Ricardo Darín recordó una divertida anécdota que vivió como invitado a un programa de Ana María Campoy

El actor contó un desopilante episodio que vivió cuando tuvo que reemplazar a una invitada que le falló a la recordada artista

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(Video: El Diario de Mariana, El Trece)

A horas de haberse estrenado en los cines La odisea de los giles, Ricardo Darín y Verónica Llinás -protagonistas del filme-, estuvieron invitados a El Diario de Mariana para seguir con la promoción de la película.

En un momento de la charla, Mariana Fabbiani hizo un PNT (publicidad no tradicional) y al regresar del tape, Ricardo Darín no pudo contenerse y recordó una insólita anécdota que vivió  hace muchos años en un programa de televisión que era conducido por la recordada Ana María Campoy.

"Una vez en un programa que tenía Ana María Campoy en cable, le había fallado una invitada, entonces me llaman de urgencia y yo que la amaba fui. Cuando nos vimos nos empezamos a reír por la situación, pero resulta que después de la charla que fue muy divertida porque ella era genial, era única… me tenía que entregar los regalos, pero eran para una mujer…", comenzó relatando el actor.

"Primero me entregó una cadenita y dije 'bueno, vamos a ver qué hago…'. En ese momento ya estábamos los dos tentados de la risa. Después, atrás viene otra cosa que no recuerdo, pero fue como una bombacha y al final venía un budín de una señora que se llamaba Marta no sé cuánto… que tenía la particularidad de que en la parte de arriba tenía un celofán. Y visto el budín desde arriba parecía como un cerebro laberíntico. Entonces, le digo '¿esto lo mandó Marta?'… y ella me responde, ya tentada, con 'sí'", continuó Ricardo.

Ana María Campoy
Ana María Campoy

"La Campoy estaba muerta de risa y en pleno programa se meó. Y me decía 'me acabo de mear' señalándome el piso. Esto pasó porque los regalos no los pudieron cambiar a tiempo", concluyó el querido Darín ante el ataque de risa de Verónica Llinás y Mariana Fabbiani.

Con respecto a La odisea de los giles, la película funciona como un exponente del costumbrismo argentino, con personajes estereotipados lanzándose diálogos mordaces y ocurrentes. Pero a medida que avanza el metraje, la trama transita por géneros tan disimiles como el thriller, el drama, la comedia y sobre todo el western.

No se trata de un guion sobre la crisis del 2001, sino de una reivindicación de la solidaridad en un contexto épico. Un film de tono autorreferencial que nos permite mirarnos en un espejo y descubrir que detrás de cada uno de nosotros puede haber un gil pero también una buena persona.

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