
La decisión del presidente electo, Javier Milei, de designar a su antigua competidora electoral, Patricia Bullrich, como ministra de Seguridad de la Nación del nuevo gobierno que iniciará el próximo 10 de diciembre, fue seguida con atención en La Plata, donde el gobernador bonaerense Axel Kicillof terminará por estas horas de definir el rearmado de su gabinete para el segundo mandato de gobierno. El área de Seguridad provincial está en uno de esos casilleros de revisión ya que el ministro del área, Sergio Berni, fue electo como senador provincial por la Segunda sección electoral en las últimas elecciones.
La certeza por estas horas es que Berni jurará como legislador el miércoles de la semana que viene, en un acto más formal que otra cosa. Que asuma su banca no significa que deje el ministerio. De hecho ya ocurrió cuando fue designado secretario de Seguridad durante la presidencia de Cristina Kirchner: también era senador provincial, pidió licencia y se fue a trabajar al gobierno nacional. Esta vez el movimiento podría replicarse.
Cómo se reordenará el gabinete bonaerense para el segundo mandato de Kicillof está prácticamente bajo secreto de sumario. Desde el entorno del gobernador no dejan trascender nombres. Aseguran que los cambios se conocerán la semana que viene. Las versiones vuelan.
Berni siempre ha sido respaldado por el gobernador en estos cuatro años de gestión en los que pasaron diferentes episodios que lo tuvieron al perfilado ministro en el centro de la escena. Que siempre “haya puesto la cara” -como dicen cerca de Kicillof- es un valor que le reconocen al funcionario. Éste podría ser uno de los factores por los que podría seguir en funciones. Ante la consulta de Infobae, un funcionario de trato tanto con Kicillof como con Berni, dejó entrever la continuidad en el área de Seguridad.

Sin embargo, las diferentes versiones se multiplican. Lo que es seguro es que Julio Alak dejará el ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires tras haber sido electo como intendente de la ciudad de La Plata, en lo que fuera una de las apuestas más grandes que hizo Kicillof en términos políticos en las últimas elecciones.
A la salida de Alak, afloró la versión de que el área de Justicia podría fusionarse con Seguridad; un formato que funcionó durante la gestión de Daniel Scioli y que tenía a Ricardo Casal -que fue secretario de Legal y Técnica del ministerio de Economía bajo la gestión de Sergio Massa- como ministro. Alak pidió por la continuidad de los principales funcionarios y políticas de gestión en el ministerio de Justicia.
Kicillof tendrá la última palabra y la lapicera. Sin embargo, sostendrá el equilibrio multisectorial del peronismo para su Gabinete. Es por eso que un nombre que se repite también es el de Juan Martín Mena en reemplazo de Alak. Incluso, en caso de que Berni no siga Seguridad y las carteras se fusionen. Mena es de La Cámpora, fue secretario de Justicia en el gobierno de Alberto Fernández y vía Eduardo “Wado” de Pedro reporta directamente a la Vicepresidenta. Por su parte, Kicillof no necesita de intermediarios para hablar con CFK. Tras la derrota del balotaje los contactos entre el mandatario provincial y la saliente titular del Senado se sostuvieron. CFK fue quién en su momento consensuó con Kicillof que el ministro de Seguridad bonaerense fuera Berni.

La situación de tensión social que se proyecta en el gobierno de Milei, con conflictividad en las calles ante los avisos de algunos movimientos sociales de izquierda, también es materia de análisis para la definición de algunas políticas dentro del gobierno de Kicillof. La seguridad es, quizás, la más revisada.
Hay también intereses de los intendentes del conurbano por saber cómo será la relación Nación-Provincia en el área de la seguridad. Durante el mandato de Alberto Fernández hubo algunos cortocircuito entre las diferentes administraciones. Una de las principales demandas que hacía la gestión provincial sobre la administración central tuvo que ver con el despliegue de fuerzas federales en el conurbano. “Queremos saber cuántos gendarmes hay trabajando y dónde”, repetían Kicillof, Berni y voceros en público y en privado. Buscaban una coordinación con las tareas de la policía bonaerense. En este esquema es probable que en el corto y mediano plazo la cúpula policial bonaerense no se modifique.
La demanda al gobierno nacional por el despliegue de fuerzas federales se terminó de saldar ya sobre el final del gobierno actual con la implementación de los Comandos Unificados Conurbano: 5 comandos con bases en Pilar, Moreno, La Matanza, Ezeiza y La Plata, que abarca a 34 municipios del conurbano bonaerense, en los que se despliegan efectivos de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Prefectura Naval Argentina (PNA), Policía Federal Argentina (PFA) y Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Cuando fue ministra de Seguridad durante la gestión de Mauricio Macri, Bullrich retiró la gendarmería del conurbano que prestaba servicios dentro del Plan Centinela, para que vuelvan a las fronteras. “Los vecinos no quieren saber nada con que se vayan, pero hay que llevarlos a su lugar primario porque las fronteras están muy devastadas con respecto a la seguridad”, decía por noviembre del 2017 sobre aquella decisión. Bullrich deberá ahora coordinar la seguridad con las provincias. A Berni ya lo conoce.
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