
Twitter, que desde su compra por parte del magnate Elon Musk ha visto reducido su personal a la cuarta parte de los que tenía hace un año, emprendió el fin de semana una nueva ronda de despidos que afectó al 10% de los 2.000 trabajadores restantes, reportó este lunes The New York Times.
El diario, que cotejó la información con varios de los afectados, señala que los despidos comenzaron en la noche del sábado y concluyeron en la jornada del domingo, después de varios días en que algunos empleados comenzaron a ver recortadas sus cuentas en el servicio de mensajería interna Slack o privados de sus cuentas corporativas o de sus computadoras portátiles.
Entre los afectados hay expertos en datos digitales, jefes de producción e ingenieros encargados de configurar algoritmos o del mantenimiento de las distintas aplicaciones de Twitter.
Además, en el grupo hay creadores de pequeñas empresas tecnológicas absorbidas en su momento por Twitter, como Eshter Crawford, creadora de Squat (app de chats de video), y Haraldur Thorleifsson, fundador de Uono, un estudio de diseño digital.
Crawford se había hecho viral luego de mostrarse durmiendo en el piso de la oficina como una señal de compromiso con la empresa para cumplir con las metas de su equipo.

Tras solo una semana de hacerse con la propiedad de Twitter, Elon Musk se deshizo de prácticamente la mitad de las 7.500 personas que trabajaban en la red, con tandas de despidos en la sede central de San Francisco y en otras sedes en el mundo, mientras que otros cientos la abandonaron voluntariamente en vista del errático rumbo vivido en esos primeros meses.
Sin embargo, en noviembre, Musk dijo en una reunión interna que no tenía pensado hacer más recortes de personal, lo que parece en contradicción con lo sucedido en el fin de semana y que no ha sido públicamente explicado (como tampoco lo fueron las anteriores tandas de despidos).
La red social busca por todos los medios reducir sus pérdidas -el pasado noviembre, Musk dijo que perdía “4 millones de dólares al día”-, para lo cual ha cerrado locales, ha rescindido contratos con compañías de servicios (de limpieza, por ejemplo) y ha vendido en subasta cientos de muebles y objetos de oficina.
En paralelo, puso en marcha el llamado Twitter Blue, una versión de pago (8 dólares al mes) que permite al usuario editar sus tuits o que aparezcan más arriba en el “feed” que ven los demás.
Aunque Twitter no ha ofrecido información sobre el éxito de Twitter Blue, su idea de cobrar por una versión mejorada de la red gratuita ya ha sido copiada por Meta, que la pasada semana anunció Meta Verified, que permite un servicio mejorado en Facebook e Instagram.
(Con información de EFE)
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