El peronismo, en su peor derrota desde 1983: terremoto interno frente a un Macri fortalecido

La caída sacudió las filas de los gobernadores, incluso los de mejor relación con la Casa Rosada. Entre ellos, perdió Urtubey, el único que exhibía proyecto presidencial. Surgen nuevas incertidumbres sobre el rearmado del peronismo y densas sombras para el 2019

Guardar
Juan Schiaretti, Rosana Bertone, Sergio
Juan Schiaretti, Rosana Bertone, Sergio Casas, Juan Manuel Urtubey, Gustavo Bordet y Domingo Peppo

Incertidumbre, tembladeral. El peronismo enfrentaba anoche una de sus peores derrotas electorales -seguramente la peor desde 1983, aunque no se trató de un turno presidencial- y asimilaba distrito por distrito qué jefes provinciales quedaban en pie o recuperaban algo de oxígeno y quiénes enfrentaban el vértigo de las derrotas duras, algunas además inesperadas.

Primera reacción: ponían en duda la cita prevista para esta semana con Mauricio Macri. Mejor, especulaban, dejar pasar unos días, y reagruparse, antes de enfrentar a un presidente recargado, para discutir plata. Segunda reacción, con las perturbaciones de la noche de urnas: ¿quién podría cargarse la mochila de la recomposición del PJ? Y más aún: ¿quién querrá ponerse el traje de candidato para 2019?

El tablero, más allá de las celebraciones, también se alteró y supone interrogantes para el gobierno nacional en este terreno. Varios de los jefes provinciales considerados dialoguistas resultaron derrotados, entre ellos el único que exponía abiertamente un proyecto presidencial: el salteño Juan Manuel Urtubey. Los gobernadores peronistas seguramente no van a definir liderazgos y ni siquiera voceros privilegiados con la Casa Rosada al menos en el corto plazo. Una debilidad ajena pero también un problema para consensuar proyectos en el Congreso, donde el oficialismo se mostrará fortalecido pero sin mayorías propias.

Cristina Kirchner habló a las
Cristina Kirchner habló a las 23:20 en la sede de campaña de Unidad Ciudadana, en Sarandí. A su manera admitió  la derrota e intentó mostrarse como la principal alternativa opositora  (Amilcar Orfali)

La derrota de Cristina Fernández de Kirchner fue, sin dudas, la principal celebración de Cambiemos, empezando por el impacto natural de la provincia de Buenos Aires, aunque esa caída empezaría a escribir el capítulo final del ciclo cristinista y al mismo tiempo colocaría en zona de ocaso a su rival en la polarización. También para buena parte de los jefes provinciales del PJ es una buena noticia, al menos un final esperado. De todos modos, no es un tema desdeñable por sus efectos en el Senado y por su ruido creciente en la Justicia.

El repaso de anoche, con los resultados provisorios, exponía que el peronismo en sus distintas vertientes, incluidas las marcas kirchneristas, perdía en casi la mitad de las catorce provincias que gobierna. Entre los ganadores, se destacaba casi como curiosidad en el mundo peronista el resurgimiento de los Rodríguez Saá en San Luis, y el registro de sólo dos distritos, chicos, con triunfos kirchneristas netos.

Pero conviene traducir esos datos en términos de gobernadores. No fue sorpresa, por supuesto, la derrota en Córdoba -la provincia de mayor peso electoral en manos peronistas-, gobernada por Juan Schiaretti, de buenos canales de negociación con la Casa Rosada. Otros jefes provinciales de trato fluido con el Gobierno, especialmente con el ministro Rogelio Frigero, siguieron el mismo camino en las urnas: el entrerriano Gustavo Bordet, el riojano Sergio Casas, el chaqueño Domingo Peppo, la fueguina Rosana Bertone, entre otros.

Varios de los jefes provinciales
Varios de los jefes provinciales considerados dialoguistas resultaron derrotados, entre ellos el único que exponía abiertamente un proyecto presidencial: el salteño Juan Manuel Urtubey

El panorama a futuro exhibe ahora a ganadores que pueden buscar proyección nacional y a otros que nadie supondría como expresiones de alguna renovación. Entre los primeros, el sanjuanino Sergio Uñac y el tucumano Juan Manzur. En el otro grupo, el formoseño Gildo Insfrán, la catamarquena Lucía Corpacci y los Rodríguez Saá.

En lo inmediato, según lo que anticipaban fuentes vinculadas a por lo menos cuatro gobernadores, la intención de los jefes provinciales del PJ es mantenerse en bloque para las negociaciones con el Gobierno y también, con algún grado de consenso para sostener el bloque de senadores alineado con los jefes del interior y manejado operativamente por Miguel Ángel Pichetto.

La crisis que ya se anticipaba en la provincia de Buenos Aires es además de un interrogante para los intendentes, un grave problema para los gobernadores que intentarán de ahora en más armar una mesa grande del PJ a escala nacional. Además de anotar la segunda derrota consecutiva en el mayor distrito electoral, todo indica que la recomposición del PJ allí será dura y de difícil pronóstico al menos en el corto plazo.

Sergio Massa: retuvo once puntos
Sergio Massa: retuvo once puntos -otros cuatro migraron mayoritariamente a Cambiemos-, pero su alianza con Margarita Stolbizer entraría en crisis si decide jugar abiertamente en el peronismo (Adrián Escandar)

La Provincia arrastra centralmente una crisis de liderazgo, lo cual, entre otros efectos, le permitió a la ex presidente alinear a los intendentes y colocar al PJ en una crisis aún más grave.

Florencio Randazzo tratará de hacer valer su escaso pero contenido capital, unos cinco puntos como en las PASO, para sentarse con los intendentes a discutir la recomposición partidaria. Y el interrogante es qué hará Sergio Massa: retuvo once puntos -otros cuatro migraron mayoritariamente a Cambiemos-, pero su intento de frente más matizado, con Margarita Stolbizer, entraría en crisis si decide jugar abiertamente en el peronismo. Golpeado, difícil que elija ese camino en lo inmediato, cuando las perspectivas del peronismo son grises.

Florencio Randazzo buscará hacer valer
Florencio Randazzo buscará hacer valer su escaso capital de 5 puntos para poder sentarse a discutir con los intendentes la recomposición del PJ (Agustin Marcarian)

Pero el conjunto de los gobernadores maneja tiempos más acotados. Necesita rearmarse frente a Macri, para discutir una agenda densa, básicamente vinculada a las finanzas, que incluye el Presupuesto, la ley de responsabilidad fiscal y el Fondo del Conurbano que reclama, y lo hará ahora con mayor fortaleza, María Eugenia Vidal. El temario y el tembladeral interno se combinaban anoche en versiones que hablaban de un posible pedido de postergación a la invitación del Presidente para esta semana.

Con la mirada todavía perturbada por el impacto de los resultados, también anoche mismo surgían de las filas de los gobernadores señales de incertidumbre sobre la recomposición partidaria y más aún con vistas a 2019. Un ejemplo: cerca de Manzur -el gobernador triunfante del distrito de mayor peso en manos peronistas- se encargaban de desalentar anoche mismo cualquier intento de promoción para la disputa nacional. Otro: un jefe sindical decía que el problema no es una pelea por la candidatura de 2019, sino "convencer a alguien de que quiera hacerlo".

Tal vez esta semana empiece a escribirse la página de la nueva relación con Macri. La interna, en cambio, será más árida y extendida en el tiempo.