“No hay que perder tiempo cuando se reconoce un síntoma”: creyó que era gripe, pero tenía COVID y estuvo 10 días en coma

Al despertar, José Luis Facks pensó que apenas había estado dormido un día, pero luego supo que su vida estuvo en riesgo. “No tenía fuerzas ni para agarrar un vaso plástico de agua”, lamenta

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(Hospital Británico)
(Hospital Británico)

José Luis Facks (53) estuvo 10 días en coma farmacológico. No recuerda qué pasó el segundo día de internación porque sintió que lentamente su cuerpo era vencido por el virus que no creyó tener cuando comenzaron los primeros síntomas. Para él “era una simple gripe, creí que el virus atacaba solo a las personas mayores”.

Recuperarse le llevó dos meses, no tenía fuerzas “ni para sostener un vaso plástico con agua” y cuando supo de la gravedad que su salud atravesó en esos días en coma inducido, un intento de respuesta le hizo notar que apenas podía hablar. “Me vi cómo estaba, que no tenía fuerzas, ni voz y até cabos: casi toco el arpa”, dice. El testimonio de uno de los primeros casos de COVID-19 positivo que repasa sus experiencia y pide: “No hay que vivir con miedo, pero tampoco ningunear al virus”.

Del paracetamol por “una simple gripe” a estar 10 días en coma

“Cuando comenzaron los síntomas yo no tenía claro si había tenido contacto estrecho con alguien, pero como pensé que era una gripe más tomé paracetamol, pero los malestares no calmaban”, recuerda cómo comenzó a manifestarse el virus en su cuerpo.

(Hospital Británico)
(Hospital Británico)

José Luis, comerciante nacido en Lomas de Zamora y habitante de la Ciudad desde hace dos décadas hace un mea culpa: “Reconozco una negligencia mía no consultar con los médicos de inmediato”. El avance del virus hizo que su salud empeorara y su esposa, al verlo mal, llamó a emergencias médicas. En esa primera visita recibió un calmante, pero la noche siguiente debió ser trasladado al hospital “por posible COVID-19″, le anticiparon los médicos que lo llevaron a ese nosocomio siguiendo los protocolos sanitarios: “Me hicieron el hisopado y, horas después, confirmaron el positivo”, recuerda.

Lo que siguió, debido al avance del virus, apenas lo recuerda. Quedó internado y a las pocas horas sus pulmones apenas podían oxigenarse por sí solos. “Estuve internado en un pabellón especial para pacientes con COVID positivo; allí me dieron medicación por suero para bajar la fiebre, pese a todo no estaba muy preocupado por mi salud, pero pasé muy mal la noche. Tuve escalofríos, mucho no recuerdo aunque al otro día una médica infectóloga me dijo que yo no estaba saturando como debía y que me iban a pasar a terapia intensiva para un mayor cuidado ya que ahí los médicos podrían verme más de cerca y a través de un vidrio”, agrega.

 "Disfrutando con mis nietos, todo quedó atrás", asegura José Luis.
"Disfrutando con mis nietos, todo quedó atrás", asegura José Luis.

Despertar en medio de alucinaciones y personas desconocidas que se alegraron por verlo bien

José Luis nunca supo que sería intubado ni que lo iban a inducir al coma farmacológico para ello. Cuando despertó, escuchando voces “como adentro de una caja, muy lejanas” habían pasado 10 días.

De esos días, luego supo, que su familia (aislada desde que él recibió la confirmación del diagnóstico) recibía un llamado desde el hospital cada mediodía para saber cómo era su estado clínico. También supo que una enfermera iba cada día a chequear su corazón por medio de electrocardiogramas, que otras enfermeras y enfermeros lo higienizaban y que los médicos se paraban a su lado para ver cómo estaba.

También supo que una de las chicas de maestranza se paraba del otro lado del vidrio, que separaba su habitación de un largo pasillo, para rezar por él.

Lo único que recuerdo es que previo a despertar por completo un médico me pedía que lo ayudara cuando me estaban metiendo una sonda por la nariz. Lo que sigue son alucinaciones que yo veía como muy reales”, asegura y detalla: “A mi derecha, detrás de una pared de vidrio, veía luces de colores como si fuera un boliche, con cuadros colgados de cantantes de rock. También vi pasar, en otro momento, a la esposa de un amigo caminando como si lo hubiera ido a visitar a alguien más, veía a los médicos con ropas de fiesta, no sé si eran médicos pero en mi alucinación lo era... Evidentemente son los efectos de las drogas que se ponen en el cuerpo cuando se lo induce al coma”, trata de encontrar explicaciones a tantas imágenes desordenadas entre los diez días que reconstruyó de a poco.

“Cuando ya estaba consciente, sin los tubos en la boca... por suerte no me enteré de nada de eso porque hubiera sido muy traumático, un enfermero me preguntó la fecha, y pensé que había pasado un día de internación y ya eran más de 10; y me dijo: ¡Vos sí que zafaste!... Y cuando quise responderle noté que apenas tenía un hilo de voz, después haber estado tanto tiempo intubado la garganta quedó afectada y no sé me entendía nada cuando intentaba hablar. Y agregó, notando mi sorpresa: ‘Vos ya estabas tocando el arpa’. Y en ese momento até cabos: ’Con razón me veo tan diferente’, pensé, si no tenía fuerzas.

José Luis elige fotos con sus nietos para compartir su historia y así dejar atrás los malos momentos. "Hay que cuidarse para seguir disfrutando e la familia", dice.
José Luis elige fotos con sus nietos para compartir su historia y así dejar atrás los malos momentos. "Hay que cuidarse para seguir disfrutando e la familia", dice.

José Luis pidió su celular, casi se había olvidado de él, pero quiso ponerse en contacto con sus seres queridos. “No podía levantarlo, ni escribir pude”, recuerda con lamentos.

Lo que siguió fueron 15 días de recuperación física. Con ayuda del equipo de rehabilitación pudo recuperar un poco la fuerza de sus piernas y, con un andador dio los primeros pasos. Volvió a hablar y recibió el alta clínica, pero debía seguir aislado en casa.

“Cuando terminé el tratamiento me dieron el alta para salir del hospital, pero como los hisopados me seguían dando positivo, seguí un mes más aislado en mi casa, con la familia del otro lado de la puerta del cuarto”, dice.

Consultado sobre qué es lo que destaca de las semanas de internación, dice: “A los médicos que pese al cansancio por atendernos, además, antes de entrar a cada habitación así fuera para dejar algo, debían vestirse y desvestirse, con todo ese traje como de astronautas. Lo mismo hacían las enfermeras. Creo que se saben poco de esto, que más allá del trabajo tan esforzado, hacían aquello con dedicación. Y destaco el trabajo de quienes limpiaban las habitaciones, una de las chicas me dijo que rezó al lado de mi cama y del otro lado del vidrio... Rezó para que me recupere sin conocerme y cuando me vio bien, me pidió que rezara con ella para agradecer... La buena onda del chico que me traía la comida, siempre sonriendo. Esas son las cosas que destaco y que me imagino pasa en todos los hospitales, incluso en los que tienen pocos recursos y sin embargo se esfuerzan. Destaco la calidad humana con la que nos tratan aún cuando estamos dormidos”.

Al finalizar la entrevista, José Luis dice que ya no hay secuelas y goza de su vida en familia junto a su esposa, hijos y nietos. Pero recuerda que él creyó que se trataba de una gripe más y pide que, con más información de la que él contó, “no cometan mi mismo error. Es muy traicionera la enfermedad. No hay que vivir asustados, somos más los recuperados que las personas que lamentablemente fallecieron, pero hay que agarrar la enfermedad de tiempo, hay que estar alertas”, aconseja.

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