Alberto Fernández aprovechó el locro con sus aliados políticos para proponer la unidad a Cristina Kirchner

Desde Florencio Varela, en el sur del Conurbano bonaerense, el mandatario envió un mensaje a la vicepresidenta rodeado de sus alfiles, horas después de asistir al clásico tedeum en la Catedral metropolitana donde el arzobispo Mario Poli había advertido sobre el daño que provocan las tensiones en la política

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El Presidente en el locro organizado en Florencio Varela
El Presidente en el locro organizado en Florencio Varela

El mismo día en que se lanzó la nueva campaña de comunicación digital del Gobierno con el slogan Primero la Gente, que reemplaza al histórico Argentina Unida, Alberto Fernández volvió al conurbano bonaerense para refugiarse al calor del Movimiento Evita y de sus dos ministros más afines. Después de participar de un Tedeum donde la Iglesia cuestionó la situación social y la tensión política, el Presidente se trasladó en helicóptero a Florencio Varela para sumarse a un locro organizado por Emilio Pérsico y Fernando Chino Navarro, donde permaneció durante varias horas y brindó un discurso con un nuevo llamado a la unidad del resquebrajado Frente de Todos.

“Hay que unirnos aunque pensemos distinto”, dijo el primer mandatario, una vez más, frente a decenas de vecinos que habían sido convocados por la organización social que respalda su gestión y su plan de reelección de los fuertes cuestionamientos de Cristina y Máximo Kirchner. El Presidente estaba acompañado por los ministros de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y de Obra Pública, Gabriel Katopodis, los más fieles del Gabinete, que además juegan de armadores en el conurbano. Y por Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados y titular del Frente Renovador que busca posicionarse, aunque con dificultades, en un lugar de neutralidad entre las posturas del Presidente y la vicepresidenta.

Desde el Club Social y Deportivo Nahuel del sur bonaerense, Alberto Fernández citó al cardenal Mario Poli, a cuyas palabras acababa de adherir, algunas horas antes, desde la Catedral Metropolitana. El arzobispo había dirigido un mensaje a la interna que divide al Frente de Todos y a las peleas políticas, al referirse a las “tensiones que parecen repetir crueles enfrentamientos para conservar intereses propios”. El Gobierno, que esperaba una homilía muy dura por la situación social, respiró aliviado al escuchar que las palabras de preocupación se expresaron con moderación.

El evento organizado en Florencio Varela
El evento organizado en Florencio Varela

“Lo primero que necesitamos es respetarnos en la diversidad. No tenemos que ser todos iguales, ni tenemos por qué pensar todos del mismo modo, ni todos tenemos por qué obedecer a una misma lógica. Podemos tener una lógica diferente y podemos estar unidos”, expresó el jefe de Estado durante la olla popular por la fecha patriótica, en un claro mensaje a Cristina Kirchner, que tres semanas antes había disparado en contra de la gestión económica con particular dureza, desde la Universidad Austral de Chaco.

Si bien Alberto Fernández aludió indirectamente a las embestidas del ala dura, lo hizo con tono calmo, las relativizó, e incluso las abrazó. “Puede ser que entre nosotros tengamos alguna diferencia. Bienvenidas las diferencias. Nada es peor que el discurso único y nada es peor que imponer mandatos. Las diferencias deberían enriquecernos”, insistió.

A pesar del ambiente político cargado por la tensión que reina en el oficialismo, el Presidente se mostró distendido en el club de barrio, donde conversó con militantes, se tomó selfies con niños y hasta se subió al escenario para cantar, guitarra en mano, la canción Sólo se trata de vivir, de su ídolo musical Litto Nebbia. Desde el piso lo acompañaban, tarareando, sus funcionarios amigos.

El encuentro tuvo las típicas características de los “encuentros de cercanía” que viene protagonizando desde la derrota en las PASO y que sus colaboradores le recomiendan que no abandone. Creen que “le hace bien” estar en contacto con las problemáticas sociales de primera mano, y le dicen que resalta las características sociales de su perfil, positivas ante la consideración pública. El Presidente acuerda, y una vez por semana “baja” al conurbano, sin previo aviso, para hablar con vecinos de clase media y baja.

Esta tarde sólo fueron de la partida, además de los 1200 vecinos y militantes del Movimiento Evita, que se habían distribuido en largas mesas frente a platos con locro y vasos de con gaseosa, los dirigentes más afines. Junto a los ministros y los referentes sociales estuvieron el intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, y su predecesor, también ex diputado nacional y titular del PJ local, Julio Pereyra, ambos afines al “albertismo”.

El resto de los ministros que lo habían acompañado al Tedeum no se sumaron, aunque sí habían participado, la noche previa, de otro locro con el Presidente. En la víspera del 25 de Mayo, su pareja de dirigentes amigos, la diputada nacional Victoria Tolosa Paz y el empresario de medios Enrique “Pepe” Albistur, le habían organizado una cena íntima, para unos 120 funcionarios altos y medios, en la sede del partido nacional, en la calle Matheu. En calidad de presidente del PJ, Alberto Fernández brindó entonces un discurso de arenga, destinado a elevar los decaídos ánimos de quienes lo apoyan en la interna del oficialismo.

Desde el segundo piso del histórico edificio, defendió, una vez más, su gestión y la del ministro de Hacienda, Martín Guzmán. Y, en lugar de pedir unidad, le mandó una indirecta a Cristina Kirchner, al deslizar que “los hechos les van a demostrar aquellos compañeros y compañeras que dudan, que dudaron sin motivos”.

Como se vio entre anoche y hoy, el Presidente oscila entre las señales proclives a la unidad y las muestras de autonomía y firmeza, aunque manifiesta, cada vez que puede, que no tiene intenciones de romper con el kirchnerismo y que, por ahora, no dará luz verde a las intenciones de los propios que quieren armar el “albertismo” con vistas a 2023.

Mientras tanto, hace diez días que La Cámpora no ataca públicamente la gestión, y en la Casa Rosada no descartan que se esté preparando el terreno para acercar posiciones. “No me sorprendería que en el transcurso del próximo mes, mes y medio Alberto y Cristina vuelvan a hablar. Veremos, pero lo veo muy probable”, dijo uno de los dirigentes más cercanos al primer mandatario que también tiene diálogo con el ala dura y quiere que el frente vuelva a cohesionarse. Por ahora, sin embargo, no hay atisbos de un acercamiento entre los integrantes de la cúpula del Gobierno, excepto por el sugerente silencio de la organización de Máximo Kirchner y en el Instituto Patria.

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