
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, en particular de los tipos de bacterias que no se encuentran comúnmente en esa parte del tubo digestivo, según ha divulgado Mayo Clinic.
De acuerdo a esta misma entidad de salud, la corrección de las deficiencias nutricionales es clave en el tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, especialmente en casos de pérdida de peso severa.
Los abordajes pueden incluir suplementos nutricionales como vitamina B-12, vitaminas orales, y suplementos de calcio y hierro. Además, una dieta sin lactosa puede ser necesaria debido a la incapacidad de digerir la lactosa, lo que puede mejorarse con preparaciones de lactasa. Algunas personas pueden tolerar el yogur, ya que las bacterias del cultivo descomponen naturalmente la lactosa.
En ese sentido, recientemente, investigadores de Cedars-Sinai han desarrollado una fórmula nutricional diseñada para tratar eficazmente el sobrecrecimiento microbiano intestinal. Este tratamiento ha mejorado los síntomas en pacientes con SIBO y sobrecrecimiento de metanógeno intestinal (IMO).

Según el estudio, las pruebas de intervención la fórmula mostraron una normalización de las pruebas de aliento y un alivio de los síntomas en la mayoría de los participantes. Los investigadores también destacaron que no se registraron eventos adversos graves o severos durante el ensayo.
En el ensayo clínico, titulado “Efecto, tolerabilidad y seguridad de una dieta elemental exclusiva y palatable en pacientes con sobrecrecimiento microbiano intestinal”, publicado en Clinical Gastroenterology and Hepatology, los investigadores llevaron a cabo un estudio prospectivo y abierto para evaluar los efectos de la fórmula.
Los expertos postularon que las dietas elementales, como la nueva fórmula, son altamente digestibles. Contienen aminoácidos libres, carbohidratos simples, un mínimo de grasa y micronutrientes esenciales, de acuerdo a los autores. Aunque se han utilizado en afecciones como la enfermedad de Crohn, la esofagitis eosinofílica/gastroenteritis y la pancreatitis crónica, su uso en el tratamiento del SIBO y el IMO ha sido menos explorado, repasaron.
Al tiempo que informaron que en estudios previos, se sugirió que las dietas elementales podrían reducir el sobrecrecimiento microbiano. Sin embargo, hasta ahora no existían ensayos clínicos prospectivos que confirmaran este beneficio en pacientes con SIBO o IMO. Además, las dietas elementales tradicionales han sido limitadas por su mala palatabilidad (grato al paladar, según la RAE), lo que afecta la adherencia tanto en la población pediátrica como en la adulta.

El estudio incluyó a 30 adultos diagnosticados con SIBO, IMO o ambos, según pruebas de aliento con lactulosa. Todos los participantes recibieron un tratamiento de dos semanas con la fórmula, seguido de un período de reintroducción de alimentos regulares durante dos semanas. Los investigadores utilizaron varios métodos para evaluar el tratamiento, incluyendo cuestionarios estructurados de síntomas, escalas visuales analógicas, análisis de imágenes de heces mediante inteligencia artificial, mediciones de gases espirados, entre otros.
Los 30 participantes completaron el tratamiento de dos semanas. De estos, el 73% normalizó los resultados en las pruebas de aliento, y el 83% reportó un alivio general adecuado de los síntomas. Los resultados mostraron una reducción significativa en los niveles de metano e hidrógeno exhalados. Durante la fase de dieta elemental, se observó una mejora significativa en los síntomas, especialmente en cuanto a hinchazón, distensión abdominal, malestar abdominal, estreñimiento y flatulencia. Otros síntomas, como dolor abdominal, fatiga, diarrea, urgencia y confusión mental, mejoraron durante la fase de reintroducción de alimentos.
No se reportaron efectos adversos graves ni severos, aunque algunos efectos secundarios leves fueron observados, como diarrea, cólicos, náuseas, fatiga, acidez estomacal, eructos, urgencia miccional y sangrado hemorroidal transitorio. Los participantes perdieron cerca de 3 kilos, debido principalmente a la disminución de la grasa corporal total y la grasa visceral.
Los hallazgos sugieren que un tratamiento a corto plazo con estas fórmulas nutricionales podrían ofrecer un enfoque dietético eficaz, sin necesidad de antibióticos, para controlar el SIBO y el IMO. Todos los participantes completaron el tratamiento completo, lo que representa una tasa de adherencia alta, atribuida al mejor sabor, olor y textura de la fórmula. Este aspecto ha sido una barrera histórica en el uso de dietas elementales.
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