
Un hombre de 33 años fue detenido en la ciudad cordobesa de Cruz del Eje por arrojar estupefacientes al interior de una cárcel, utilizando una gomera y una ballesta de fabricación casera.
El procedimiento, que fue realizado por la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA), se desarrolló en una vivienda ubicada en el barrio Villa Elaine, a metros del establecimiento penitenciario número 10 de la mencionada ciudad cordobesa y contó con colaboración de la Policía de Córdoba en la seguridad del perímetro externo.

En el domicilio, además, fueron incautadas varias dosis de cocaína, marihuana y dinero en efectivo ($14.360). Pero lo que más llamó la atención de la policía fue el hallazgo de la honda -o gomera- y la ballesta para arrojar la droga por encima del muro de la cárcel y de esa forma ingresarla al penal.
El operativo estuvo supervisado por la Fiscalía de Instrucción Móvil de Lucha Contra el Narcotráfico, a cargo de Raúl Ramírez, quien dispuso la remisión de lo secuestrado y el traslado del detenido a sede judicial por supuesta infracción a la ley nacional de Estupefacientes N° 27.737.

Es sabido que en las cárceles hay un alto porcentaje de internos con problemas de adicción, preexistentes o desarrollados en la misma prisión, y eso explica los intentos por introducir estupefacientes en los penales. El método más frecuente es el ocultamiento de la droga en la ropa o en las partes íntimas de los familiares que visitan a los internos o bien en los paquetes que reciben los presos: en el interior de la comida o en los recipientes, o en los bolsos, a través del mecanismo de un doble fondo. El mismo sistema vale para ingresar subrepticiamente otros elementos prohibidos en las cárceles, como los celulares.
También existen organizaciones más masivas y sofisticadas, como una banda que fue desbaratada en noviembre del año pasado, cuya especialidad era la introducción de droga en los penales a través de un servicio de lavandería creado con la intención declarada de darle trabajo a los presos. El emprendimiento, desarrollado en dos unidades del Servicio Penitenciario Bonaerense, en el marco del Programa de Reinserción “Incluirse”, era en realidad una fachada para venderles droga a los internos. Los estupefacientes ingresaban ocultos en la ropa sucia que los presos debían lavar. El sistema fue ideado por ex funcionarios penitenciarios, conocedores del terreno donde iban a operar, y les reportó grandes ganancias hasta que los integrantes de la banda fueron arrestados luego de una investigación de la Justicia Federal de Mar del Plata, liderada por el juez Santiago Inchausti y la fiscal Laura Mazzaferri.
En comparación con todo lo anterior, cabe señalar que el método usado en el penal de Cruz del Eje es tan original como precario.
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