Cómo funciona el plan piloto para recolectar pilas y baterías usadas en la Ciudad

Las empresas fabricantes y distribuidoras serán parte de la campaña. Se calcula que cada porteño consume un promedio de 12 unidades al año

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El gobierno porteño lanzó un plan de recolección de pilas (Getty)
El gobierno porteño lanzó un plan de recolección de pilas (Getty)

El gobierno porteño lanzó una campaña para recolectar pilas y baterías en los puntos verdes móviles que se desplazan por la ciudad de Buenos Aires, mientras las empresas fabricantes y distribuidoras elaboran un plan de recolección y de disposición final de estos residuos que pueden volverse peligrosos.

La Ciudad es uno de los distritos con más consumo de este tipo de elementos con un promedio anual cercano a 12 pilas per cápita para su población económicamente activa (PEA), aproximadamente 19 millones de pilas o poco más de 500 toneladas anuales, según la información oficial.

Según información oficial, los porteños consumen un promedio anual cercano a 12 pilas per cápita (Getty)
Según información oficial, los porteños consumen un promedio anual cercano a 12 pilas per cápita (Getty)

Durante el plan piloto, los vecinos podrán acercar sus pilas cilíndricas, prismáticas y botón, comunes y recargables, tanto agotadas como sulfatadas a los puntos Verdes Móviles. Estos espacios funcionan con un cronograma especial y se distribuyen entre uno y tres por comuna.

"Qué hacer con las pilas y baterías en desuso es una de las preocupaciones habituales de los vecinos de la ciudad de Buenos Aires. Este residuo, que puede volverse peligroso por los componentes, no contaba hasta el año pasado con una normativa que exigiera a los productores o distribuidores que se encargaran de su disposición final", explicaron en la Agencia de Protección Ambiental porteña (Apra), el organismo encargado de que se cumpla con esta ley.

La Ciudad es uno de los distritos con más consumo de este tipo de elementos con un promedio anual cercano a 12 pilas per cápita para su población económicamente activa (PEA), aproximadamente 19 millones de pilas o poco más de 500 toneladas anuales

En la actualidad existe una extensa diversidad de pilas eléctricas que varían de acuerdo a sus compuestos activos, forma, tamaño, voltaje, capacidad y duración, pero todas representan un riesgo potencial al finalizar su uso.

Una vez desechadas, las pilas pueden perder su capa protectora de metal, ya sea por corrosión interna de sus elementos o por acción climática. Esto causa el derrame de metales pesados que pueden filtrarse a través del suelo y alcanzar cursos de agua subterránea y acuíferos con un alto impacto a los recursos naturales y a la salud.

La pila botón contiene químicos altamente tóxicos que son absorbidos por el cuerpo desde el contacto inicial con las mucosas (Getty)
La pila botón contiene químicos altamente tóxicos que son absorbidos por el cuerpo desde el contacto inicial con las mucosas (Getty)

Los metales pesados que contienen las pilas, como el cadmio, plomo y mercurio, son tóxicos aún en concentraciones bajas y tienen tendencia a acumularse en los seres vivos. Otros compuestos -como los ácidos, álcalis, sales y metales como el níquel, litio, zinc, manganeso- hacen que resulten riesgosas para la salud y el ambiente frente a una inadecuada gestión.

Un informe realizado por el Observatorio Ambiental de la Defensoría porteña indica que "en la ciudad, la mayor parte de las pilas y baterías usadas se desechan en la basura domiciliaria, lo cual significa que terminan en los rellenos sanitarios. Estos rellenos no deberían admitir desechos peligrosos, pero las pilas descartadas, mezcladas con la basura, logran ingresar a ellos debido a su pequeño tamaño. El mencionado circuito hace posible que los componentes tóxicos de las pilas se derramen y contaminen aguas superficiales y subterráneas".

Un informe del Observatorio Ambiental de la Defensoría porteña señala que en la Ciudad la mayor parte de las pilas y baterías usadas se desechan en la basura domiciliaria (Getty)
Un informe del Observatorio Ambiental de la Defensoría porteña señala que en la Ciudad la mayor parte de las pilas y baterías usadas se desechan en la basura domiciliaria (Getty)

Ese mismo estudio sostiene que como en Argentina no existe un procedimiento autorizado para la destrucción y el reciclaje de los materiales de las pilas usadas, una importante cantidad de ellas se reexportan y una gran parte se dispone en forma insegura.

La ley para la gestión de esos residuos en el ámbito de la ciudad se sancionó en julio del año pasado. "La implementación comenzó con la firma de un convenio en noviembre que establece la recolección de pilas en los Puntos Verdes Móviles y la elaboración de un diagnóstico por las empresas productoras e importadores de pilas. Luego, las empresas deberán presentar sus planes de recolección y tratamiento", indicó Juan Filgueira, titular de la Apra.

Una vez desechadas, las pilas pueden perder su capa protectora de metal, ya sea por corrosión interna de sus elementos o por acción climática. Esto causa el derrame de metales pesados que pueden filtrarse a través del suelo y alcanzar cursos de agua subterránea y acuíferos con un alto impacto a los recursos naturales y a la salud

"El plan comenzó a fines de diciembre y se han recibido hasta el momento unas 20.000 pilas. La recepción de la gente ha sido muy buena porque siempre es una necesidad que aparece. La difusión será progresiva también", aclaró el funcionario.

La norma establece que los productores e importadores deben presentar un Plan de Gestión Ambiental de Pilas en Desuso en forma individual o colectiva, según lineamientos técnicos. También deben financiar e implementar el mismo, acreditando la trazabilidad de la gestión y difundiendo el programa. El programa debe ser presentado en el segundo semestre de 2019.

Los productores e importadores deben presentar un Plan de Gestión Ambiental de Pilas en Desuso en forma individual o colectiva (Getty)
Los productores e importadores deben presentar un Plan de Gestión Ambiental de Pilas en Desuso en forma individual o colectiva (Getty)

Para el docente de la UBA y ambientalista Antonio Elio Brailovsky, lo que tienen que hacer las empresas es utilizar es el mismo circuito por el cual venden las pilas: "Cuando uno mira cuántos puntos móviles hay para 3 millones de personas se da cuenta de que tendría que haber uno, cada 1000 personas, no uno cada 100.000 si se quiere recolectar la cantidad que se necesita. Hoy el camión que las reparte viene y vuelve vacío; debería volver con las pilas usadas. Una cosa es que las empresas se saquen la foto con una cantidad ínfima de pilas y otra, que se hagan cargo de toneladas y toneladas de estos residuos que son malos y la gente lo sabe, tiene conciencia".

Un informe realizado por el Observatorio Ambiental de la Defensoría porteña indica que ‘en la ciudad, la mayor parte de las pilas y baterías usadas se desechan en la basura domiciliaria, lo cual significa que terminan en los rellenos sanitarios’

Algunas soluciones de otros países

La problemática de las pilas y baterías usadas no es sólo argentina. El trabajo realizado por el Observatorio, a cargo de Brailovsky, detalla algunas acciones puntuales. Por caso, Chile estableció una política para actuar sobre el problema de un modo indirecto: procura que las empresas y los consumidores paguen por introducir al mercado y utilizar productos cuya vida útil es breve pero su permanencia como residuos es prolongada. Por tal motivo, se fijaron impuestos específicos a este tipo de productos, como neumáticos, pilas y baterías, productos electrónicos, entre otros.

En Chile se estableció una política para actuar sobre el problema de un modo indirecto: empresas y consumidores pagan por introducir al mercado y utilizar productos cuya vida útil es breve pero su permanencia como residuos es prolongada (Getty)
En Chile se estableció una política para actuar sobre el problema de un modo indirecto: empresas y consumidores pagan por introducir al mercado y utilizar productos cuya vida útil es breve pero su permanencia como residuos es prolongada (Getty)

La directiva de la UE sólo permite la puesta en el mercado de pilas y baterías que contengan Mercurio –más de 0,0005 % de Mercurio en peso– o Cadmio –más de 0,002 % de Cadmio en peso– (a excepción de las pilas "botón"). Promueve también un alto nivel de recolección y reciclado de residuos de pilas y acumuladores y una mejor actuación ambiental de todos los operadores que participen en el ciclo de vida de pilas y baterías.

Las pilas y baterías de uso doméstico pueden ser recicladas en el Reino Unido en emplazamientos de reciclaje instalados por el consejo local, al igual que en centros comerciales.

Una directiva comunitaria sobre las pilas, que entró en vigor en 2009, obliga a que los fabricantes paguen por la recolección, tratamiento y reciclaje de sus productos. Desde el 1º de febrero del 2010, las pilas se pueden reciclar en cualquier sitio en el que aparezca un cartel que lo indique. Las tiendas que actúan por internet que vendan más de 32 kilogramos de pilas y baterías al año deben ofrecer instalaciones para su reciclado.

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