Efecto Flynn: ¿somos más inteligentes a medida que pasan los años?

Con frecuencia solemos decir “qué inteligentes son los chicos de ahora”, porque desde pequeños manejan los celulares y en general la tecnología mejor que los adultos o responden a sus padres y maestros con ideas muy maduras para su edad. ¿Podemos deducir por esto que el ser humano se está volviendo más inteligente?

A esta pregunta responde el llamado efecto Flynn, que descubrió que los puntajes de coeficiente intelectual (CI) se incrementaron sustancialmente desde 1932 hasta el siglo XX. Sin embargo, la novedad es que por primera vez se está presenciando una disminución.

Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores de la Universidad Northwestern, de EE.UU., quienes encontraron evidencia de un efecto Flynn “inverso” en una gran muestra de casi 400.000 personas evaluadas en Estados Unidos entre 2006 y 2018.

El doctor Sergio Grosman, médico psiquiatra (MN 77443), presidente de capítulo de psicoterapias de APSA, Asociación de Psiquiatras de la Argentina, explicó a Infobae que este estudio realizó “evaluaciones de inteligencia a 394,378 personas y detectó que las puntuaciones para las pruebas de razonamiento matricial, series de letras y números así como razonamiento verbal disminuyeron en vez de crecer como lo venían haciendo década tras década, sin embargo, hay una habilidad que sí creció en esta población: la de las pruebas de rotación tridimensional. Las razones tanto de por qué disminuyeron los resultados como de la causa por la que no sucedió para esta última habilidad, son campo de especulaciones y futuros estudios”.

Por su parte, el Dr. Ricardo Allegri, (MN 63538), jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni consideró que el efecto Flynn refleja que somos más inteligentes que el siglo pasado pero “basados en la medida del coeficiente intelectual que es considerada un tipo de inteligencia lógico analítica”.

De qué se trata este fenómeno

El efecto Flynn fue descubierto por el psicólogo neozelandés James Flynn, de ahí su nombre, y se viene investigando por parte de la comunidad científica desde 1938. En el periodo analizado, que se inicia en dicho año y finaliza en 2008, el coeficiente intelectual de las personas creció de 2 a 3 puntos de promedio por cada década transcurrida. Esto podría indicar que, a medida que pasan los años, las personas se vuelven más inteligentes, teniendo en cuenta los datos que arroja el aumento de las puntuaciones obtenidas en los exámenes de inteligencia.

El doctor Ricardo Corral, médico psiquiatra, jefe del Departamento de Docencia e Investigación del Hospital Borda y presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras explicó a Infobae que las causas de esta buena noticia pueden ser varias: “La mejora en los procesos educativos escolares, el aumento en los incentivos cognitivos por la difusión de contenidos culturales a través de las nuevas tecnologías de aquellos momentos (difusión escrita, radio, acceso a la escolaridad, Universidades) y el estímulo social al conocimiento como valor intrínseco y accesible a todos”.

Por su parte, el doctor Allegri consideró que esta tendencia a la caída en el coeficiente intelectual podría deberse a los métodos de medida que no evolucionaron, como lo hizo la cognición humana (por ejemplo, la era digital).

Malas notas

El estudio de EE. UU. mostró evidencia de un “efecto Flynn” inverso en varias áreas de habilidad intelectual. Si bien no especificaron la caída exacta, dijeron que la mayor disminución fue en las personas de 18 a 22 años y con menos educación. El estudio se realizó antes de la pandemia, lo que significa que las interrupciones en la educación, causadas por los cierres, podrían haber empeorado aún más estos resultados negativos.

El doctor Grosman aclaró que no fue esta la primera vez que se detectó una detención o retroceso del Efecto Flynn en países desarrollados, ya había sido detectado en los países escandinavos en la década de los 90.

“No significa que su capacidad mental sea más baja o más alta; es solo una diferencia en las puntuaciones que favorecen a las muestras más antiguas o más nuevas”, aclaró Elizabeth Dworak, profesora asistente de investigación de ciencias sociales médicas en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y autora principal del estudio que recoge la revista Intelligence (“En busca de los efectos de Flynn en una muestra reciente en línea de adultos de EE. UU.: examen de los cambios dentro del proyecto SAPA”).

“Podría ser simplemente que están empeorando en la realización de las pruebas”, aclaró la profesora.

Los puntajes de habilidad cayeron en tres áreas:

1. Razonamiento verbal (lógica, vocabulario)
2. Razonamiento matricial (resolución visual de problemas, analogías)
3. Series de letras y números (informática/matemáticas).

Los científicos utilizaron el Proyecto de Evaluación de la Personalidad de Apertura Sintética (SAPA), una prueba de personalidad disponible gratuitamente en Internet basada en encuestas que brinda a los examinados comentarios sobre 27 rasgos de temperamento (por ejemplo, adaptabilidad, impulsividad, ansiedad, humor) y sus puntajes de habilidad.

“Dado que los puntajes fueron más bajos para los participantes más recientes en todos los niveles de educación, esto podría sugerir que el nivel de la educación ha disminuido en la muestra de este estudio y/o que ha habido un cambio en el valor percibido de ciertas habilidades cognitivas”, escriben los autores en su conclusión y subrayan “la necesidad de realizar más investigaciones utilizando grandes muestras de adultos para comprender si el efecto Flynn o su reversión es un fenómeno en los Estados Unidos durante el siglo XXI”.

Las opiniones de los especialistas

El doctor Grosman consideró que es importante poner en contexto estos resultados y tener en cuenta que las inteligencias no son solo una capacidad innata con la que nacen los individuos, sino un producto de la potencialidad con que nacen para desarrollarse en interacción con el medio ambiente, estas interacciones van de lo biológico a lo cultural y educativo.

“¿De qué interacciones biológicas hablamos? alguien puede tener alta potencialidad para desarrollar inteligencia al momento de nacer y si durante su primera infancia sufre desnutrición su desarrollo se va ver truncado. Y el resultado va a ser una inteligencia menor a la que podría haber desarrollado e incluso menor a la normal, de allí la catástrofe de la desnutrición infantil en el desarrollo del capital humano de una país”, reflexionó el psiquiatra.

Y agregó: “En cuanto al factor educativo si definimos a la inteligencia como un conjunto de habilidades en permanente maleabilidad y evolución entendemos lo permeables que somos al grado y tipo de estimulación y educación a la que nos veamos expuestos. Finalmente, en cuanto al factor cultural el ser humano de 1900 vivía en un mundo más simple y más lento tenía más estímulos sociales para la resolución de problemas concretos de la vida cotidiana mientras que el hombre actual para desenvolverse debe poder manejar en mejor medida la abstracción (esencial para cualquier desempeño virtual)”.

Por otro lado, el doctor Allegri consideró que “los factores ambientales que dieron el efecto Flynn positivo pueden tener que ver con la mejor salud, la más completa educación, la mejor nutrición, la mayor interacción social y el mayor acceso a los medios y al estímulo digital”, y por otro lado, el efecto Flynn negativo podría deberse a una disociación entre el método de evaluación utilizado y la evolución de las generaciones (mundo digital), o a los factores migratorios.

Sin embargo, para este especialista “esta perspectiva es muy reduccionista, se basa en el coeficiente intelectual, que es un concepto muy controvertido y sería como pensar que se nos va a atrofiar la memoria porque usamos Google. Nuestro cerebro está en constante evolución, el mundo digital nos revolucionó y a veces no nos adaptamos o no cambiamos nuestros conceptos psicológicos”.

Finalmente, el doctor Ricardo Corral afirmó que el estudio es bastante controversial, pero en líneas generales hay cierto consenso.

“En mi opinión el efecto Flynn negativo se debe a la falta de incentivos por el conocimiento (al contrario de las décadas previas); a no favorecer la cultura del conocimiento sino la del “éxito” medido como “popular“, ser mediático (con seguidores en Instagram y Twitter. También influyen los demasiados estímulos de distracción de la atención y de desarrollo cognitivo desde muy temprana edad; la facilitación inconveniente del acceso a la información ya digerida y elaborada lo que genera una reducción del esfuerzo para obtenerla. Eso va en detrimento de desarrollar habilidades de búsqueda y selección de información y de la comprensión en general. Es compleja la evaluación de si somos más o menos inteligentes. Sería como que llegamos al cenit hace unos lustros atrás y ahora hemos descendido”, aseguró el médico. “Posiblemente en algunas áreas es cierto y en otras el contrario. Es decir, que al haber varias “inteligencias” en algunas claramente está época es superadora. Por ejemplo, habilidades y destrezas deportivas, manejo de instrumentos. En otras, pérdida de habilidades prácticas como artesanales y oficios. Por otro lado veo una reducción de la capacidad crítica, de reflexión y de concentración”, concluyó Correa.

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