Claudio María Domínguez: "Fui la oveja negra de mi familia"

Conoció la fama a los nueve años tras ganar un millón de pesos en “Odol Pregunta”. Antes de comenzar una nueva gira por todo el país de la mano de su nuevo ciclo de charlas, confiesa a Infobae que fue al programa de preguntas y respuestas porque “no teníamos un peso y mi papá estaba preso”, y que “cuando todo falla, el amor es lo único que rescata”

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Cuando Claudio María Domínguez habla expresa seguridad. Y contención. No utiliza palabras al azar, sino que usa el término indicado en el momento preciso. Puede emplear el mismo tono para hablar sobre sus sospechas de haber sido un hijo no deseado como para contar que antes de su entrevista con Juan Pablo II no se aguantó y orinó detrás de una cortina. Parece inmutable. Dueño de una infinidad de historias y un presente inmejorable, tiene una frase para cada etapa de su vida. "Sai Baba decía: 'Si el elogio te deja lleno de orgullo y la crítica te tumba, sos una madera en las olas del camino. Sé firme, sé lo que vos sos'", son las palabras que lo guían en este momento.

Sencillo, directo y auténtico, mira a los ojos a lo largo de esta entrevista con Infobae y hace alusión con frecuencia a su madre y a Alejandro Romay. De esta manera, se hilvanan las historias de un niño prodigio que se hizo un nombre en la televisión después de ganar un millón de pesos en el programa Odol Pregunta a los 9 años respondiendo sobre mitología griega; y ahora, a los 56, tiene más de una decena de libros publicados.

Si tuvieras hoy una charla imaginaria con ese nene que ganó Odol Pregunta, ¿qué te dirías a vos mismo?
"Negro, sobreviviste. Lo lograste. No te quedaste en el camino, nunca probaste marihuana en la vida, no te quedaste esquizofrénico". Mi madre diría "está esquizoide este chico". Tener nueve años y ser de la noche a la mañana el chico más conocido de la Argentina, que salías a la calle y la avalancha humana estaba toqueteándote… Hay que sobrevivir a eso sin haber tenido preparación previa.

¿Cuál era tu sueño cuando fuiste a Odol Pregunta? ¿Qué buscabas?
Era un niñito inconsciente que jugaba al yo-yo, con mi madre tomándome las 5 mil páginas de La Ilíada y La Odisea. Lo hice porque no teníamos un peso, mi papá estaba en la cárcel por un cheque sin fondos, no había para pagar. Entonces dije: "Amores, si mi familia me enseñó a leer y a escribir a los tres años, a los seis sé idiomas, me enchufan a Shakespeare, leo el Martín Fierro, La Ilíada y La Odisea, yo puedo ganar el millón de pesos". Entonces empecé a mandar cartas a Odol Pregunta a los seis años. Nunca me contestaban. Un día voy al edificio y toco el timbre. Sale el portero y me dice "¿qué molesta usted queridito?". Y yo le respondo "no es justo, tengo ya nueve años, llevo tres escribiéndoles cartas para participar del programa. Si yo pago podemos salvar a mi familia". El tipo se conmovió y habló con una secretaria. Y me dijo: "Ella dice que sabe de tus cartas, las tira, cree que son una broma, una burla de un chiquito. Subí que te están esperando". Subo y me reciben en una mesa gigantesca todos los próceres de la cultura de esa época y me tomaron 500 preguntas. Cuatro horas me tuvieron, con mis padres y mi abuela para que firmaran legalmente. Nos cambió la vida después para siempre.

El 1 de octubre comienza con su ciclo de charlas en el Teatro Ópera que luego se trasladará a todo el país. El 15 estará en el Teatro Don Bosco de Bahía Blanca y el 28 en el Broadway de Rosario. El 3 de noviembre se presentará en el ATE de Santa Fe, mientras que el 10 del mismo mes lo hará en el Espacio Quality de Córdoba. Además, la editorial Planeta publicó su nuevo libro, Por qué cambié mi vida, en donde toca sus fibras más íntimas y habla sobre la muerte de su padre, un "bohemio", según su propia descripción; y en la otra vereda, las exigencias de una madre -que aún vive y tiene 91 años- muy presente. "Fui la oveja negra en la familia en un hogar peronista, que era un mausoleo de Perón y Evita y mi madre decía "el único que no sigue en la política…", cuenta Claudio María Domínguez.

Mamá pinta ser el personaje conflictivo, provocador de mi vida, y con papá sólo tengo una fantasía mítica del hombre que se fue a los 11 años, que me crió culturalmente, me entrenaba en los campeonatos de ajedrez. Pero qué hubiera pasado si él hubiera estado vivo más tiempo y me hubiera acompañado en la época del gran crecimiento. Yo decía que lo hubiera mantenido de por vida, hubiera sido mi mano derecho. Era un bohemio que tomaba su café y fumaba en los bares de Avenida 9 de Mayo hasta las 3 de la mañana.

¿Te faltó decirle cosas a tu papá?
Obvio, amor mío de mi vida. Cada vez, cada año pasa.

¿Creés en la reencarnación?
Sí, obviamente.

¿Creés también que uno elige a los padres?
Del alma.

¿Cómo te enteraste de la muerte de tu padre?
Yo volvía de un lugar y me dijeron "tu papá se fue". Lo iban a operar, fumaba mucho, tenía las arterias taponadas y en la operación se murió. Fue un proceso muy duro de explicar y encontrar lo que uno siente con el rostro en el cajón de un ser querido. Terminé dejando en el cajón un papelito que decía "hombre bueno". Era un bohemio, trabajaba para Romay en la radio, se enojaba con él, se puteaban, luchaban. Y Alejandro me decía: "Hablá con tu padre, que no arruine tus cosas". Romay me quería mucho y fue otro mentor. Buenos recuerdos, quedan muy buenos recuerdos. Me dice igual que el subconsciente siempre está pululando para resolver algo. ¿Entendés, Tati? Que vos lo llevarás a tus propios padres, a tus seres queridos, los que están y los que no están. Sólo queda el amor. Cuando todo falle el amor es lo único que se rescata.

¿Y cómo fue el después, seguir sin tu papá?
Siempre todos van a estar. Están en este momento. Mi abuela fue el ser que más me amó, que más me cuidó. Mi abuelo, gran poeta gauchesco, mi abuela, la primera mujer diputada en la época de Eva Perón. Mirá qué loco, un pasado político en la época del voto femenino y en la época de Evita.

O sea que el afecto venía del lado de tus abuelos y no de tu mamá.
Mamá era incapaz de expresar afecto físicamente. Obviamente me ha amado en su manera discutible de cómo ella fue amada, acordate que un padre repite la crianza que tuvo, entonces mamá es resultado de lo que mis abuelos han hecho con ella y no hicieron conmigo, mirá qué loco. Y mi abuela diputada, senadora, autora, me cuenta que la tenía en un pupilaje a mamá, entonces salía los sábados a la tarde y volvía los domingos a la tarde. La tenían muy bien mimada por monjas de esa época, enseñándole en el Colegio Labardén. Alfonsina Storni era la maestra, lo traían a García Lorca de España. Una vida muy interesante y le daban helados de premio. Entonces, pobre, ¿pretendíamos que mamá salga Santa Teresa? Salió un animalito herido quejándose del abandono y aferrándose al hijo que tuvo, quizás no deseado, como para que hiciera lo que ella quería en la vida. Qué le vamos a decir a mamá más que "te adoro, te adoro".

¿Te sentiste un hijo no deseado?
Cuando no hay un afecto, cuando a un chico no se le dice de entrada "sos el hijo más buscado, el más adorado", obviamente hay una incapacidad afectiva o de expresión y eso queda y a algunos lo frustra, con sus hijos revierte, otros no, prolongan la ignorancia generacional. Pero ninguno es víctima más que lo que uno elige para aprender, esa es mi postura (meses atrás Domínguez grabó un micro que llamó "No culpes más a tus padres", y mucho tiene que ver con esto).

El niño prodigio que ganó el millón en Odol Pregunta, años más tarde llegó a la televisión, "apadrinado" por Romay con La máquina de Mirar en los 80 y como guionista en La marca del Deseo en los 90, con los actores Gerardo Romano y Sandra Ballesteros. Telefe decidió censurarlo debido al alto contenido erótico para la época que tenía la tira. Su vida cambiaría con la investigación del fenómeno de los Sanadores Filipinos, que fue muy debatido en la pantalla chica y lo llevó a publicar su libro El milagro de los Sanadores Filipinos.

Fue el inicio de una etapa que lo encontraría entrevistando a figuras destacadas a nivel mundial como Juan Pablo II, Paul McCartney, Robert De Niro, Frank Sinatra, Gabriel García Márquez y René Favaloro. Recuerda una particular historia de un viaje con el célebre cardiólogo a un congreso de cirugía vascular: "Tenía 18 años y me compré dos películas, Garganta Profunda y 'El Diablito en la Señorita Jones'. La Deep Throat donde le metían todo en la garganta y el The Devil in Miss Jones donde le metían de todo a la Miss Jones. Esas películas las gasté, ya se rompía la cinta y yo sufría por si me abrían las valijas y Favaloro y la señora veían que tenía esas películas. Después a los 30 años me hice distribuidor de cine en la época de censura y yo traía ese cine que pornográfico obviamente no era pero había una audacia sexual, y era mi rebeldía contra el gobierno militar y la censura de Tato. Yo peleaba a capa y espada para que se viera un culito, una tetita, no se hablaba de pornografía en esa época".

Claudio, vos estuviste con todo tipo de gente, desde la más espiritual a la menos, los más ricos, los más pobres, famosos, desconocidos. ¿A qué creés que le tememos?
A la finitud corporal. Cuando uno está con el cuerpo cree que tiene más o menos todo controlado. Por lo menos se dice "tengo DirecTV, tengo un canal, el partido de fútbol, el baile hoy en lo de Tinelli, llamame, amame, alguien que me recuerde que estoy vivo". Está eso: se nos va la vida y no captamos quiénes somos realmente, qué energía permite que el cuerpo esté vivo. Aunque vivas 103 años como Indra Devi, el hombre más rico del país, Carlos Bulgheroni, se va a los 71 y se muere igual en un hospital como se puede morir un pobre chupando paco en la villa a los 18. Es decir, nadie tiene comprado nada más que este momento.

¿Cuáles serían los tres tips para ser más felices?
A ver, podrían ser miles o uno… En primer lugar, el aquí y ahora, de nuevo. Este instante, la única vida que vos y yo tenemos en este momento. El aquí y ahora es la única vida que tenemos, esto ya pasó. La gente vive y muere por el pasado y el futuro. Es tac-tac, el parabrisas de la mente. En segundo lugar, respira y ama, lo demás es puro cuento. Amar es amar la existencia, no amar a quienes me aman. Esa es fácil: Hitler habría amado al hijo y al hijo del otro también. La tercera es que no te vayas de este cuerpo sin haber sabido quién eras. No los rótulos pavos, vos dirás "soy periodista". Me refiero a quién soy, lo que soy yo. El que capta eso se pone muy contento inmediatamente. Y si ese estado se mantuviera, ese control mental es lo más cercano a la felicidad (Claudio María suele decir "Sólo vos sos el responsable de tu felicidad").

¿Qué diferencias hay entre el Claudio que eras cuando orinaste en la Basílica de San Pedro y el que estuvo con Mirtha la semana pasada?
Sos divina, una lady. Te "orinaste", te echaste una "pilladita"… Lo que hay que entender de aquella vez es que le estaba por hacer una nota al Papa y yo me estaba meando. No había baño, no había nada… Después corrimos atrás del Papa y fue una cosa que siempre la cuento, un capítulo memorable de mi vida, 13 minutos. Y ese es Claudio, el que también va con Mirtha. Ahí, a priori, trato de estar correcto. Igual no puedo evitar que se me "chispotee" un poco la personalidad.

El camino de Claudio María Domínguez sigue su recorrido, que lo llevará por todo el país de la mano de sus charlas. Un camino que siempre estuvo guiado por su capacidad y la espiritualidad. Un camino que hace no mucho cambió rotundamente después de conocer a su mujer y madre de dos de sus hijos, Eliana Bernatta: "Hay una frase graciosa y muy sabia, latina, que dice "post coitum animal triste". Significa el fragor de la batalla y después, ¿qué? Un vació que necesito de nuevo cuando pueda según la hormona y la edad o según el estímulo. Entonces, si hay un sexo amoroso, no te digo del amor de tu vida, en ese momento los cuerpos se unen y uno puede decir "los dos nos estamos convirtiendo en uno, celebro tu existencia". Y después terminamos y nos quedamos abrazados un buen rato. Eso es el amor creo yo. Si uno consigue una pareja estable, un amor complementario, es un gran premio. Eso me pasó recién a los 45, conociendo el amor incondicional de una pareja. Te cambia la vida para siempre".