El secuestro de Mauricio Macri: los catorce días de angustia de su padre y la radiografía de la temible “banda de los comisarios”

Ante la reciente publicación de su libro, “Franco, vida de mi padre, la historia de mi mayor maestro y mi gran antagonista”, Mauricio Macri volvió a hablar del episodio de su secuestro ocurrido en 1991. ¿Quiénes integraban el grupo dedicado a raptar empresarios famosos? El rol del subcomisario José Ahmed

Guardar
Mauricio Macri fue secuestrado el
Mauricio Macri fue secuestrado el 24 de agosto de 1991

“Nunca volvimos a hablar con papá del tiempo del secuestro. Como siempre, para él el pasado era algo que debía ser archivado o enviado a la papelera. Toda su actuación durante aquellos días dramáticos fue impecable. Hizo todo lo que un hijo puede esperar de su padre y más. Su amor no tuvo fisuras. Estuvo sin dormir catorce días esperando cada llamado de los secuestradores. Era un león enjaulado, rabioso y lleno de impotencia”. Con motivo de la reciente publicación de Franco, su libro, referido a la vida de su padre “La historia de mi mayor maestro y mi gran antagonista”, Mauricio Macri hizo este posteo en Instagram en el que se refirió al peor momento de su vida, cuando fue secuestrado por la llamada “banda de los comisarios” y permaneció dos semanas en cautiverio hasta que fue liberado.

Su reflexión del 19 de noviembre último continuó así: “Pido disculpas a los lectores por haberme detenido demasiado en este hecho de mi propia biografía. Tengo un motivo. En el momento de mi liberación me encontré con el enorme amor de mi padre, correspondido por el mío hacia él, de un modo que nunca antes nos había sucedido a ninguno de los dos. Lo que yo no sabía es que allí, primero sin notarlo y después de manera cada vez más evidente, comenzaba la etapa más difícil de mi relación con él”.

Radiografía de los secuestradores de Macri

La banda de los comisarios fue la mayor organización de secuestradores de la historia argentina. Se trató de una agrupación de policías de ultraderecha que cometió raptos durante la última dictadura militar.

En esta habitación estuvo secuestrado
En esta habitación estuvo secuestrado Mauricio Macri

El líder de esta banda de secuestradores era el subcomisario José Ahmed. Fue el cabecilla que ordenó la captura de Mauricio Macri el 24 de agosto de 1991. El grupo estaba formado, además, por otros seis oficiales de la Policía Federal.

La periodista Natasha Niebieskikwiat, en su libro El secuestro, de editorial Planeta publicado en 2016, asegura que “La banda de los comisarios ya no estaba en su esplendor cuando sus miembros ‘chuparon’ a Macri”, pero para su familia fue un verdadero shock porque temían que lo asesinaran. De hecho, a Franco en la desesperación de los catorce días que debió aguardar para poder reencontrarse con Mauricio se le escuchó gritar en medio de sollozos: “¡Me lo van a matar, me lo van a matar!”.

Del clan delictivo participaba también Camilo Ahmed, hermano del cabecilla, quien en enero de 1992 se “suicidó” de un modo muy particular: se tiró desde lo alto de un edificio de Mar del Plata, y una vez que tocó el piso, se terminó disparando un balazo en la sien según las versiones “oficiales”, aunque suene algo difícil de concretar luego de dar contra el suelo. Su hermano José Ahmed venía de purgar una condena de siete años de cárcel por el primer secuestro del empresario Osvaldo Sivak.

Fueron autores de raptos que conmocionaron el país como el de Rodolfo Clutterbuck, titular del Banco Central durante el gobierno de la dictadura en el período de Rodolfo Bignone y alto directivo de la empresa Alpargatas, producido en 1988. También participaron de los secuestros de Karina Werthein en junio de 1978, Rudi Apstein en noviembre de 1979, Julio Dudoc y Sergio Meller en noviembre de 1984.

La fachada de la casa
La fachada de la casa en la que estuvo secuestrado Mauricio Macri

La defensa del líder de la banda

¿Qué respondió José Ahmed a todas estas acusaciones en su contra? El hombre que vivía en el barrio de Balvanera, más precisamente en Luis Sáenz Peña 1164, nacido el 8 de marzo de 1939, expresó según consta en el expediente judicial que “para descargar su conciencia y demostrar su arrepentimiento, manifiesta que efectivamente participó en el secuestro de Mauricio Macri. Que en dicho hecho tuvieron participación el exponente, también alias ‘El Pelado’, Juan Carlos Bayarri, alguien a quien llamaban Mario y responde al nombre de Enrique Coppola, ‘un muchacho rubio de tono de voz culto’, un tal ‘Luis’, y Camilo Ahmed, hermano del dicente. Que su hermano Camilo y Bayarri le proponen participar en un secuestro de una persona que no sabía de quién se trataba. Que le entregan al exponente una serie de libros y revistas, documentación y recortes periodísticos para que estudiara, y sacara sus propias conclusiones y se convenciera de lo justo de la causa del secuestro del candidato. Que se entera quién sería el candidato recién 30 o 40 días antes de cometido el hecho, oportunidad en la que le entregan toda la biografía señalada, operando el exponente como recopilador de antecedentes y de datos que resultaran de interés para el operativo. Que Bayarri necesitaba que el exponente trabajara en su ‘metier’, es decir, en escribir, redactar y pensar. Que las tareas de inteligencia y observación fueron realizadas desde un colectivo escolar que se estacionó cerca de la casa de Macri, en la playa de estacionamiento de ATC. Que el exponente no estuvo en el momento de ‘levantarlo’, ya que su función no era operativa sino pensante, y agrega el dicente que no es un hombre de llevar armas (sic). Que una de las condiciones que impuso el exponente para participar de este secuestro fue que la familia siempre estuviera comunicada y tuviera noticias de la víctima, y que el propio secuestrado estuviera bien atendido y correctamente tratado. Que la única misión que cumplió luego el exponente fue intervenir en el cobro (unos 6 millones de dólares), pues los restantes no querían hacerlo por el estado público que tomó el hecho. Que la tarea específica del exponente fue la de ayudar a armar las postas, pero que en realidad lo fundamental era transmitir tranquilidad y tomar ciertas decisiones. Que encontraron el auto pagador estacionado en una calle en la Isla Maciel (a metros del estadio de San Telmo). Que para el exponente la participación que tuvo en el secuestro extorsivo de Macri no fue por razones económicas, sino por razones de orden filosófico o moral, ya que luego de haber padecido prisión por un hecho que llevó a cabo en cumplimiento de órdenes superiores recibidas, no se lo trató dentro de la ‘Obediencia Debida’ y se lo condenó como a un delincuente común. Por tal motivo quedó resentido con la justicia y la sociedad. Que aclara que cuando fueron a allanar su casa, no lo encontraron, y a indicaciones del exponente, fueron a buscar el dinero al lugar donde lo tenía y lo encontraron. Que se enteró que en realidad hallaron más dinero del que el exponente creía, ya que suponía que había 1.500.000 dólares y en realidad hubo 1.660.000, según le indicó la policía”.

El “Pescadito”, como lo había rebautizado la gavilla a Mauricio Macri, era nada menos que el vicepresidente de SOCMA (Grupo Macri, un holding empresarial con intereses en automoción, servicios y otros sectores como el Correo Argentino), y aquella madrugada trágica a la 1.15 del 24 de agosto de 1991 había estacionado su Peugeot 505 sobre Tagle cuando de repente se le plantaron cuatro tipos que aparecieron como de la nada en medio de la oscuridad. Él pensó que le querían robar, y si bien no se resistió lanzó un “qué hacés boludo”, intentando hacerse un poco el guapo, pero no resultó. En un segundo ya estaba en el piso, le apretaron el cuello y lo levantaron para subirlo a los empujones a una combi Volkswagen donde le ataron las manos con alambre. Enseguida lo introdujeron en una especie de cajón, más tarde calificado por la prensa como “el ataúd”, que era de menor medida de altura que él por lo que entró a la fuerza y con las piernas recogidas, digamos que quedó como en posición fetal. Fue a parar a una vieja casa ubicada en Juan de Garay 2882, propiedad de Camilo Ahmed, su nueva morada, un sótano donde había dos celdas, un elástico de colchón para dormir, un velador y un caño de plástico de buen diámetro por donde le pasaban la comida y le hablaban. Al lado estaba la habitación de los secuestradores, en la que había un portafolio con fichas de inteligencia de otros empresarios.

Franco, su padre, vivía en estado paranoico. Y según relata Natasha Niebieskikwiat en su puntillosa investigación, solicitó una reunión con Terence Todman, entonces embajador de los Estados Unidos, quien se dirigió hasta su casa para dialogar. Franco le pidió asesoramiento para contratar agentes especiales para que hallaran a su hijo. Todman le sugirió recurrir a los hombres de Ackerman y asociados, expertos en secuestros extorsivos. En su mayoría habían estado en la CIA o el FBI. Pero el mayor miedo de Franco era Donald Trump. Franco creía que era el actual presidente de Estados Unidos quien “había orquestado el secuestro de su hijo”. El magnate lo había expulsado de Manhattan, donde Franco había intentado meterse en negocios inmobiliarios y también aspiraba a una presa mayor que era la recolección de la basura, un mundo de mafias, impenetrable, pero millonario y atractivo en el que ni él ni el intrépido Mauricio pudieron abarcar. “A Franco le pasaron por la cabeza los peores pensamientos. Por eso recurrió a Todman”, precisó Niebieskikwiat en su libro.

(Fuente)
(Fuente)

El 10 de agosto de 2001 el ex subcomisario José Ahmed fue condenado a reclusión perpetua. Su expediente fue revisado por la Sala I de la Cámara Federal en junio de 2004, que redujo su pena a 25 años.

Las imágenes que ilustran esta nota y dieron a conocer su rostro ya liberado son de agosto de 2016, cuando ya gozaba de su libertad y deambulaba por las calles del barrio de Constitución, zona de bazares donde residía y supo ubicarse su padre de origen sirio cuando desembarcó en la Argentina. Eso sí, ya no era el temible “Turco de la Maldita Policía”, sino “Don José”, un anciano de más de 77 años, vecino de la zona, que mañoso como era, intentó a toda costa evadir la lente implacable del fotógrafo que lo había hallado e inmortalizado.

Condenado por crímenes de lesa humanidad

En noviembre de 2018 volvió a caer. El juez federal Daniel Rafecas ordenó su detención por delitos de secuestros, torturas y homicidios cometidos durante la última dictadura militar, por los hechos que tuvieron lugar en el centro de detención y tortura conformado por las sedes Atlético, Banco y Olimpo entre 1976 y 1979.

José Ahmed, en libertad en
José Ahmed, en libertad en 2016 (Enrique García Medina)

Se le imputó la privación ilegal de la libertad y aplicación de torturas de 376 personas que permanecieron cautivas en las tres sedes del circuito represivo, y su participación necesaria en el homicidio de 19 personas que el 6 de diciembre de 1978 fueron sacadas del Olimpo en la modalidad de los llamados traslados, los cuales encubrían el homicidio de las víctimas y la desaparición de sus cuerpos.

Lo último que apareció de él fue una publicación en Facebook en el sitio “Justicia y Concordia”, que dice defender los valores de la República y luchar contra toda injerencia y presión sobre la justicia, promoviendo una visión de memoria completa sobre los hechos ocurridos en la década del 70. Con fecha 26/4/2022 puede leerse: “Muere en cautiverio el ‘preso político’ de Argentina subcomisario de la Policía Federal Argentina José Ahmed”.