En las últimas horas, la actriz Silvina Luna publicó un emotivo video desde la sala de diálisis del Hospital Italiano, centro de salud en el que se encuentra internada desde el jueves último, en el que explica que comenzó su camino hacia el trasplante de riñones.
Luna comenzó con serios problemas de salud derivados de la intervención a la que se sometió con el doctor Aníbal Lotocki en 2011, a raíz de la inyección de biopolímeros en sus glúteos que le realizó el médico y que terminó con una hipercalcemia e insuficiencia renal, que la obliga a someterse a diálisis tres veces por semana y ahora a esperar una donación y trasplante de riñones.
Lejos de vivir el esplendor de cantidad de trasplantes que supo haber en Argentina en 2019, que alcanzó la tasa de 19,6 donantes por millón de habitantes, hoy pos pandemia de COVID-19, las cifras están muy por debajo de esa histórica marca.
Según la página del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) que impulsa, normatiza, coordina y fiscaliza las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células en nuestro país, se registra sólo 7,4 donantes por millón de habitantes. A pesar de que estas cifras crecen lentamente desde 2021, se estima que los órganos donados sólo cubren el 10% de la demanda mundial. Un dato que hace reflexionar sobre la necesidad de aumentar la lista de donantes para posibilitar que haya más trasplantes.
“De un paciente que fallece joven pueden lograrse siete u ocho trasplantes. Son muchos pacientes que pueden prolongar su vida. Ese impacto la gente tiene que saberlo, además de saber que el proceso de ablación es transparente. Nosotros también como sociedad científica tenemos que fomentar la educación médica del trasplante porque es una especialidad de nicho, los médicos no saben lo beneficioso que puede resultar. Estado, sociedad médica y pacientes tenemos que impulsar y fomentar la donación y el trasplante”, explicó a Infobae el doctor Manuel Mendizábal, jefe de Hepatología del Hospital Austral.
En el transcurso de este año, hasta el momento, hubo 331 personas donantes, y 757 trasplantes realizados, según los registros del INCUCAI. La realidad contrasta con 2019, cuando se promulgó la “Ley Justina”, año en el que se registró un récord de 4.510 donantes y se alcanzó la tasa de casi 20 donantes por millón de habitantes. De acuerdo con las estadísticas difundidas por el Incucai, hubo un total de 883 procesos de donación, que permitieron que 1.945 pacientes en lista de espera accedan a la intervención. Así, se registró un incremento de donación de órganos del 26% respecto al año anterior.
Justina Lo Cane, una niña de 12 años, estuvo internada más de tres meses en la Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón, hasta que el 22 de noviembre de 2017 murió. Padecía una cardiopatía transgénica, diagnosticada a los 18 meses de vida. La menor de edad estuvo dos meses en terapia intensiva, hasta que a principios de noviembre de ese año su estado se volvió crítico y se aceleraron los tiempos de la necesidad de un trasplante, que al final nunca llegó.
El 30 de mayo de 2018, el Congreso de la Nación aprobó la Ley Justina (27.447) que dispone que “toda persona capaz mayor de 18 años” es posible donante de órganos o tejidos, salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. La norma se aplica sobre las siguientes “prácticas corrientes”; trasplante de corazón, vasos, estructuras valvulares y otros tejidos cardíacos; pulmón; hígado; páncreas; intestino; riñón y uréter; tejidos del sistema osteoarticular y musculoesquelético; piel; córneas y esclera; tejidos del sistema nervioso periférico; membrana amniótica y células progenitoras hematopoyéticas.
Según la normativa, en caso de fallecimiento de menores de 18 años, “la autorización para la obtención de los órganos y tejidos debe ser efectuada por ambos progenitores o por aquel que se encuentre presente, o el representante legal del menor. En ausencia de las personas antes mencionadas, se debe dar intervención al Ministerio Pupilar, quien puede autorizar la ablación”.
El camino hacia un trasplante
En Argentina, el Sistema Nacional de Procuración de órganos está compuesto por múltiples instituciones que trabajan articuladamente para completar el proceso que comienza desde la donación hasta el trasplante. El INCUCAI, junto a los a los 24 organismos provinciales de ablación e implante, forman parte de las estructuras de la salud pública nacional y provincial que trabajan en articulación con los hospitales públicos y privados de todo el país y los centros de trasplante de órganos y tejidos habilitados.
“Los centros de trasplante son entidades de salud que se encuentran habilitadas para la práctica de trasplantes. El INCUCAI tiene la responsabilidad de habilitar establecimientos y autorizar profesionales para trasplante de órganos, tejidos y células. Este permiso debe renovarse cada 2 años y requiere que se efectúe la inspección del área física y los recursos técnicos como así también los antecedentes curriculares de los profesionales a autorizar. Forman parte del sistema también los bancos de tejidos y los laboratorios de histocompatibilidad (HLA)”, explicaron fuentes del INCUCAI a Infobae.
“El operativo de procuración es el proceso de obtención de órganos y tejidos para trasplante en cuyo desarrollo llegan a intervenir hasta 150 profesionales especializados, con el objetivo de dar respuesta a las personas en lista de espera. Está compuesto por varios pasos logísticos de diversa índole, con un ordenamiento sistematizado, que requieren de acciones coordinadas en cada una de sus etapas”, agregaron. “El trabajo interrelacionado entre diferentes equipos de actores se desarrolla en forma simultánea en distintos lugares físicos: en el establecimiento asistencial donde se encuentra el donante fallecido, en el INCUCAI o los organismos jurisdiccionales de ablación e implante y en los centros de trasplante donde se realiza la intervención en los receptores”, concluyeron.
Los 10 pasos de la donación al trasplante
1- Inicio del proceso para la donación de órganos
Cuando un paciente fallece en una unidad de terapia intensiva de cualquier establecimiento de salud del país, el médico a cargo es quien inicia el proceso de donación de órganos y tejidos, tras comprobar signos clínicos de muerte encefálica. Se comunica con el Organismo Jurisdiccional de su provincia o con el INCUCAI para dar aviso de la existencia de un potencial donante y coordinar los pasos a seguir.
2- Certificación de la muerte del donante
Se constata el fallecimiento de la persona utilizando criterios neurológicos -muerte encefálica- y la viabilidad de los órganos y tejidos, a los efectos del trasplante. Esto es posible solo cuando los pacientes fallecen en unidades de terapia intensiva y el resto de las funciones del cuerpo se pueden sostener artificialmente.
3- Selección y mantenimiento del órgano
Una vez diagnosticada la muerte, los cuidados intensivos están destinados a mantener la oxigenación de los órganos para garantizar su viabilidad. También se realizan estudios de laboratorio para determinar qué órganos son viables para trasplante y garantizar la ausencia de enfermedades infectocontagiosas.
4- La voluntad del donante
Se considera donante a toda persona mayor de 18 años y se busca confirmar en el Registro Nacional de Expresiones de Voluntad para la Donación si la persona fallecida si dejó manifestación expresa de no donar. De no existir este registro manifiesto de no donar, la Ley vigente considera que la persona es donante. Se le solicita a la familia que dé testimonio de última voluntad respecto a la misma (aunque siempre se respeta la voluntad del fallecido) para continuar con el proceso de donación para el trasplante. En caso de los menores de 18 años, la autorización de la donación debe ser efectuada por ambos progenitores, por aquel que se encuentre presente o por su representante legal.
5- Búsqueda de receptores
Con las características biológicas y grupo sanguíneo del donante se inicia la búsqueda de los posibles receptores a través del Sistema Informático Nacional de Trasplante de la República Argentina –SINTRA. La asignación del órgano no es sólo según el orden en que aparecen en la nómina, ya que se toman en cuenta muchas variables que definen la intervención.
Se toma en cuenta el grado de urgencia de los receptores, la compatibilidad biológica entre donante y receptor para evitar el rechazo y la antigüedad en lista de espera, entre otros parámetros.
6- Asignación y ablación
Una vez asignados los órganos, los centros de trasplante preparan a sus pacientes para la intervención quirúrgica. Al mismo tiempo, en el hospital donde se encuentra el donante se inicia la ablación (extracción de los órganos). Luego, el cuerpo de la persona fallecida es entregado a la familia en las mismas condiciones, sin alterar su apariencia.
7- Traslado de órganos y tejidos
La ablación se realiza con equipos especiales que garantizan su total asepsia. El tiempo de conservación del órgano hasta el implante puede ser de entre 4 y 36 horas dependiendo del órgano a trasplantar.
8- El trasplante
Finalmente los equipos médicos de los centros de trasplante implantan el o los órganos en el paciente que está en espera, en una intervención quirúrgica que puede durar entre dos y diez horas. Cada integrante del equipo de salud cumple un rol clave para garantizar que en los hospitales de nuestro país se desarrolle el proceso de la donación y trasplante de órganos.
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