La Guerra de Malvinas en datos: el poderío militar argentino vs el británico en el campo de batalla

La Unidad de Datos de Infobae analizó el armamento del que dispuso cada país, así como su despliegue marítimo y aéreo, pese a que hay información que aún está bajo secreto militar. La cantidad de hombres que entraron en combate y el gasto en Defensa en los años previos al conflicto

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40 años después, la Guerra de Malvinas todavía arroja datos interesantes para analizar lo que sucedió en el conflicto bélico. Las diferencias en presupuesto y equipamiento militar que había entre Gran Bretaña y Argentina eran tan amplias que en 1982, el año del enfrentamiento, los ingleses realizaron un gasto en Defensa diez veces superior al argentino. Ni siquiera la inversión militar realizada por el gobierno de facto, que llevó a niveles récord los desembolsos para las fuerzas armadas en ese momento de la historia, logró equiparar la desigualdad con los británicos.

La comparación de fuerzas y, sobre todo, la diferencia en el gasto militar era abrumadora para Argentina. Gran Bretaña invirtió en 1982, el año de la guerra, USD 27.700 en materia de Defensa, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz (SIPRI, en inglés). No había equivalencias con las cifras que se manejaban en Buenos Aires: a pesar de los fondos invertidos por el gobierno militar, los británicos impusieron sus diferencias, sobre todo en materia marítima.

“Argentina era, a principios de los ‘80, el poder militar más importante de América Latina, pero Gran Bretaña era el segundo presupuesto de Defensa más importante de la OTAN. Había una asimetría lógica con un país subdesarrollado y periférico. No había equivalencias con un país que estaba sólo detrás de Estados Unidos en término de inversión militar en Occidente”, explicó Fabián Calle, magíster en Relaciones Internacionales y experto en temas militares.

Desde su llegada al poder, en 1976, el gobierno de facto elevó el presupuesto en Defensa. Primero duplicó la inversión en comparación al año anterior y superó los USD 2.000 millones. La cifra se mantuvo en 1977, pero volvió a aumentar hasta pasar los USD 3000 millones en 1978, el año del conflicto con Chile por el canal de Beagle, de acuerdo a los datos analizados por Infobae. Si bien esa disputa no escaló por la intervención a último momento del Vaticano, el gasto militar no se detuvo. En 1979, subió a USD 5.000 millones y, al año siguiente, tocó su techo histórico con USD 6.400 millones. El año previo a la guerra de Malvinas, 1981, el presupuesto apenas bajó hasta los USD 5.882 millones.

“Argentina era un país que históricamente había invertido en Defensa por posibles conflictos bélicos con países vecinos. A nivel presupuestario, estaba detrás de Brasil por su Producto Bruto Interno (PBI), pero incluso, tenía capacidades operativas que Brasil no tenía, como un portaaviones. Argentina hacía mucha inversión en Defensa. Eso le permitía tener, por ejemplo, 200 aviones de combates operativos”, detalló Calle.

Los datos oficiales sobre el detalle del armamento argentino del que se dispuso en la Guerra de Malvinas aún siguen protegidos por el secreto militar, según confirmaron fuentes del estado Mayor Conjunto a Infobae. “Lo cierto es que cada fuerza hizo lo que quiso y no hay documentación oficial conjunta”, según admitió un ex oficial de la Marina. “De hecho, la falta de operaciones conjuntas fue un factor determinante en la derrota, así como la falta de un planeamiento y doctrina conjuntos, algo que las fuerzas armadas superaron hace muchos años a partir de aunar todo lo que es operación militar en manos del Comando Mayor Conjunto”, agregó.

El valor TIV en inglés (por trend-indicator value) se utiliza mundialmente para el comercio de armas y mide el volumen de transferencia de recursos militares en base a los costos de producción por unidad

En cuanto a la información por parte de Gran Bretaña, el gobierno de ese país resolvió en 2010 mantener como secreto de estado toda la documentación vinculada con la guerra de las Malvinas por 90 años, es decir, hasta 2072, rompiendo la tradición de revelar la información calificada como “secreta” a los 25 o 30 años.

Esta decisión sin precedentes podría estar basada en que las revelaciones podrían ser utilizadas contra Gran Bretaña en el reclamo argentino sobre las islas, o en el hundimiento del crucero General Belgrano, en un hecho que generó una polémica entre los dos países por haberse producido fuera del área de exclusión establecida por el gobierno británico alrededor de Malvinas. Gran Bretaña nunca declaró el número final de bajas de sus tropas ni la pérdida de armamento.

Para recabar la información sobre la capacidad militar de ambos países, la Unidad de Datos de Infobae analizó bases del Ministerio de Defensa, del instituto sueco SIPRI, documentos publicados en el Reino Unido y otros registros internacionales para reconstruir el poderío militar utilizado en las islas por ambos países. También analizó la compra de armamento que habían hecho antes y durante la Guerra de Malvinas.

A pesar de las diferencias presupuestarias, los expertos consultados aseguran que las tropas argentinas infligieron daños irreparables a los británicos, que incluyeron ocho buques hundidos durante el conflicto.

Las dudas de los británicos

El mensaje enviado por las fuerzas británicas para comunicar que Argentina se había rendido.
El mensaje enviado por las fuerzas británicas para comunicar que Argentina se había rendido.

Pese a la historia de potencia imperial de Gran Bretaña y su supremacía militar, no todos los oficiales jerárquicos de las fuerzas británicas estuvieron seguros desde un principio de que iban a ganar la guerra por el control de las islas ubicadas a 13.000 km de distancia en el Atlántico Sur. Un trabajo de un grupo de investigadores de la Universidad de La Plata llamado Aportes británicos para repensar la guerra de Malvinas que analizó las memorias y libros escritos por altos oficiales ingleses luego del conflicto, revela que consideraron la posibilidad de perder.

¿Por qué? Porque la operación militar podía quedar en jaque si alguno de los dos portaaviones británicos hubieran sido destruidos. “Estábamos de acuerdo en que cualquier daño de importancia al portaaviones Hermes y al (portaaviones) Invencible (nuestro vital segundo puente) muy probablemente nos obligaría a abandonar por completo la operación”, admitió el comandante de la flota británica John Forster Woodward en sus memorias Los cien días, citadas por los investigadores de la Universidad de La Plata Juan Cisilino, Manuel García Larocca y Santiago Garriga Olmo, en el trabajo publicado en 2020.

De hecho, recordaron que Woodward se preguntó reiteradamente por qué la conducción militar argentina no había definido destruir un portaaviones, ya que “si se perdía el Invencible, la operación se vería peligrosamente afectada. Si se perdía el Hermes, la operación fracasaba irremediablemente. Un malhadado torpedo, una bomba perdida o un misil que diera en el blanco, hasta un simple accidente de importancia a bordo, podía hacer peligrar todo”. De haber ocurrido, la “guerra, en ese caso, se habría terminado”.

Soldados argentinos armados con fusiles FAL, tras el desembarco en Malvinas
Soldados argentinos armados con fusiles FAL, tras el desembarco en Malvinas

Calle, sin embargo, consideró que no había manera de que Argentina pudiera ganar la guerra: “Lo máximo que podía aspirar era hacerle daño, y vaya si se lo hizo, a la flota británica. Estados Unidos no podía permitir una derrota de su principal aliado en plena Guerra Fría”, analizó el experto en Relaciones Internacionales.

“La mitad de la flota inglesa fue averiada, hundida grave o levemente, lo que habla de un alto nivel de eficiencia. La pista de Puerto Argentino, que es un blanco típico en una guerra, nunca pudo ser destruida por los británicos. El radar de largo alcance, que guiaba a todos nuestros aviones, tampoco pudo ser destruido. La batalla de Darwin es considerada una de las batallas más complicadas que tuvo Gran Bretaña. Sacando las víctimas por el hundimiento del General Belgrano, la cantidad de muertos es similar. Todas las operaciones comando de los británicos fracasaron”, enumeró Calle.

Durante la Guerra de Malvinas murieron 649 combatientes argentinos y 255 británicos. De los caídos argentinos, la mitad (323) fallecieron en el hundimiento del crucero ARA General Belgrano.

Hundimiento del crucero General Belgrano por el ataque británico
Hundimiento del crucero General Belgrano por el ataque británico

En su trabajo académico sobre el combate en Malvinas, los investigadores de la Universidad de La Plata destacan que “pese a la supremacía de las fuerzas británicas por sobre las argentinas, en numerosos pasajes de las memorias de Woodward y Thompson se hace referencia a los problemas y dificultades que tuvieron que afrontar: el funcionamiento del equipamiento técnico de las fuerzas británicas sufrió graves inconvenientes durante la guerra, incluso en el transcurso de combates directos, por el cual sufrieron numerosas bajas y pérdida de material; es decir, estuvieron lejos de presentarse como una fuerza abrumadoramente superior o con ventajas insalvables”. Y citan el testimonio que el general de división Julian Thompson dejó en su libro No Picnic: Fuimos afortunados de no haber tenido un número de bajas más abultado”.

El politólogo Juan Battaleme, docente de la UVA y de UCEMA, coincide con esta mirada basada en libros de oficiales ingleses como el de Thompson, o Operation Corporate. “En las batallas terrestres los ingleses pensaban que la iban a tener fácil. Tenían ventajas como un mejor equipamiento, entrenamiento, y logística, pero no les fue fácil. Los ingleses cuentan que recibieron una resistencia que no esperaban, que lograron vencer porque tenían mucho más entrenamiento y condiciones tecnológicas mejores. Por ejemplo, tenían visores nocturnos que no teníamos, o nos superaban en el tema misiles. Pero en todas las batallas terrestre hubo unidades cohesionadas en el lado argentino, que respondieron como tuvieron que responder, pese a que ellos tuvieron mejor artillería que nosotros”.

La marina británica

El poderío británico se hizo notar, sobre todo, en el mar. El Reino Unido desplegó 111 buques en la guerra que cruzaron el Atlántico para participar en el conflicto. Argentina sólo movilizó 38 barcos a la zona de conflicto. “Los buques argentinos involucrados en la guerra en realidad fueron más mercantes que militares, ya que los pocos que fueron se retiraron del teatro de operaciones luego del ataque al Belgrano”, sostuvo un alto oficial de la Marina consultado por Infobae. La cifra incluyó barcos del Comando Naval Conjunto, los de YPF, los de la empresa estatal ELMA y buques mercantes privados.

Los ingleses quintuplicaron la cantidad de fragatas, y contaron con seis submarinos, contra los dos que tenía Argentina en la zona: el ARA San Luis y el ARA Santa Fe, que quedó en las islas Georgias porque fue capturado. Fue justamente un submarino nuclear, HMS Conqueror el que hundió al General Belgrano, el principal hito de los británicos en la guerra. Es el único caso de un barco hundido durante una guerra por un submarino nuclear, en un hecho polémico, ya que se encontraba fuera del área de exclusión establecida por los ingleses.

Gran Bretaña también superó a nuestro país en los buques destructores: dispuso de ocho contra seis argentinos que, sin embargo, cumplieron una tarea clave. Durante la toma de Puerto Argentino, el destructor ARA Santísima Trinidad permitió el desembarco de las fuerzas especiales durante la Operación Rosario. Por su parte, los restantes destructores fueron encargados del patrullaje para evitar el paso de unidades enemigas.

Pero la marina británica también fue la principal afectada por los combatientes argentinos: 8 buques fueron hundidos durante la guerra, 4 de ellos por la Fuerza Aérea, entre ellos los que estaban el destructor HMS Coventry y la fragata HMS Ardent. Otros 11 quedaron averiados y un números similar con daños de consideración.

El control aéreo

En efecto, la superioridad argentina en el campo militar se dio especialmente en su control aéreo, el único sector donde sacó diferencia a Inglaterra durante la guerra. Las mayor cantidad de compras del gobierno militar en 1982 se concentraron en aeronaves y defensas para ataques aéreos, que representaron el 56% del total de ese año, según la base de SIPRI consultada por la Unidad de Datos de Infobae. También adquirió, aunque en menor medida, vehículos blindados y misiles.

Argentina tuvo 216 aviones en operaciones durante la guerra, contra 117 de la fuerza enemiga. Los cazabombarderos, los aviones de combate argentinos que se destacaron en la guerra, también eran mayoría: 49 de bandera argentina contra 29 ingleses.

Portaaviones argentino 25 de Mayo
Portaaviones argentino 25 de Mayo

La limitación de los británicos era la logística: dónde aterrizar para cargar misiles y combustible tan lejos de Londres. Gran Bretaña contó con dos portaaviones en las inmediaciones de las islas para aterrizar, despegar y cargar combustible en medio de las batallas. También Chile, que mantenía un conflicto bélico abierto con Argentina, colaboró para intentar solucionar esos problemas de logística y puso la base aérea de Punta Arenas a disposición de los ingleses.

Para Thompson, comandante de la 3° Brigada de Comandos de Infantería de Marina, los pilotos argentinos “desafiaron todas las tácticas esperadas” y, durante distintos ataques a la flota británica, lograron confundir a los sistemas de radares, infligiendo grandes daños a nuestras naves”. Para el militar inglés, los aviones Pucará se convirtieron en “un enemigo letal” en las islas. Gran Bretaña tuvo 36 aeronaves perdidas o destruidas en el conflicto bélico.

Los países que proveyeron armas

Los años previos a la Guerra de Malvinas, tanto el gobierno militar argentino como la primera ministra Margaret Thatcher aumentaron el gasto en Defensa. ¿Quiénes eran sus principales proveedores de armas? El 92% de las armas pesadas adquiridas por Reino Unido durante la guerra fueron fabricadas en Estados Unidos, socio histórico en la OTAN y principal aliado durante la Guerra de Malvinas. Las empresas norteamericanas, sin embargo, ya eran las principales proveedoras del gobierno británico desde años antes de la guerra, según muestran los datos del SIPRI.

En cambio, Argentina recurrió a distintos países para comprar armas: empresas de Francia y Alemania vendieron casi el 60% del equipamiento militar pesado que compró el gobierno militar. Más atrás, Israel y Perú también enviaron armamento, este último se volvió también un aliado durante el conflicto bélico.

Pero paradójicamente, meses antes de la guerra, el Reino Unido fue el principal proveedor argentino de esas adquisiciones, según datos del SIPRI. En 1981, las compras de armamento pesado a ese país representaron el 36% sobre el total, incluso por encima de Francia, Estados Unidos y Alemania.

“Gran Bretaña fue históricamente un gran proveedor de armas para Argentina porque ningún presidente antes jamás había tenido como hipótesis de conflicto las Islas Malvinas. Tampoco a Inglaterra se le había cruzado que podíamos atacarlos. Nuestra Armada tenía grandes vínculos con sus pares británicos. De hecho, nuestro portaaviones era británico y nuestras Fuerzas Armadas se entrenaron para atacar a la flota británica usando los dos destructores británicos que teníamos”, explicó Calle.

Las compras de armamento pesado a proveedores británicos continuaron después de la derrota bélica. En 1983, Argentina volvió a comprarle a los británicos (aunque en cantidades mucho menores) y las operaciones se repitieron también en 1984, con Raúl Alfonsín en la Casa Rosada. Fuentes consultadas por Infobae aseguraron que, tras el conflicto, probablemente sean compras de repuestos para vehículos de fabricación en Gran Bretaña.

Procesamiento y visualización de datos: Daniela Czibener

¿Cómo se procesó la información?

La Unidad de Datos de Infobae reconstruyó el poderío militar que se puso en juego durante la Guerra de Malvinas. Los datos provienen de distintas fuentes, entre ellos documentación de las fuerzas armadas y estudios académicos. No se encontró información oficial rigurosa sobre los distintos tipos de armamentos militares utilizados por el Reino Unido, considerando que en ese país aún rige el secreto de Estado con relación a esa contienda bélica.

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