
La tecnología avanza en el entorno laboral a un ritmo sin precedentes. La inteligencia artificial dejó de ser una promesa lejana y ya ocupa un lugar central en las tareas diarias. Una reciente encuesta realizada por Clutch reveló que el 74% de las personas utilizan IA en el trabajo pero solo el 33% recibe capacitación formal. Este fenómeno reconfigura la forma en que se organiza la producción y cómo se distribuyen las responsabilidades en las empresas. A pesar del auge de la IA, la falta de formación formal y la ausencia de políticas claras para su manejo ponen en evidencia una brecha de conocimiento que afecta tanto la eficacia como la seguridad en el trabajo.
El estudio, citado por Lifewire arroja datos reveladores sobre el grado de penetración de la inteligencia artificial en el mundo laboral actual. El 74% de los encuestados, todos empleados a tiempo completo, confirma que usa tecnologías de IA en sus actividades laborales. La mayoría recurre a chatbots como ChatGPT, Gemini y Copilot para resolver tareas cotidianas, producir textos, analizar información y automatizar procesos. Entre los sectores más activos destacan la tecnología de la información y soporte técnico (97%), el área de diseño y creatividad (93%) y el marketing (91%).
La frecuencia de uso de estas herramientas muestra un crecimiento sostenido. “Este nivel de adopción refleja la rapidez con la que la IA se convirtió en un componente fundamental de las operaciones empresariales”, expresó Hannah Hicklen, gerente de marketing de contenidos de Clutch. En este sentido explicó que “si bien la IA se utilizó en el entorno laboral durante décadas, su prevalencia se acentuó aún más en 2023 con el lanzamiento de herramientas de IA generativa como ChatGPT”.

Conforme detalló Clutch, el 58% de los consultados utiliza alguna forma de IA por lo menos una vez cada semana, mientras que el 43% se apoya en ella todos los días de trabajo. El impacto en la productividad resulta evidente: un 65% indica que estas herramientas ayudan a completar el trabajo de modo más eficiente, “aunque este porcentaje asciende a 80% en el segmento de ejecutivos y directivos”, detallaron.
La facilidad de acceso favorece la expansión de la IA en oficinas y entornos productivos. Los chatbots funcionan con lenguaje natural y no requieren conocimientos técnicos avanzados para su puesta en marcha. Basta con formular una pregunta o plantear una necesidad concreta y la aplicación responde de manera directa y contextualizada. Esto reduce la necesidad de soporte técnico e impulsa una adopción masiva en equipos de cualquier tamaño.
Estas soluciones ya ofrecen ayuda para redactar correos electrónicos, informes, presentaciones e incluso para elaborar blogs o memorandos internos. También sirven para analizar datos, automatizar generación de notas, formatear documentos, organizar agendas, crear cronogramas y desarrollar propuestas.

En declaraciones recogidas por Lifewire, Akash Shakya, director de operaciones de EB Pearls, sostiene que los analistas de negocio y equipos de producto emplean ChatGPT para redactar historias de usuario, documentación y simular entrevistas. Los programadores se benefician de herramientas como GitHub Copilot, que produce fragmentos de código, prueba rutinas y descubre errores. Incluso los departamentos de personal aprovechan la IA para redactar políticas internas, revisar currículums y armar kits de bienvenida para quienes ingresan a la empresa.
El problema estructural de la IA en el trabajo
A pesar de los beneficios que mencionan quienes integran equipos directivos, la encuesta reveló también un problema estructural: apenas el 33% de los trabajadores reconoce haber recibido capacitación formal sobre inteligencia artificial. Además, el 45% desconoce las pautas internas existentes para el uso de estas herramientas. Esta carencia fomenta prácticas de riesgo, ya que los empleados podrían gestionar datos sensibles o confidenciales sin comprender los requisitos legales de privacidad y protección.
El informe alerta sobre una realidad que se agrava con la expansión de la tecnología. Los cargos ejecutivos y los empleados de mayor experiencia acceden casi el doble de veces a instancias de capacitación formal si se los compara con el personal de nivel inicial o roles intermedios. “Los profesionales jóvenes pueden carecer de la confianza o el conocimiento del área para evaluar o editar eficazmente los resultados de IA, lo que puede generar fricción en lugar de agilizar el proceso”, afirmó Shakya. La brecha de preparación pone límites a los beneficios globales de la IA y puede neutralizar el impacto positivo en la eficiencia general.

El estudio advierte, además, que la confianza en la IA puede dar lugar a errores. El 76% de los usuarios afirmó confiar en los resultados que produce la inteligencia artificial, aunque modelos avanzados como ChatGPT-4o alcanzan tasas de precisión que no superan el 88,7%. Apoyarse completamente en información generada por IA entraña riesgos para el desarrollo de proyectos, la calidad del servicio y hasta la credibilidad de la empresa. La IA produce respuestas a partir de patrones observados y su desempeño depende de la calidad de los datos utilizados para el entrenamiento de cada sistema. Esto significa que puede reproducir errores, repetir información sesgada o acentuar prejuicios existentes en la sociedad.
Profesionales de Clutch alertaron acerca de “confiar ciegamente en la IA”, debido a que “puede ser un error. Confiar en información incorrecta puede tener graves consecuencias para su negocio, como pérdida de ingresos, daño a la credibilidad e incluso problemas legales”, afirmaron en el estudio.
Casos como el experimento realizado por Bloomberg, que muestra cómo un generador de imágenes tiende a asociar cargos jerárquicos con hombres blancos y profesiones de menor prestigio o criminalidad con personas de piel oscura, refuerzan la preocupación sobre los sesgos. Empresas que no cuidan estos aspectos pueden enfrentarse a demandas legales, sanciones regulatorias y pérdida de confianza entre sus clientes.

En este sentido, los profesionales señalaron que la mayoría de los empleados aún desconoce cómo detectar estos errores o cómo proteger la información sensible cuando incorpora IA en sus actividades. “Sin entrenamiento suficiente, aumenta la probabilidad de que los datos confidenciales circulen por canales inseguros o que se incumplan regulaciones como el RGPD en Europa o la HIPAA en la salud en Estados Unidos”, cita Clutch. Asimismo, Lifewire señala que la exposición a este tipo de vulnerabilidades constituye un riesgo serio para cualuier organización moderna, sin distinción de industria.
Frente a este contexto, los expertos recomiendan invertir en formación estructurada y crear políticas claras y accesibles. El desarrollo de programas de entrenamiento adecuados ayuda a reducir errores, detectar desinformación, evitar sesgos y manejar la privacidad de manera correcta. A largo plazo, estas inversiones impulsan la innovación, optimizan los procedimientos y permiten aprovechar de manera plena el potencial de la inteligencia artificial. El reporte insiste en la necesidad de ir más allá del simple fomento del uso de IA, y señala que solo una cultura organizacional con reglas claras y personal capacitado puede garantizar un impacto seguro, ético y positivo de la inteligencia artificial en el desarrollo de las empresas.
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