Un efectivo de la Gendarmería nacional mató de un disparo a un delincuente que estaba apuñalando a un vecino del partido bonaerense de Moreno durante un robo.
El hecho ocurrió el domingo en las calles Morón y Lincoln, donde dos efectivos de la seccional local de la Policía Bonaerense encontraron a un hombre llamado Manuel Alejandro Espinoza, peruano de 33 años, quien tenía una herida de arma blanca en una pierna.
A unos 150 metros de Espinoza yacía en el suelo un adolescente de 16 años, con una herida de bala en el cuerpo. Ambos fueron trasladados de inmediato a un hospital cercano y se inició el proceso de investigación del hecho, según confirmaron a Infobae fuentes cercanas a la investigación, en un caso adelantado por Télam.
Así, a raíz del propio testimonio de Espinoza y de otros vecinos del lugar, se pudo conocer que el ciudadano peruano había sido víctima de un robo por parte de dos motochorros, al menos uno de ellos menor de edad.
Estos jóvenes habían pactado con su víctima previamente un encuentro para la compra de un celular. Una vez que se produjo la cita, los ladrones empezaron a quitarle las pertenencias a Espinoza a los gritos y le aplicaron una puntada con un cuchillo en el muslo de una pierna. Fue entonces cuando la víctima comenzó a pedir auxilio.
Al escuchar los gritos, un gendarme que descansaba en su casa salió a la calle con su arma reglamentaria, se acercó al lugar y al ver que Espinoza era atacado con un arma blanca dio la voz de alto. Pero el ataque no se detuvo, por lo que el efectivo efectuó un disparo a uno de los delincuentes. El otro llegó a escaparse en la moto.
El asaltante herido intentó huir a pie, pero cayó al suelo a una cuadra y media del lugar donde se había cometido el robo. Moriría a las pocas horas en el hospital, sin que se pueda recuperar de las heridas sufridas por el proyectil, calibre 9 milímetros.
Una vez llegados los peritos científicos a la escena, encontraron el casquillo de la bala disparada por el gendarme y tambien hallaron y secuestraron el cuchillo doméstico de una reconocida marca brasileña con el que se había perpetrado el robo.
La causa quedó en manos de la UFI 6 de Moreno, que resolvió no detener al efectivo de la Gendarmería.
Hace poco más de dos semanas, la zona de Moreno también fue escenario de un hecho en el que un efectivo de las fuerzas de seguridad mato a un motochorro.
R.D., un sargento de la Policía Federal Argentina de 43 años que cumple funciones en la Secretaría de Seguridad de la Nación, mató de un disparo a un motochorro que quiso asaltarlo mientras el efectivo paseaba en bicicleta junto a su novia en la localidad de Paso del Rey, partido bonaerense de Moreno.
Ocurrió el miércoles 13 de enero, cuando el efectivo -de franco de servicio y vestido de civil- y su pareja circulaban sobre la colectora del Acceso Oeste, a la altura de la calle Benjamín Franklin, en el barrio Villa Zapiola. Eran aproximadamente las 8:30. De repente, dos delincuentes arriba de una moto abordaron a la pareja para robarla. Según precisaron fuentes policiales a Infobae, uno de ellos, armado, se bajó del vehículo, los amenazó para que le entregaran todo y le apuntó directamente a la mujer.
Fue en ese momento que el sargento de la Federal tomó su arma reglamentaria calibre 9 milímetros y efectuó tres disparos para tratar de evitar que los asaltaran.
En medio del estruendo de los tiros, los delincuentes escaparon en segundos. Uno en la moto y el que los había amenazado a pie. Sin embargo, a los 30 metros, en la esquina con la calle Fray Luis Beltrán, el motochorro cayó muerto: uno de los tres balazos del arma del policía ingresó a través de la zona de las costillas, muy cerca de la axila derecha, y lo hirió de gravedad. No le dio tiempo de nada. Al lado del cuerpo encontrarían un revólver calibre 32 largo y metros atrás, el cartucho del arma con las balas. Según las fuentes, el motochorro no habría llegado a disparar.
Otro caso similar ocurrió el miércoles pasado en Villa Centenario, Lomas de Zamora, cuando una policía, efectivo de la fuerza porteña, mató de un balazo en el pecho a un adolescente de 17 años al que presuntamente sorprendió cuando le estaba robando a una vecina de la zona. La agente se preparaba para iniciar su servicio en la Ciudad cuando vestida de civil fue testigo de un robo de un adolescente a una mujer.
Según el relato de la policía, ella dio la voz de alto y el ladrón empezó a disparar en su dirección antes de emprender la fuga. A raíz del tiroteo que se produjo, el presunto ladrón fue herido en el pecho. Intentó movilizarse aún después de ser alcanzado por el proyectil y terminó por caer al suelo a los 100 metros, muriendo en el acto.
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