En un video que sorprendió y conmovió a las redes sociales, un médico de 97 años, llamó la atención de los usuarios de TikTok luego de lanzar una convocatoria sumamente particular: reunir a un grupo de individuos mayores de 90 años para compartir y reflexionar sobre sus vivencias y el secreto de su longevidad. Este llamado no sólo resonó entre la comunidad de la tercera edad sino también entre los usuarios jóvenes, demostrando la universalidad del interés por la experiencia y sabiduría acumuladas a lo largo de los años.
“Intento formar un grupo de 7 u 8 personas de más de 90 años para intercambiar la experiencia de por qué y cómo hemos llegado a una edad tan avanzada”, señaló Alberto en su primer video en la red social de videos cortos, donde desglosó su visión de discutir temas tan variados como la familia, la sociedad, el descanso, y la alimentación. Esta iniciativa no solo pretende ser un intercambio de experiencias sino también un espacio de aprendizaje sobre el arte de envejecer con gracia.
La respuesta a su propuesta fue inmediata y abrumadora, superando las 800 mil reproducciones solo en TikTok, y recibiendo un aluvión de mensajes de interesados y de apoyo, lo que llevó a Alberto a publicar un segundo video agradeciendo la cálida recepción de su iniciativa. “Gracias a mi nieta Zoe que me enseñó a utilizar esta plataforma para conectarme con diferentes personas”, confesó el médico, poniendo en relieve el papel de las nuevas generaciones en tender puentes entre distintas edades.
La singular historia de Alberto es un testimonio del poder de las redes sociales para unir a personas con intereses comunes, sin importar su ubicación geográfica o su edad. Asimismo, refleja la creciente presencia y activismo de los mayores en el ámbito digital, un espacio tradicionalmente dominado por los jóvenes.
A través de esta iniciativa, Alberto busca ofrecer un espacio de diálogo y comprensión mutua que trascienda generaciones. “Seguramente hablaremos de la relación con la familia, con la sociedad, el descanso, la comida, etc.”, añadió, subrayando la importancia de compartir lo que a cada uno le resulta interesante y útil.
Este proyecto de Alberto destaca por demostrar que nunca es tarde para innovar y buscar formas de conexión y entendimiento, marcando un precedente en cómo las redes sociales pueden servir como plataformas de encuentro intergeneracional. A medida que más individuos de la tercera edad se animen a compartir sus historias y sabiduría, se abrirán nuevas vías para el diálogo y la comprensión entre diferentes edades, contribuyendo así a una sociedad más inclusiva y empática.
“Mis abuelos tienen 93 y 95 años, si es virtual pueden sumarse”, “Mis dos abuelas tienen 102 y 92″, “Hola Dr. Alberto, mi abuelo es un señor de 96 años, está pasando una situación médica renal difícil, pero lo más doloroso no es lo físico; es la depresión de no contar ya con amigos”, “¿Puedo ir? Tengo 32 pero con alma de 96″, son algunos de los comentarios de los usuarios en la red social.
Últimas Noticias
Fueron a desayunar a un autoservicio, compartieron en redes cuánto dejaron de propina y se desató un intenso debate viral
El ticket de un desayuno buffet publicado en Facebook reavivó la polémica sobre las expectativas en torno a las propinas

Ozzy, el perro viral que es récord mundial por tener la lengua más larga
De paseos donde todos se detienen a verlo, a una rutina especial, este mestizo de Oklahoma sorprende con sus casi 20 centímetros de lengua

El impactante video de un surfista que fue arrastrado por una ola gigante en la playa portuguesa de Nazaré
El brasileño Carlos Burle fue asistido en el mar. El accidente estremeció a la comunidad internacional de surfistas y el operativo de rescate desafió los límites del coraje

Contrataron a una banda para tocar Chamamé en un velatorio y el video sorprendió en las redes
Un grupo musical fue invitado para ponerle música al triste momento y la publicación no tardó en hacerse viral

El lado B de “la caída de Ícaro” ante el sol: los secretos del salto en paracaídas que fue furor en redes
La preparación detrás de la imagen incluyó cálculos precisos, coordinación milimétrica entre fotógrafo y deportista y varios intentos fallidos. “Es la toma real más ridículamente falsa que he hecho”, afirmó el astrofotógrafo Andrew McCarthy


