
Un artículo científico publicado en la revista Neurology examina cómo la salud de los riñones se vincula a la concentración de biomarcadores sanguíneos asociados a la enfermedad de Alzheimer y al riesgo de desarrollar demencia.
“Nuestro estudio reveló que cuando los riñones no funcionan correctamente, puede haber niveles más altos de biomarcadores de Alzheimer en la sangre", indicó la autora del estudio, la Dra. Francesca Gasparini, del Karolinska Institutet en Suecia.
“Si bien no observamos que una función renal reducida aumentara el riesgo de desarrollar demencia, sí observamos que el deterioro de la función renal puede acelerar la aparición de la demencia en personas con niveles más altos de biomarcadores. Esto resalta la necesidad de que los médicos consideren la función renal al interpretar los resultados de los biomarcadores de Alzheimer en la sangre”, añadió la experta.

El estudio siguió a 2.279 personas que no tenían demencia al comenzar. Según el artículo, quienes tenían peor función renal también mostraban niveles más altos en la sangre de varias proteínas que los científicos usan como señales tempranas de Alzheimer. Entre ellas se encuentran p-tau181, p-tau217, t-tau, NfL y GFAP.
La única que no se vio afectada por la función de los riñones fue el índice llamado Aβ42/40. Esta relación se mantuvo incluso cuando se excluyeron del análisis a las personas que desarrollaron demencia durante los 16 años que duró el seguimiento.
El informe indica que quienes presentaban una función renal muy baja tenían estos biomarcadores en valores mayores. Los investigadores aclaran que esto no se explicó por otras condiciones, como la edad, el sexo, los antecedentes familiares o enfermedades previas.
A pesar de estos resultados, desarrollar problemas renales no implicó mayor riesgo de demencia. De los 362 casos de la afección que se detectaron durante el estudio, la proporción no fue diferente entre quienes tenían función renal alterada y quienes la tenían normal.

El análisis de uno de los biomarcadores, llamado cadena ligera de neurofilamentos (NfL), arrojó un dato relevante. Quienes tenían problemas renales y, al mismo tiempo, un valor alto de estas proteínas en sangre, presentaron un riesgo de demencia aún mayor que quienes tenían NfL alto pero función renal conservada.
En otras palabras, tener problemas en los riñones no causa directamente demencia, pero podría adelantar la aparición de los síntomas en quienes ya tienen daño cerebral detectable a través de estos análisis.
La investigación se basó en datos provenientes de la Swedish National Study on Aging and Care in Kungsholmen (SNAC-K), un estudio longitudinal de base poblacional en Estocolmo. El muestreo incluyó participantes de 60 años o más, divididos en varias cohortes etarias, seleccionados de manera aleatoria. El análisis contempló solamente a personas sin demencia y con disponibilidad de muestras de sangre.
Para determinar los diagnósticos de demencia, el equipo aplicó un proceso basado en tres pasos muy precisos. Para medir la función renal, se utilizó un indicador llamado eGFR: un valor igual o mayor a 60 se consideró normal, y por debajo de 60 se consideró alterado.

Las muestras de sangre de los participantes se analizaron para detectar seis posibles señales relacionadas con el Alzheimer, llamadas biomarcadores, que incluyen diferentes proteínas. Los científicos usaron una tecnología muy precisa llamada Simoa para medirlas. Todas las pruebas se realizaron en el laboratorio central del Karolinska Institutet.
El artículo también aclara limitaciones: los biomarcadores se midieron en un único momento, lo que impide evaluar cambios longitudinales, y la representatividad limitada por la alta proporción de participantes que eran residentes urbanos.
El futuro de la interpretación clínica y los biomarcadores
A partir de estos resultados, el artículo subraya un mensaje clave para la práctica clínica: “Estos hallazgos sugieren que el deterioro renal podría actuar como modificador y potenciador de la expresión de la enfermedad, más que como un factor de riesgo per se, lo que podría influir en el momento de la aparición de la demencia clínica en presencia de patología cerebral”, concluyen los autores.
Por su parte, Gasparini consideró: “al analizar estos biomarcadores en adultos mayores, vigilar la salud renal puede ser más importante de lo que se cree. Monitorear la salud renal puede ayudar a los médicos a interpretar mejor estos biomarcadores e identificar quiénes podrían estar en riesgo de una progresión más rápida de la enfermedad”.
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