
En los últimos años, las leches vegetales han pasado a ocupar un lugar destacado en la oferta de productos lácteos. Impulsadas por la preocupación por la sostenibilidad, la salud y el interés en reducir el consumo de productos de origen animal, estas alternativas han captado la atención de consumidores en América Latina, España y otras regiones.
La variedad es amplia: desde la tradicional de soja hasta opciones como leche de avena, almendra, coco, arroz y mezclas vegetales, cada una con características propias. Diversos estudios han comparado sus propiedades para determinar cuál es la mejor alternativa para reducir el consumo de productos provenientes de animales.
El atractivo de las opciones vegetales no se limita a razones éticas o medioambientales. Su diversidad de sabores, texturas y perfiles nutricionales ha motivado a muchas personas a incorporarlas en su dieta diaria. Sin embargo, la preferencia depende de factores individuales, como necesidades nutricionales, preferencias personales y posibles intolerancias.
Investigadores como Abigail Johnson y Joan Sabate han liderado estudios que analizan estas alternativas, mientras que expertos como Dana Ellis Hunnes, han aportado recomendaciones prácticas, todas recogidas por National Geographic.

Ventajas y desventajas de las leches vegetales frente a la leche de vaca
El consumo de leches vegetales responde a motivaciones diversas: desde la adopción de dietas basadas en plantas hasta la gestión de intolerancias alimentarias o la reducción de la huella de carbono. Según Johnson, la decisión sobre cuál elegir es personal y debe basarse en los nutrientes que cada persona necesita. “La pregunta de qué es saludable o no es algo personal. Hay que pensar en qué nutrientes se necesitan y considerar qué tipo puede aportarlos mejor a la dieta”, explicó a National Geographic.
Un estudio dirigido por el profesional en 2025, que evaluó 219 alternativas vegetales de 21 marcas en Estados Unidos, reveló que estas bebidas suelen aportar menos proteínas y ácidos grasos saturados que la leche de vaca. El 70% de los productos analizados estaban fortificados con calcio y vitamina D, y algunas variantes también incluían vitaminas A y B12. Sabate, por su parte, le explicó a la revista que, salvo preocupaciones específicas por el calcio, los adultos no necesitan buscar una alternativa que iguale exactamente el perfil nutricional de la tradicional.
La variabilidad entre marcas y tipos hace imprescindible revisar las etiquetas, ya que no todas cubren las necesidades de calcio. Johnson recomendó elegir versiones sin azúcar para reducir el consumo de este nutriente. Por su parte, Ellis Hunnes sugirió optar por una versión de proteína de guisantes sin azúcar o de soja sin azúcar para quienes buscan más proteínas y menos glucosa.

Respecto a los aceites vegetales añadidos para mejorar la textura, los expertos coincidieron en que no representan un riesgo significativo en las cantidades habituales de consumo. Hunnes afirmó: “A menos que la gente beba dos litros de estas leches no lácteas al día, no es algo que me preocupe”. Johnson añadió que estos aceites pueden incluso reducir factores de riesgo cardiovascular y que los temores sobre sus efectos suelen estar sobredimensionados.
Comparativa de las principales leches vegetales
Leche de soja
Se destaca como la alternativa vegetal más similar a la de vaca en términos de valor nutricional, según el análisis de los profesionales. Además, la legumbre contiene isoflavonas, compuestos naturales que pueden favorecer la salud cardiovascular, renal y hepática. La evidencia científica sugiere que su consumo se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama y a una reducción de los sofocos, aunque los resultados no son concluyentes.
El mito de que la soja podría tener efectos feminizantes en los hombres ha sido desmentido por numerosos estudios. Una investigación de 38 ensayos clínicos no encontró efectos adversos en varones, y solo se ha documentado un caso excepcional de ginecomastia tras un consumo extremadamente elevado y prolongado.

Leche de avena
Gracias a su textura cremosa, se ha popularizado y se volvió una de las alternativa más consumida después de la de almendras. Suele contener más azúcar que otras opciones, pero aporta fitatos, antioxidantes que pueden ayudar a prevenir la pérdida ósea y la formación de cálculos renales. Algunos expertos sugieren que resulta adecuada para personas con síndrome del intestino irritable o enfermedad inflamatoria intestinal, gracias a sus propiedades antiinflamatorias. Además, contiene más fibra que la mayoría de las leches vegetales.
Aunque los fitatos pueden interferir en la absorción de minerales como hierro, zinc y calcio, una dieta equilibrada compensa este efecto. Hunnes la recomendó en diálogo con National Geographic para quienes buscan una alternativa especialmente cremosa.

Leche de almendras
Se trata de una opción adecuada para quienes desean controlar su nivel de azúcar en sangre. También es atractiva para quienes prefieren productos con listas de ingredientes sencillas. Un estudio de 2023 mostró que contiene menos proteínas que la de anacardos, cáñamo, guisantes y soja, aunque supera a la de coco y arroz en este aspecto. Su producción requiere más agua que las demás opciones vegetales, aunque la industria láctea tradicional sigue siendo más demandante en este recurso.

Leche de coco
Caracterizada por su alto contenido en grasas saturadas, le otorga una textura similar a la leche entera. Johnson explicó que asociaciones especializadas recomiendan limitar las grasas saturadas a menos del 6% del total de calorías diarias, por lo que se aconseja un consumo moderado. Aunque aún se necesitan más investigaciones para comprender sus efectos en la salud, existen indicios de que contiene antioxidantes que protegen contra el daño oxidativo del ADN, relacionado con enfermedades asociadas al envejecimiento.

Leche de arroz
Elaborada a partir de arroz molido y agua, suele estar enriquecida con calcio y vitamina D. Su bajo contenido en proteínas (0,9 gramos por porción, frente a los 2,4 gramos de la alternativa de avena y los 1,7 gramos de la de almendras) lleva a los expertos a recomendar su consumo junto a otros alimentos ricos en proteínas. Es la alternativa menos alergénica y, por su mayor contenido en carbohidratos, resulta atractiva para atletas y personas con altas necesidades energéticas.
El cereal puede contener arsénico, ya que la planta lo absorbe del suelo. Aunque no existen límites dietéticos específicos en la leche de arroz, profesionales recomiendan que los cereales de arroz para bebés no superen las 100 partes por mil millones de este metal natural inorgánico.

Leches mezcladas
Las variantes mezcladas combinan diversas fuentes de proteínas vegetales y suelen estar fortificadas con calcio, vitamina D y otros nutrientes. Un ensayo científico de 2024 indicó que estas mezclas ofrecen una textura más similar a la leche de vaca que las alternativas no combinadas.
El autor del estudio recomienda optar por productos que incluyan soja o guisantes para quienes buscan un mayor aporte proteico. La combinación de diferentes proteínas vegetales puede mejorar el perfil nutricional del producto.
La mejor leche vegetal según la ciencia
La evidencia científica y las explicaciones de los profesionales a National Geographic señala que la leche de soja es la alternativa vegetal más completa desde el punto de vista nutricional, ya que su composición se asemeja a la de vaca y aporta beneficios adicionales gracias a sus compuestos naturales.
Sabate, uno de los expertos, subrayó que la opción de legumbre es la única alternativa incluida en las guías alimentarias estadounidenses para niños, y Johnson destacó que es la opción más recomendable para quienes buscan un perfil nutricional equilibrado. No obstante, la elección final debe considerar las necesidades individuales, las preferencias de sabor y la tolerancia a los ingredientes.
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