Javier Milei no está dispuesto a ceder poder ante Mauricio Macri. A un año de haber iniciado su mandato presidencial, aprendió muy rápido que cómo funciona la ingeniería electoral de Argentina. Conoce que desde el Sillón de Rivadavia hay un lema de algún pensador francés que se debe aplicar: “El poder no se tiene, se ejerce”. Y lo hace. Especialmente, en su relación con el PRO. El ex presidente observa esa actitud como una encrucijada para la supervivencia de su partido. Por eso, piensa en una estrategia que le garantice mantener el control político de la Ciudad de Buenos Aires.
Macri no quiere ser candidato en las elecciones que viene. No tiene ninguna aspiración de ocupar un cargo legislativo. Si decanta por esa opción, será una alternativa de última ratio para evitar lo peor. Pero estudia, no obstante, estrategias electorales para que el PRO resulte lo más competitivo posible en 2025. Asume que una alianza con La Libertad Avanza sería lo natural, pero baraja otros escenarios para encontrar salida en caso de que las condiciones de una convergencia con los libertarios sea desfavorable para su partido.
De cara a 2025, el jefe de Estado hará valer la lapicera que le da su cargo y no admitirá una negociación de igual a igual con el PRO en el cierre de listas. Incluso, sabe que al disputarse elecciones legislativas, eso le permitirá diseñar tácticas electorales diferentes en cada distrito. Es decir, al no haber una candidatura presidencial traccionando el resto de las candidaturas nacionales, los acuerdos de poder serán provincia por provincia.
En el macrismo también tienen presente esa coyuntura. Por eso, Macri insiste por estas horas con la idea de que el PRO debe llegar a 2025 con candidatos propios en todos los distritos. Su partido renueva 22 diputados nacionales y deberá hacer arduos esfuerzos para lograr idéntica cantidad de bancas en las próximas elecciones.
Pero la principal preocupación para el PRO es impedir que La Libertad Avanza les dipute la hegemonía en la Ciudad de Buenos Aires, la casa matriz desde donde el partido amarillo edificó su estructura de poder. Jorge Macri estudia con su mesa política la estrategia más prudente para las próximas legislativas. Observa que la Boleta Única que se implementará por primera vez a nivel nacional produce un desdoblamiento en sí de los comicios, porque separa en papeletas diferentes las candidaturas locales de las nacionales. En consecuencia, corta el famoso “arrastre” desde arriba hacia abajo.
Por eso, el Jefe de Gobierno ya piensa en la posibilidad de desdoblar las elecciones porteñas con un calendario diferenciado al comicio nacional. En Uspallata deslizan que un escenario posible es anticipar el escrutinio local a abril. Sería un modo de concentrar la estructura política del macrismo en la elección para los representantes de la Legislatura. Empero, esa alternativa está sujeta a otra discusión: el proyecto de Milei para eliminar las PASO a nivel nacional.
Si no se concretara la disolución del sistema de primarias, Jorge Macri sabe que desdoblar la elección porteña obligará al electorado de su distrito a ir a votar cuatro veces en el año: dos para los cargos locales y otras dos para elegir senadores y diputados nacionales.
Al mismo tiempo, la eliminación de las PASO dificulta la estrategia del PRO a nivel nacional. Las primarias le ofrecen al macrismo un instrumento con el cual mejorar las condiciones para la selección de candidaturas en el caso de diseñar una alianza electoral con La Libertad Avanza. Ese escenario genera una especie de dilema para el PRO: la estrategia de Macri Mauricio a nivel nacional puede chocar con los intereses políticos de Macri Jorge a en la Ciudad.
Por estas horas, Jorge Macri analiza que CABA necesita actualizar su diseño institucional. Entre otras cosas, para asegurar el control político del PRO en su terruño. Sobre ese marco anida cada vez más fuerte la idea de promover una reforma de la Constitución de la Ciudad. Ese proyecto incluiría modificaciones al sistema de comunas, a la Legislatura y a otros entes clave en el esquema de poder porteño.
Karina Milei sigue de cerca esos movimientos. Lidera el armado político libertario en la Ciudad y tensiona con el macrismo con una estrategia de diferenciación en la Legislatura, que ejecuta Pilar Ramírez, legisladora de íntima confianza de la secretaria General de la Presidencia.
El jefe de Gobierno enfrenta un parlamento fragmentario que le exige arduas morisquetas políticas para construir consenso. Por eso, las rispideces con los libertarios aviva la tensión entre el macrismo y Milei. Por estas horas, de cara al debate de proyectos clave en el cierre del año legislativa, en la Ciudad tendrá lugar una especie de reconfiguración política. Ramiro Marra fusionará su bloque con el de Yamil Santoro, legislador liberal de Republicanos Unidos, en el que también estará Jorge Reta, libertario aliado a Marra. Esos tres dirigentes buscarán consolidar un interbloque con los dos representantes del MID, ligados a Oscar Zago y que en la Legislatura son liderados por Edgardo Alifraco.
Será un interbloque de cinco diputados (idéntica cantidad del que lidera Pilar Ramírez) que se referenciará en Milei a nivel nacional pero que se moverá en sintonía con el oficialismo porteño en la Legislatura. Mientras que Eugenio Casielles, el legislador que rompió con La Libertad Avanza, quedará con un monobloque bajo el nombre de su nuevo espacio, “Transformación”.
En los corrillos de la política porteña ven la muñeca política de Jorge Macri y la sombra de Mauricio detrás de esos movimientos. Los legisladores de esos bloques se despegan de esas influencias.
Mientras tanto, la usina política libertaria reafirman los nombres de Manuel Adorni y Patricia Bullrich como contendientes en la Ciudad rumbo a 2025. En el caso del vocero presidencial, se trata de una figura reconocida en La Libertad Avanza. Pero la ministra de Seguridad tiene otro atributo: es una de las máximas referentes del PRO, en donde tensiona desde principios de año para construir una línea interna enfrentada al macrismo.
Con Bullrich en la cancha, el fundador del PRO conoce que deberá repensar su estrategia electoral. Macri impulsa desde este año a la figura de María Eugenia Vidal, una referente histórica del partido amarillo. La promovió como presidenta de la Fundación Pensar, el think tank del macrismo. La ex gobernadora aprovechó ese espacio para mantener un alto perfil político. Tiene mandato como diputada nacional hasta 2025 y en el macrismo ya deslizan que es un “nombre fuerte” para ser candidata por la Ciudad en 2025.
El viernes, el PRO reunirá a su Consejo Nacional en un acto que organiza Vidal desde la Fundación Pensar. Allí presentarán oficialmente “Pensar Futuro”, un programa de formación en liderazgo diseñado para jóvenes dirigentes y profesionales de menos de 40 años. Se trata de un programa académico en alianza con las universidades Di Tella y San Andrés, que será financiado por la Fundación Pensar, y otorgará 40 becas para jóvenes de todo el país que aprueben un proceso de selección.
Con esa iniciativa, Macri busca exhibir al PRO como un espacio activo, que estimula la formación de nuevos cuadros. Es una idea en simultáneo al planteo de avanzar con candidatos propios en todo el país. Ambos puntos será parte de su exposición en el acto de la Fundación Pensar, donde también aprovechará para dar un discurso en el que se esperan críticas al Gobierno de Milei.