Se crió en Parque Centenario, su nombre es Guillermo Cidade, pero es más conocido como Walas, el líder del grupo Massacre. Fue así como a lo largo de los años y a través de sus canciones logró convertirse en un referente del rock nacional. Más allá de su rol en la música, acaba de sacar su primer libro: Skate punk, un lunático sobre ruedas.
–Primer libro y una autobiografía
–Sí, me di cuenta de que es mi primer libro por un lado y es el primero de la materia skate en Argentina. Una cosa que fue muy minoritaria en su momento, una cosa que fue chiquita pero que después creció y hoy en día es bastante importante en el mundo y en Argentina tiene su importancia. El skate, los deportes extremos, fueron creciendo y hoy en día todo eso es digno de un libro que cuente su historia.
–¿Te definís como un lunático sobre ruedas?
–Sí. Esto viene un poco de cuando yo era chico e iba al Club Ferrocarril Oeste, a la colonia: recuerdo que cuando tenía 10 años me pusieron de apodo "el lunático", porque estaba siempre en la luna; no funcionaba en los deportes de equipo… Ahí surge el apodo de "el lunático". Al principio lo sufría, lo padecía, era el ñoño víctima de bullying y hoy en día me enorgullece haber sido individuo, tener pensamiento único, pensamiento individual y lunático. Después me enorgulleció saber que a Syd Barrett, el fundador de Pink Floyd, también le decían "el lunático".
–Es interesante porque decís la palabra "ñoño", pero igualmente tenés ese lado rockero
–Dentro de lo que es el rock mundial y el rock argentino, soy como una especie de canciller, un representante de los ñoños, de los nerds, de los que no vamos por el lado del ganador, ni de lo heroico, ni de lo fálico sino de los que vamos por el otro lado. Yo digo más para los que de chico fuimos víctimas de bullying. Después, en vez de ejercer la fuerza, ejercemos la intelectualidad y somos los que vamos a tener más cargos gerenciales, los que vamos a ser más jefes de los que cuando éramos chicos nos mataban a piñas, así que no hagan bullying, le digo a la gente, porque después las víctimas de bullying serán sus jefes y se cobrarán venganza.
–De alguna manera es el rock anticomercial, de eso se tratan tus letras
–De eso se trata toda nuestra carrera, de esto se trata el libro. Yo estoy usando como excusa el skate y el punk rock, pero en realidad lo que estoy contando es el nacimiento de lo anticomercial, lo autogestivo, de lo independiente, de lo alternativo, del "hazlo tú mismo", de la antiglobalización. Todas esas cosas que hoy tienen etiqueta pero en esa época no. Yo estoy contando mis 10 años, mis 15 años, hasta los 20, y en esa época simplemente lo hacíamos, no sabíamos que era. Hoy en día cada una de esas cosas están catalogadas y por lo visto son meritorias de tener un libro, discos, de que salgan en artículos, entrevistas.
–Tu abuela fue la que te introdujo en el mundo del skate. Algo llamativo…
–Mi abuela me llevaba todos los años a una tienda llamada "Harrods Gath y Chaves", el antecedente de lo que hoy son los shoppings. Y creo que era el año 78 cuando conocí el skate. Habían traído en ese año el skate y los Sea Monkeys, que eran una especie de cosita que vos la ponías en el agua y nacían unos bichitos que nadaban. También conocí el surf. Primero conocí todas estas cosas antes del rock. Primero me involucré en los deportes alternativos o extremos y luego en el rock.
–En tu infancia parece importante la figura de tu abuela porque fue la que te crió, ¿no?
–Yo fui criado por dos mujeres. Tuve ausencia total de modelo paterno. De ahí también lo ñoño, lo chapado a la antigua. Tuve la crianza de mi madre, una profesional de los años 60-70 y de mi abuela, una mujer de posguerra. Era un niño antiguo porque tuve más influencia de mi abuela. Tenía más mentalidad de 1910 que de Mayo Francés. Después hice todo lo contrario, después me puse al día, cuando tenía 15 y 16 años fue cuando salí a los sótanos y conocí bandas como Los Laxantes, Los Violadores, Virus, y paso a ser vanguardia, un referente de modernidad. Antes era excluido, no me invitaban a los partidos de fútbol, no me invitaban a los bailes, a las discotecas… Hice mi carrera por otro lado.
–¿Cómo fue ir a un colegio de curas? ¿Te gustaba?
–Fui monaguillo. En las misas era monaguillo y estaba en babia también. La liturgia de la misa tiene su ritmo, su dinámica. Hay que tocar una campanita, traer un cáliz; yo me colgaba y el cura me miraba y me decía "dale, trae el cáliz". Después, rápidamente revertí esa situación. Primero estaba entre la sacristía, los curas, y después me metí en sótanos donde estaban los militantes anarcos, los del teatro underground. Por un tiempo dejé la religión de lado y ahora de grande uní las dos cosas.
–¿Este año van a seguir con la gira del disco anterior?
–Sí. Este año seguimos tocando Biblia ovni y vamos a sacar el tercer corte, que se llama "Sin dormir". Es un disco que nos dio muchísimas alegrías. Fue votado como mejor disco, mejor tema, mejor video y mejor banda en el 2016. La verdad, estamos muy contentos.
Entrevista Completa: