
El martes, cuando terminó el programa que Ari Paluch conduce en A24, una sonidista lo denunció ante las autoridades del canal por acoso sexual. En una carta, aseguró que el conductor le había tocado la cola y que esa situación le había resultado "ingrata, sorpresiva, abusiva, ofensiva y desagradable". Paluch, en cambio, aseguró esta mañana que había sido "sin querer": que le había querido hacer un give me five (chocar los cinco) y, en ese gesto, le había tocado la cadera y "la parte íntima".
No fue la sonidista quien lo contó en las redes sociales (Paluch puso hoy en Twitter "rezo por quienes buscan 15 minutos de fama a costa de mi carrera"). Sin embargo, la noticia de que "alguien se había animado a hablar" provocó un "efecto contagio" en Twitter y en Facebook, similar al que explotó cuando la guionista Carolina Aguirre denunció a su ex pareja por violencia: decenas de mujeres salieron, en aquel entonces, a contar que habían sido violentadas por parte del mismo hombre.
En este caso, aparecieron por ahora dos planos: uno visible y otro desde las sombras. A la denuncia de Ariana Charrúa, la microfonista del canal, se sumó el testimonio de Verónica Albanese, otra locutora que trabajó con él "luego de la partida de Federica Guiberalde", en referencia a otra locutora que lo demandó y se fue a vivir al exterior.
Albanese dijo que al principio eran chistes que ella "podía manejar" pero "cuando quedé embarazada, a él como que le gustaba más. Siempre me decía '¡qué bueno embarazada, mirá qué linda!'. Algo muy perverso y, de inocente, uno siempre sigue trabajando. Todos los días me jodía con la panza, me decía 'seguí vistiéndote así, mejor, cuanto más provocativa mejor'. Pero un día me fui con un jardinero de embarazada y me dijo 'no, no, ya está, sos una embarazada cualquiera, no vengas más'". Y, afirma, la despidió (lo contó por televisión y hoy en su trabajo le pidieron que no hablara más).

Por la mañana, Paluch habló en El Exprimidor, su programa de radio, y dijo que lo estaban difamando (aquí su descargo completo). Al mediodía, la conductora Verónica Lozano ironizó sobre su defensa: "Ah! Era #givemefive, pero qué pelotuda soy! Pensé que me apoyabas el pene. Mala Mía". En minutos, #GiveMeFive (choque los cinco) se convirtió en tendencia en Twitter.
El otro testimonio es de una locutora que pidió anonimato. En diálogo con Infobae contó que le hacía chistes sobre su cuerpo delante de todos ("mirá este culo, es un espectáculo"), que se paraba atrás de ella y hacía "como que yo estaba en cuatro y él me apoyaba", que la citó en un bar con una excusa "me acarició el brazo y me invitó a ir a un telo" y que supo, de boca de otro productor, que miraba páginas porno mientras ella estaba al aire.
Renunció pero no lo denunció, dice, porque "era el bueno, el que hablaba del Combustible Espiritual, ¿quién me iba a creer?". Cuenta otra periodista radial, siempre exigiendo reservas de sus datos, que en el ambiente era "un secreto a voces".

El reconocido especialista en abuso sexual Enrique Stola explica a Infobae que es habitual que las mujeres, aun luego de haberse alejado del acosador, decidan mantener el silencio: "El acoso sexual es parte del abuso sexual y está caracterizado por el abuso de poder. Muchas mujeres no denuncian por temor a perder el trabajo y aunque no trabajen más con el acosador, saben que hay una complicidad machista, una alianza. Tienen miedo de que otro macho tome represalias en solidaridad con el denunciado y no vuelvan a conseguir trabajo".
Dos importantes productores de radio, en diálogo con Infobae, dejaron entrever cómo opera el manto de la duda: "Qué raro, si tantas fueron acosadas no entiendo por qué esperaron años para denunciarlo", dijo uno de ellos.
La psicóloga Florencia Vavassori, miembro del Instituto Nacional de las Mujeres, explica por qué el acoso sexual laboral es un tema que se denuncia poco. "Está tan naturalizado que muchas mujeres no se dan cuenta cuando están siendo acosadas. Pensemos que hasta hace poco se hablaba de piropo y no de acoso callejero. Además, el acoso está disfrazado de chistes, a veces sucede delante de todos. Son los pequeños machismos legitimados: comentarios sobre tu cola, sobre tus pechos, sobre cómo te queda la ropa, por eso es difícil de identificar". En su descargo, el conductor dijo: "Si yo fuera acosador, voy a aprovechar una situación en la que estoy a solas".
Hubo hoy otras dos denuncias mediáticas. Una usuaria, Pame Selesan, contó que trabajó con él durante 8 meses y que "es un acosador". Otra, Gaby Delelisi, además, habló de maltrato laboral: escribió que, cuando tenía 25 años, quedó encerrada con él en "el cono del silencio" (un lugar en la radio), que él le dijo "pendeja de mierda, ¿quién te creés que sos'" y que la iba a "hacer echar". "La violencia nunca es una sola, siempre se mezclan. El acoso no es solo sexual, el hostigamiento es psicológico", destacó Vavassori.

Según la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral (OAVL), el acoso sexual es una forma de violencia laboral. Y no hace falta que la mujer sea tocada ni haya recibido una exigencia de favores sexuales explícitos a cambio de algo: "Es toda conducta o comentario reiterado con connotación sexual basado en el poder, no consentido por quien lo recibe".
"Son casos muy difíciles -sigue la psicóloga, coordinadora de la línea 144 de asistencia a la víctima-. Las mujeres no denuncian porque a veces no lo pueden probar y no quieren quedar estigmatizadas como 'las locas' o las quilomberas. Y cuando se animan, se encuentran con los problemas que tiene la Justicia, porque si el juez le quiere dictar una restricción de acercamiento a un acosador, ¿cómo hace, si trabajan juntos? Por lo general, en la empresas terminan separándolos o dándoles licencia a los dos hasta que el tema se resuelva".
La carta que Ariana Charrúa entregó a las autoridades del canal expresaba: "Me acerqué a retirar los equipos del señor Paluch, continuando con una de las panelistas. En ese instante el señor Paluch me tocó el trasero. Esta situación me resultó ingrata, sorpresiva, abusiva, ofensiva, desagradable. La expresión en mi rostro se transformó y al ver él mi actitud, intentó apaciguar lo hecho diciendo 'perdón, no me di cuenta', con un tono un tanto altanero. La panelista vio toda la situación, mi falta de reacción y con enojo le respondió: 'Sí, claro, no te diste cuenta'. Y él se retiró rápidamente mientras ella intentaba calmarme con sus palabras".
Al hacer su descargo, Paluch aseguró que el último martes, cuando terminó su programa y la sonidista fue a quitarle el micrófono, él quiso irse rápido "y en vez de hacerle un give me five toco su cadera y me voy. Y me doy cuenta que habría tocado un lugar más intimo, y en seguida le digo 'disculpá'. Y en esa situación, toco su cadera y no sé si ella se movió o sin querer le toqué su parte íntima. Y me fui, porque vivimos apurados. Y eso fue todo lo que pasó y tardó sólo un segundo… y cuando me percato que toqué otro lugar me disculpé y me fui. Y yo dije que fue sin querer…".
En el canal, por lo pronto, citaron al conductor, vieron el video en el que -se asegura- se ve lo que pasó, le iniciaron un sumario interno y lo apartaron de la transmisión de las elecciones. Además, decidieron pedirle que hiciera un descargo por escrito y suspenderlo por una semana, hasta que estén en condiciones de tomar una decisión. "No se va a tomar una resolución a la ligera. Es un tema delicado y no es cuestión de arruinarle a alguien la carrera ni la vida familiar", afirmó Daniel Vila, presidente del Grupo América, a la revista Noticias.
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