El impulso de matar mujeres no baja en la Capital Federal, solo sube. Un nuevo informe de la UFEM, el ala de la Procuración dedicada a delitos de género encabezada por la fiscal Mariela Labozzetta, reveló un total de 27 homicidios dolosos de mujeres y personas trans en toda la Ciudad durante 2017, 9 más que en 2016. La mayoría, 14 casos en total, fue considerada jurídicamente como un femicidio, y una de los casos fue el asesinato de una mujer trans en situación de prostitución.
Las estadísticas reflejaron un aumento con respecto al año anterior también: hubo un femicidio más que en 2016. Los números globales, por otra parte, muestran un retroceso en el progreso: las asesinatos de mujeres habían bajado en la Ciudad un 56% entre 2015 y el año siguiente. La Ciudad no está sola en la tendencia. Un informe de la Procuración General bonaerense presentado en marzo de este año reveló un aumento interanual del 8,9% para la Provincia en este tipo de crímenes.
El relevo de expedientes porteño de la UFEM, por otra parte, establece una suerte de mapa: Villa Lugano tuvo la mayor cantidad de femicidios, tres en total, casos con un trasfondo de violencia de pareja o intrafamiliar. Flores cuenta con el mayor número en el conteo global de mujeres asesinadas, cinco casos en 2017, en contextos de riñas de bandas o situaciones de robo.
La mitad de los femicidios ocurrieron en la vivienda que compartían víctima y victimario, y en el 70% de los hechos la mujer asesinada y su asesino se conocían previamente: el vínculo era precisamente de pareja en la mitad de estos casos. En otros siete hechos se encontraron antecedentes de violencia.
Los victimarios se entregan poco y nada, con once casos de encubrimiento o fuga posterior, y apenas tres apariciones voluntarias.
El relevo estadístico de la UFEM, por otra parte, detalla las mecánicas de muerte. El estrangulamiento manual fue el método preferido por los femicidas porteños durante 2017: cuatro casos de catorce más una por sofocación, seguidos por tres víctimas apuñaladas y otras tres baleadas.
El cambio es radical con respecto al año pasado, cuando la mayoría de las víctimas de femicidios en Buenos Aires durante 2016 murieron apuñaladas, nueve de trece casos. Sin embargo, las estranguladas son parte de una tendencia histórica. La UFEM analizó el año pasado las primeras 50 sentencias bajo la figura de femicidio que ocurrieron en el sistema penal desde la creación de la figura en 2012 con la reforma del artículo 80 del Código penal. 18 de estas 50 muertes fueron por estrangulamiento.
La provincia de Buenos Aires tiene un patrón de matar mujeres muy diferente. De 92 expedientes analizados por la Procuración en 2017, solo 19 de las víctimas murieron por acción de fuerza física. La mayor parte, 27 hechos, fueron a balazos.
De vuelta a 2017 en la Ciudad, siete de los 14 de femicidios de 2017 están en juicio oral, otros cinco están en proceso de investigación. Solo un imputado fue sobreseído. La mitad de las víctimas fueron extranjeras, mujeres migrantes.