
“Lo que el hombre realmente necesita no es un estado sin tensión, sino más bien el esfuerzo y la lucha por algún objetivo digno de él”. Esta reflexión de Viktor Frankl, psiquiatra, neurólogo y sobreviviente del Holocausto, adquiere relevancia en la investigación actual sobre el bienestar. De acuerdo con Psychology Today, estudios recientes confirman que la búsqueda obsesiva de la felicidad puede conducir a la insatisfacción, mientras que el sentido vital, aún cuando exige sacrificio, aporta una satisfacción más profunda y estable.
Diferenciar entre felicidad y sentido vital resulta imprescindible, ya que su confusión puede tener consecuencias importantes. La investigación de Jennifer Aaker y Roy Baumeister, citada por Psychology Today, muestra que estos conceptos no solo se distinguen, sino que suelen oponerse. En un estudio con 397 participantes, los autores identificaron cinco diferencias clave: la felicidad corresponde al cumplimiento de deseos inmediatos, vivir en el presente y buscar placer; el significado, en cambio, conecta pasado, presente y futuro, exige enfrentar desafíos y se construye en relaciones profundas.

Los hallazgos de Aaker y Baumeister señalan que la felicidad está vinculada a obtener lo deseado y evitar el sufrimiento. Así, las personas sanas y con recursos suelen sentirse más felices, aunque esto no necesariamente se traduce en mayor sentido vital. El significado puede surgir incluso frente a la enfermedad o la adversidad. “La búsqueda de una vida significativa puede, a corto plazo, asociarse con angustia, pero conduce a una mayor satisfacción a largo plazo”, concluyen los investigadores. Esta observación, resaltada por Psychology Today, sugiere que el bienestar duradero se logra no al escapar del dolor, sino al afrontarlo con un propósito claro.
Las relaciones sociales también reflejan esta tensión. Las responsabilidades familiares, aunque requieren esfuerzo y resolver problemas, otorgan un sentido profundo a la existencia. En contraste, la amistad incrementa la felicidad, pero su impacto sobre el significado resulta más limitado. Por ejemplo, la experiencia paterna implica sacrificar sueño, dinero y libertad personal, pero quienes crían hijos suelen describirlo como profundamente gratificante.

El enfoque hedónico —centrado en el placer y la evasión del dolor— se contrapone al enfoque eudaimónico, que privilegia la autorrealización y la construcción de significado. Psychology Today explica que quien persigue solo la felicidad desarrolla el llamado “síndrome de evitación emocional”, tendencia a huir de dificultades que, con el tiempo, limita el crecimiento personal. En contraste, el significado nace al ser generoso, establecer vínculos genuinos y encarar luchas que quienes buscan únicamente la felicidad tienden a evitar.
Frankl distinguió tres fuentes principales de significado: el trabajo creativo, la vivencia de valores y amor, y la actitud ante el sufrimiento inevitable. Según su advertencia, al perder el sentido vital, las personas tienden a llenar el vacío con placeres momentáneos, poder, materialismo o conductas autodestructivas. “Existe una fuerte relación entre la ‘falta de sentido’ y los comportamientos delictivos, las adicciones y la depresión”, afirmó Frankl, citado por Psychology Today. La creciente ansiedad y depresión, pese al acceso a la comodidad y la tecnología, evidencia esta tendencia.

El seguimiento a largo plazo del estudio de Aaker y Baumeister reveló que, tres meses después, los sentimientos positivos del grupo enfocado en la felicidad habían desaparecido, mientras quienes buscaban un propósito sentían mayor inspiración, conexión y experimentaban menos estados de ánimo negativos.
Esta dicotomía se refleja en decisiones cotidianas. Optar por un empleo bien remunerado pero poco satisfactorio puede brindar placeres inmediatos, mientras que trabajar por una causa en la que se cree aporta sentido diario. Aprender una habilidad nueva puede resultar frustrante en un principio, aunque dominarla otorga un significado duradero. Donar dinero proporciona satisfacción momentánea, pero el voluntariado, aun siendo más exigente, resulta mucho más significativo.
Sin embargo, la investigación citada por Psychology Today sugiere que no es necesario elegir entre felicidad y propósito. Quienes buscan activamente placer y sentido “tuvieron los resultados más favorables en vitalidad, asombro, inspiración, trascendencia, afecto positivo y significado”. El sentido vital funciona como base, mientras que la felicidad surge como consecuencia. La diferencia radica en escribir un libro para compartir algo importante y no para obtener fama: el reconocimiento puede llegar, pero la motivación auténtica reside en el significado.
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