Un pequeño cambio al caminar podría mejorar la salud física de los adultos mayores, según científicos

Un estudio exploró cómo variaciones en la velocidad de la caminata podrían contribuir al bienestar general. Los resultados

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Aumentar el ritmo de caminata
Aumentar el ritmo de caminata en personas mayores frágiles mejora su capacidad para desplazarse y sostener actividades cotidianas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un ensayo clínico realizado en adultos mayores en Chicago, Estados Unidos, demostró que aumentar el ritmo al caminar puede mejorar significativamente la capacidad funcional de personas con signos de fragilidad física.

La investigación, publicada en PLOS ONE, observó que incluso un pequeño incremento de la cadencia de pasos por minuto se asocia con beneficios clínicos concretos, como recorrer mayores distancias y mantener la autonomía.

Según los autores, la fragilidad en personas mayores se manifiesta a través de debilidad muscular, movilidad lenta, fatiga crónica, pérdida involuntaria de peso y una reducción en los niveles de actividad física.

El trabajo planteó que caminar es una de las estrategias más accesibles y eficaces para contrarrestar estos efectos. Sin embargo, hasta ahora existía incertidumbre sobre cuánto debía aumentar la velocidad de la caminata para que esa actividad produjera mejoras funcionales reales. El nuevo estudio arroja datos precisos sobre este punto.

El ensayo, que incluyó a
El ensayo, que incluyó a 102 adultos mayores de más de 60 años, concluyó que caminar a mayor ritmo puede ser una alternativa sencilla y efectiva para mejorar la movilidad y reducir la dependencia en las actividades cotidianas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cómo se diseñó el estudio

El trabajo incluyó a 102 personas mayores de 60 años, residentes en Chicago. Todos los participantes fueron clasificados como frágiles o prefrágiles, y podían caminar al menos tres metros con algún tipo de asistencia.

Durante cuatro meses, los voluntarios se dividieron en dos grupos: uno realizó caminatas a un ritmo relajado (CSW) y otro a una intensidad más alta (HIW), tres veces por semana. Las sesiones, de aproximadamente 30 minutos, combinaban caminata con ejercicios progresivos como subir escalones o caminar con peso.

Los pasos por minuto se midieron con acelerómetros colocados en el muslo de cada participante. El indicador principal fue el cambio en la distancia recorrida en la prueba de caminata de seis minutos. Una mejora de al menos 30 metros se consideró clínicamente significativa.

El incremento en la cadencia
El incremento en la cadencia de pasos en los participantes del grupo HIW fue de 87 a 100 pasos por minuto, lo que se tradujo en una mejora significativa en su rendimiento físico, destacando la relevancia de un ajuste moderado en la intensidad al caminar (Imagen Ilustrativa Infobae)

Qué revelaron los resultados

El grupo HIW, que caminó más rápido, mostró un aumento promedio en su cadencia de 87 a 100 pasos por minuto. En contraste, el grupo CSW se mantuvo cerca de los 76 pasos por minuto durante todo el programa. Este cambio tuvo un correlato directo en la capacidad funcional.

“El 65% del grupo HIW mejoró su desempeño en la prueba de seis minutos, frente al 39% del grupo CSW”, señala el artículo. Quienes aumentaron su ritmo tuvieron “tres veces más probabilidades de mejorar su capacidad física”.

Uno de los hallazgos clave fue que incrementar 14 pasos por minuto respecto del ritmo habitual bastó para generar una diferencia clínica relevante. No se necesitó alcanzar una velocidad específica. “Lo importante fue el aumento personal respecto al ritmo inicial de cada participante”, subraya el estudio.

La investigación encontró que el
La investigación encontró que el 65% de los participantes que aumentaron su ritmo de caminata mejoraron su desempeño en una prueba de seis minutos, en comparación con solo el 39% en el grupo que caminó a un ritmo más relajado (Imagen Ilustrativa Infobae)

“La cadencia se presenta como una medida objetiva y fácil de usar para monitorear la intensidad del ejercicio”, indican los investigadores.

La importancia de la actividad física según la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que implique gasto de energía. En la práctica, abarca acciones realizadas durante el tiempo libre, los traslados, las tareas laborales o domésticas.

En personas adultas y mayores, su práctica regular disminuye el riesgo de mortalidad por todas las causas, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y caídas. Además, contribuye a mejorar la salud mental, el estado cognitivo, la calidad del sueño y los indicadores de grasa corporal, según la OMS.

Los expertos señalan que un
Los expertos señalan que un cambio en la cadencia de pasos de tan solo 14 pasos por minuto respecto al ritmo habitual puede generar una mejora clínica relevante en la capacidad física de los adultos mayores (Imagen ilustrativa Infobae)

Por el contrario, el sedentarismo se refiere a actividades que demandan bajo gasto energético mientras se está despierto, como permanecer sentado, reclinado o acostado.

Este comportamiento se ha vuelto más frecuente debido al uso intensivo del transporte motorizado y de pantallas con fines laborales, educativos o recreativos, de acuerdo con la OMS.

La evidencia muestra que este aumento se asocia con mayores tasas de mortalidad por cualquier causa, enfermedades cardiovasculares y cáncer, así como con una mayor incidencia de patologías cardiovasculares, oncológicas y diabetes tipo 2 en la población adulta.

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