
Será un jueves decisivo: la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) realizarán asambleas de trabajadores esta mañana para convalidar el acuerdo firmado con Aerolíneas Argentinas, que pondrá fin al extenso conflicto salarial y laboral que causó trastornos a miles de pasajeros, aunque deja en suspenso otro que se abrirá si el Gobierno logra avanzar con su proyecto de privatizar la empresa.
En el caso de APLA y AAA, las asambleas comenzarán a las 10, mientras que APA ya inició ayer el anuncio de lo acordado a sus afiliados en distintos plenarios. Los encuentros con los trabajadores de cada uno de los sindicatos, que serán liderados por sus titulares, Pablo Biró (APLA), Juan Pablo Brey (AAA) y Edgardo Llano (APA), serán el paso previo a la instrumentación de las actas firmadas con Aerolíneas a las 4 de este miércoles, tras 14 horas de negociaciones en la sede de la empresa en Aeroparque y otros dos días previos de intensas tratativas entre las partes.
Entre Aerolíneas y los sindicalistas se pactó no difundir los detalles del acuerdo para no interferir en el desarrollo de las asambleas, pero trascendió que incluirá una mejora salarial que supera la última oferta del 14% (sería del 19/20%) para el período junio-noviembre, además de cambios en los convenios colectivos de trabajo (se habla de una “adecuación”) que contemplan drásticas modificaciones en el otorgamiento de pasajes en clase ejecutiva para los pilotos, el servicio de remises para los traslados desde y hacia los aeropuertos y las horas de descanso, entre otros puntos.

Una de las fórmulas que destrabó la negociación fue definir ciertas mejoras a partir de un aumento de la productividad, un criterio que no era aceptado por todos los sindicatos. La idea de Aerolíneas fue tratar de adaptar algunas cláusulas convencionales a lo que rige en la actividad aerocomercial.
De esa manera, más allá del porcentaje de aumento, algunos cambios convencionales también tendrán un impacto concreto en los sueldos de los empleados de Aerolíneas, aunque formalmente serán presentados sólo como una concesión de los sindicatos ante la firme postura de Javier Milei.
Por eso, apenas se firmaron las actas con la empresa, fuentes sindicales admitieron que estaban están “conformes con lo que se acordó, sobre todo en medio de una enorme presión del Gobierno”.
Como forma de facilitar las negociaciones, los líderes de los sindicatos no participaron de las últimas tres reuniones y delegaron la tarea en sus responsables del área Gremial, con quienes estaban en contacto permanente desde sus celulares para monitorear lo que se estaba hablando con la empresa.

Las negociaciones se reanudaron el viernes pasado en medio de un clima enrarecido por la profundización del conflicto en Intercargo, a raíz del despido de un empleado, que derivó en protestas de APA, liderada por Edgardo Llano, enrolado en el kirchnerismo, que mantuvo como rehenes a cientos de pasajeros de diversos vuelos que se quedaron atrapados en los aviones sin poder bajar.
El Gobierno se endureció al máximo: primero anunció que había despedido a 15 empleados de Intercargo por privar ilegítimamente de la libertad a pasajeros durante la medida de fuerza; luego informó que se desreguló el servicio de rampa en todos los aeropuertos y que podrán comenzar a operar empresas privadas. “Es el fin de Intercargo tal como lo conocemos”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien también afirmó que a partir de ahora estarán habilitadas las fuerzas de seguridad para ocuparse de brindar los servicios en caso de “secuestro de pasajeros”.

Esa postura contribuyó a flexibilizar la posición de los sindicatos, que aceptaron sentarse a negociar el viernes y a seguir las tratativas el lunes y martes, durante jornadas maratónicas de discusiones y con predisposición a readecuar algunas cláusulas de los convenios que el Gobierno apuntaba como “privilegios” por encima de la actividad aeronáutica y de los trabajadores en general.
Al mismo tiempo, hubo una fuerte presión de la administración de Javier Milei: los funcionarios advirtieron a los sindicatos que si no firmaban el acuerdo, se iba a cerrar Aerolíneas o la empresa presentaría un PPC (Procedimiento Preventivo de Crisis)”, que, sobre la base de los números que deben demostrar la crisis económica que atraviesa, habilita a la compañía a negociar con los sindicatos las suspensiones del personal o las indemnizaciones por un monto menor al fijado por ley.
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