
Una sensación de hinchazón abdominal afecta a gran parte de la población, según Mayo Clinic. Aunque a menudo se percibe solo como una molestia temporal o como consecuencia de ciertos hábitos alimentarios, la distensión abdominal puede indicar diversas condiciones, por lo que identificar su origen es fundamental para la salud digestiva.
A pesar de su alta prevalencia, más de la mitad de quienes experimentan este síntoma no solicitan orientación médica, lo que puede retrasar el diagnóstico de enfermedades subyacentes o perpetuar molestias evitables.
La hinchazón abdominal suele asociarse a una sensación de presión o plenitud en el vientre, y en ocasiones incluye una inflamación evidente. Según el equipo de Mayo Clinic, las mujeres y las personas con trastornos digestivos, como el síndrome de intestino irritable, estreñimiento crónico o intolerancia a la lactosa, presentan este síntoma con mayor frecuencia. Aunque no se considera una enfermedad, debe ser atendido cuando los episodios son persistentes o intensos.
Principales causas y diferencias con otros factores
Entre las causas de la hinchazón abdominal destacan los gases intestinales, la sensibilidad o intolerancia a determinados alimentos, el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) y el consumo de ciertos medicamentos y suplementos.

De acuerdo con Mayo Clinic, los suplementos con fibras, hierro o magnesio, medicamentos para la diabetes como la metformina, laxantes osmóticos como la lactulosa, elixires para alimentación por sonda y analgésicos opioides, figuran entre los responsables habituales de este malestar. La intolerancia a la lactosa es especialmente relevante: el 35% de los adultos no puede digerir este azúcar presente en los lácteos, lo que genera gases y molestias tras su consumo.
No debe confundirse la distensión abdominal causada por gases con otros padecimientos, subrayan los especialistas de Mayo Clinic. Entre los casos típicos de “pseudohinchazón” se encuentra la obesidad abdominal, es decir, la acumulación de grasa en la zona media, que suele mantenerse estable cada día, a diferencia de la hinchazón, cuya intensidad varía o puede desaparecer.
Además, existen condiciones como la acumulación de líquidos (ascitis) ocasionada por determinadas patologías, incluidas las neoplasias ováricas, que también se manifiestan con aumento de volumen abdominal. Ante una persistencia anómala, el equipo médico recomienda una valoración profesional y exámenes como la exploración física o pruebas de imagen.
Recomendaciones dietéticas y de estilo de vida
La alimentación y los hábitos cotidianos influyen considerablemente en el manejo de la hinchazón. Mayo Clinic destaca que no existe una dieta única eficaz para todos, ya que la microbiota intestinal es diversa; sin embargo, sugiere pautas para reducir este problema.

Se recomienda limitar las frutas ricas en fructosa y sorbitol —tales como manzana, pera y sandía— y optar por banana, naranja, melón y frutos del bosque. Entre las verduras, el brócoli, la col y las coles de Bruselas poseen fibras complejas que tienden a fermentar y generar gases; en cambio, las hojas verdes como el kale, la espinaca y la acelga habitualmente son mejor toleradas.
También se aconseja precaución con las legumbres: enjuagar bien las variantes enlatadas, remojar las secas y cocinarlas hasta que se ablanden, reduce la formación de gases. Alternativas como tofu, tempeh y quinoa presentan menor potencial para provocar hinchazón.
Entre los hábitos que pueden incrementar la presencia de aire en el sistema digestivo figuran masticar chicle, usar pajillas, beber refrescos gaseosos o comer demasiado rápido.
Para evitarlo, se sugiere preferir agua natural o infusiones de manzanilla o jengibre tras las comidas, asegurar una hidratación adecuada y practicar ejercicios de respiración abdominal profunda, recomendados especialmente para quienes experimentan alteraciones en los reflejos responsables de la evacuación de gases.
Cuándo consultar y abordaje clínico

Los especialistas de Mayo Clinic proponen un enfoque estructurado si la hinchazón se vuelve persistente. El paso inicial es llevar durante varios días un registro de los síntomas, alimentos y bebidas consumidos, rutina evacuatoria y actividad física en un diario específico.
Este seguimiento ayuda al equipo médico a identificar patrones y orientar el diagnóstico, considerando causas como el estreñimiento, el sobrecrecimiento bacteriano y los trastornos de motilidad. El tratamiento se adapta a cada caso, e incluye desde medicamentos para el estreñimiento hasta ejercicios para fortalecer el suelo pélvico o antibióticos en casos de SIBO.
La solución definitiva para la distensión abdominal depende de una intervención activa. “Pequeños cambios en la dieta y el estilo de vida, o el tratamiento de la causa subyacente, pueden contribuir significativamente a aliviar la hinchazón”, destacan los expertos de Mayo Clinic. “Controlarla requiere asumir un papel activo en el propio cuidado”, agregan.
No pasar por alto una hinchazón persistente podría esconder problemas que precisan atención médica. Consultar al personal sanitario ante dudas o síntomas prolongados facilita un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo, permitiendo así recuperar la comodidad y la tranquilidad.
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