La actitud es todo: puede generar o eliminar los problemas

Cómo superar obstáculos y lograr ver cada inconveniente como una oportunidad

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Para algunas personas su actitud
Para algunas personas su actitud representa el verdadero problema. (Shutterstock)

Las decisiones, correctas o incorrectas, no son las únicas que determinan el desarrollo de un problema. Muchas veces, la manera en cómo se abordan estas resoluciones -la actitud- también juega un rol crucial importante.

Es que la actitud ante las dificultades revela información sobre el carácter, el quién es quién en un momento determinado. Para algunas personas, en realidad, su postura, su manera de enfrentar el conflicto, representa el verdadero problema, y para otros el secreto de su éxito.

Y como cada uno interpreta lo que le pasa de manera diferente, existirán tantas maneras de encarar los inconvenientes como personas en el mundo.

"La actitud no es otra cosa que la forma en la que alguien reacciona ante una situación o una dificultad. Si en algunas oportunidades la persona se siente angustiada, es porque a veces transporta al futuro lo que todavía no existe, como algo del pasado que no estuvo bien y esa actitud lo predispone para perder", explicó Juan José Arévalo, máster coach profesional.

En ninguna parte está escrito que algo que haya sucedido en el pasado vaya a interferir en el futuro. Cada persona es quien suele darle esa autoridad, y de esta forma no sólo interfiere, sino que también complica y hasta a veces hace fracasar el presente.

Para el especialista, ante las situaciones o problemas, no existen actitudes buenas o malas, sino respuestas que cierran o abren posibilidades para resolverlos efectivamente. La efectividad es un parámetro que estará relacionado con la conveniencia, los valores y las creencias con los que cada persona haya crecido.

"Por otro lado, hay actitudes que son funcionales a la resolución de los obstáculos y otras no tanto, o todo lo contrario -aclaró Árevalo-. Una actitud de apertura ayudará a que podamos convertir amenazas en oportunidades. En cambio, una de negación, puede afectar de manera tal, que no se puede terminar de comprender lo que sucede, y tal vez la persona se precipita en la respuesta, volviéndose vulnerable a un resultado adverso".

¿Mi actitud, mi problema?

Cuando al problema se le
Cuando al problema se le suma un enfoque y actitud negativas todo se potencia. (Shutterstock)

Generalmente el verdadero problema es la disposición ante éste. "Algunas veces, el obstáculo que nos surge le aportamos una mayor complejidad, dado el enfoque".

"Es decir que, más allá de que juzguemos al mismo como de mayor o menor dificultad, le agregaremos nuestra cuota de emocionalidad, que suele aportarle una carga al inconveniente", remarcó Arévalo, para quien al agregar la persona su juicio de porqué y cómo lo afronta, profundiza y, en muchos casos, estorba la búsqueda de los recursos que se necesitan para salir de los conflictos.

Y esto estará ligado al tipo de observador que cada uno esté siendo, y qué aspecto interno está al mando de cada individuo.

"No es lo mismo enfrentar algo con miedo, nervios, enojados o alegres. Estos aspectos internos pueden ser fuente inagotable de sufrimiento, pero también funcionales para convertir inconvenientes en oportunidades", puntualizó el especialista. Y agregó: "Ante una dificultad, podemos responder de cualquier forma, pero lo que no podemos hacer es evitar las consecuencias de esa respuesta".

Es que las personas suelen querer encontrar las soluciones bajo la creencia de que los inconvenientes deben ser resueltos. Esto es lo que habitualmente genera que un problema crezca más. Así dedican la mayor parte del tiempo a pensar y gastar energía en las dificultades, y no en los posibles recursos que podrían generar para hacerle frente.

Saber comunicar, la clave
Si existe en la vida una brecha entre los resultados obtenidos y los resultados deseados, esa fisura puede generar la tensión suficiente para que se declare la necesidad de desarrollar un lenguaje y una corporalidad que permitan alcanzar los deseos. O no.

"¿Por qué hablamos con la gente y no obtenemos los resultados esperados? ¿Por qué decimos una cosa y entienden otra?", bien podría ser la pregunta.

"Si logramos ver el valor, la diferencia que podemos hacer con nuestras vidas y la posibilidad que somos, podemos iniciar un camino de cambio de actitud. Cuando hablamos de nuestros paradigmas, nos referimos a las creencias con las que crecimos y vivimos", apuntó Arévalo.

Y subrayó: "Estas interpretaciones y conocimientos constituyen nuestra caja de conocimientos, y entonces podemos entender que cuando las personas nos escuchan, lo hacen desde su propia caja de conocimientos y no desde la nuestra".

Sería lógico pensar que si alguien sobrevivió a todos los problemas que hasta el momento se le presentaron, es más grande que los problemas. Sin embargo, es más fácil conservar la creencia de que las amenazas pueden ser más fuertes, y esto nos puede provocar emociones como angustia o miedo. El desafío consiste en enfocarse en la obtención y el desarrollo de los recursos que puedan ayudar a diluir los posibles problemas, y no tanto en las amenazas, ya que de esta forma los recursos podrán multiplicarse.