Hace 10 años: esto pasaba el 21 de mayo

La semana arrancó con mal augurio: el dólar abrió con aumento. El blue subía ocho centavos, a 5,71 (5,69 comprador, 5,72 para la venta), mientras que el oficial seguía a 4,48: la brecha se agrandaba y por primera vez desde 2002 superaba el 25 por ciento. Esa diferencia preocupaba al gobierno de Cristina Kirchner porque ¿qué pasaría si el cambio informal se convirtiera en la referencia de la economía doméstica, mientras que el oficial no tuviera otro impacto en la vida real que las operaciones de mercado externo? En sólo una semana el parelelo había ganado 45 centavos.

La AFIP perseguía a los arbolitos —como se llamaba a los vendedores ambulantes que ofrecían “cambio, cambio” en el microcentro— pero ese mercado, como el de los comercios o los hoteles que aceptaban divisas, a los que se ampliaban los operativos desde ese lunes, tenía una importancia muy pequeña.

Sergio Schoklender —detenido entonces por uno de los casos más sensibles de aquel momento, el presunto desvío de fondos del Estado para una fundación tan respetada como Madres de Plaza de Mayo— dijo ese lunes que quería declarar: el sábado había trascendido lo que su hermano Pablo, encarcelado días antes, había dicho a la justicia: había involucrado a la presidenta de la asociación y emblema de los derechos humanos en la Argentina, Hebe de Bonafini, junto a Sergio.

Un año antes Bonafini había expulsado a Sergio Schoklender, quien había entregado su renuncia. El tema de fondo era el manejo de dinero público para la construcción de viviendas sociales, un plan llamado Misión Sueños Compartidos. El primer juez de la causa, Norberto Oyarbide, aceptó a Madres de Plaza de Mayo como querellantes: habían sido víctimas de un fraude por una asociación a la que habían confiado la concreción del proyecto, impulsado por la proximidad de Bonafini con el kirchnerismo, que la alejó de apoyos históricos como el escritor Osvaldo Bayer. Sin embargo, Oyarbide no aceptó a Bonafini, porque la firma de ella estaba en un documento y restaba comprobar si era auténtica o falsificada.

Luego la causa incorporó una segunda cuestión, en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi: el papel de algunos funcionarios, como los de las subsecretarías de Vivienda o de Obras Públicas, ambas del Ministerio de Planificación Federal. En 2018 la Sala I de la Cámara Federal Penal de Apelaciones dejó procesados al ex ministro Julio de Vido, los hermanos Schoklender, Bonafini y los ex funcionarios José López y Abel Fatala, entre otros, por presunta defraudación al Estado: de unos $ 750 millones se podrían haber desviado unos $ 200 millones. Hoy está a la espera del juicio en el Tribunal Oral Federal Nº5.

En la ciudad de Buenos Aires una niebla densa lo cubría todo, complicaba el tránsito y forzaba la cancelación de vuelos en el aeroparque Jorge Newbery. Sin embargo, como se arreglaba el conflicto del subte y el transporte volvía a ser normal, los porteños estaban contentos.

Camino al congreso de julio en el que se elegirían las autoridades de la CGT, Hugo Moyano se preparaba para la reunión del Comité Central Confederal, que sucedería en dos días, en un encuentro con los dirigentes que apoyarían su tercer mandato. Sus adversarios, los Gordos, y los asociados a Luis Barrionuevo se encontrarían el 22 para unirse detrás de un candidato, Antonio Caló. “Algunos firman por el 23% y los quieren hacer aparecer como un ejemplo”, dijo Moyano, directo a la mandíbula del metalúrgico que apoyaba la oposición. “Nadie puede avanzar sobre el derecho de los trabajadores”, siguió, más en general.

Acaso la Presidente lo escuchó desde su cama: había regresado de la gira en Angola con gripe y debía cumplir dos días de reposo. O quizá pensaba cómo responder a Brasil que, frente a las medidas proteccionistas argentinas, había impuesto autorizaciones al 70% de los productos nacionales que antes ingresaban automáticamente al mercado vecino.

“En principio voy a tomar una licencia por 30 días”, tuiteó Claudio Keblaitis, entonces vice segundo de Independiente. Había querido renunciar por las amenazas que había recibido de la la barra brava enfrentada por el presidente del club de Avellaneda, Javier Cantero, cuyo lugar hoy ocupa el sindicalista Moyano. Días atrás, luego de una amenenaza de bomba, Keblaitis había recibido una nota: ”Poné la plata o te pegamos un disparo en la cabeza”.

El club archienemigo, Racing, también había sufrido la intimidación de uno de sus jugadores, Giovanni Moreno: “Si no te vas, vamos a pegarte un tiro y arruinarte la carrera”, le dijo un hombre mientras le apuntaba con un arma a una rodilla. Días antes cuatro dirigentes de River, entre ellos el presidente Daniel Passarella, también habían recibido amenazas de los hinchas vip.

La situación sólo era distinta en Boca, se quejó Cantero: “En mi club, y estoy orgulloso de eso, la barra es repudiada; en cambio, en Boca algunos hinchas se sacan fotos y hasta le piden autógrafos”, dijo en alusión los dirigentes. El presidente Daniel Angelici —cercano al alcalde Macri, quien lo precedió en el cargo— le respondió minimizando los resultados de su campaña anti barra brava: “De su discurso a los hechos no veo que esté pasando nada”.

Meses atrás Dominique Strauss-Kahn había renunciado a la dirección del FMI por la denuncia de Nafissatou Diallo, una empleada de limpieza del hotel Sofitel de Nueva York, que lo había acusado de abuso sexual. El 21 enfrentó un nuevo escándalo: un juez de Lille, al norte de Francia, decidió extender su interrogatorio por considerarlo posible partícipe de “una violación colectiva” a una trabajadora sexual. Si alguna vez había soñado con ser presidente de Francia, Strauss-Kahn debía ahora contentarse con no ser condenado por “proxenetismo agravado”. Todos los casos terminaron con acuerdos económicos compensatorios.

Al-Qaeda en la Península Arábiga se atribuyó un atentado suicida en Saná, la capital de Yemen, en el que murieron 96 personas. En su mayoría eran soldados que participaban de un desfile militar, ya que el objetivo era el ministro de Defensa, Mohamed Nasser Ahmed, quien salió ileso. Fue otro episodio de la crisis en el país más pobre de la región, donde continuaba la competencia por el control de lo que había sido Yemen del Sur hasta la unificación en 1990. Luego de la renuncia del ex dictador Ali Abdullah Saleh, las elecciones con un solo candidato, el vice Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, no habían llevado esperanza de paz a nadie.

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