
“Hezbollah también es un movimiento social y partido político”, dijo ella. “¿Cómo puede retirarse del sur de Líbano? Deberíamos estar hablando de desarmar el área. Un acuerdo para evacuar ocho a 10 kilómetros, como se está discutiendo, no nos dará seguridad”, agregó.

El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, dice que no estará de acuerdo con un cese al fuego hasta que haya una tregua en Gaza, donde Israel ha matado a más de 31.000 palestinos, según funcionarios de Hamas que no distinguen entre combatientes y civiles. Las conversaciones están en curso en Qatar para detener los combates, pero son largas y tediosas.
Los sentimientos de inseguridad en el norte de Israel son tan profundos que muchos residentes, que han estado viviendo en hoteles o con familiares en otra parte del país por casi seis meses, están amenazando con nunca regresar, a menos que la amenaza que sienten sea eliminada.
Ya no tienen fe en que su ejército pueda protegerlos si Hezbollah fuera a invadir. Eso ha llevado a muchos israelíes a favor de acción militar continua. Algunos altos funcionarios en Jerusalén, incluyendo al Ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, dijeron que lamentan haber evacuado el área.
Ariel Frisch, sub jefe de seguridad para el pueblo de Kiryat Shmona, señaló a los jardines de infantes y escuelas que han sido impactados y describe nuevas armas usadas por Hezbollah, incluyendo drones explosivos y el Burkan, desarrollado con asistencia iraní y capaz de llevar una carga de hasta 500 kg de explosivos.
Kiryat Shmona, con 24.000 ex habitantes, es la comunidad más grande en el área de la frontera. Nunca en su historia había sido evacuada forzosamente, dijo Frisch. Un alto oficial militar una vez le dijo a líderes del pueblo que evacuaría Beirut antes que Kiryat Shmona, añadió. Sin embargo, se hizo dos semanas después del ataque de Hamas y en un caos total. Los residentes están repartidos entre más de 200 hoteles. Es un pueblo fantasma.
Las familias están inscribiendo a sus hijos en otras escuelas mientras el área permanece vacante, excepto por tanques y soldados. Residentes como Frisch dicen que su única preocupación es un fin a la amenaza por Hezbollah y si no llega pronto, el área se marchitará.
© 2024, The Washington Post
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