Confesión de un ex funcionario K : llegó a su cargo porque fue DT del equipo de fútbol de Ricardo Jaime

Pedro Ochoa Romero declaró en indagatoria ante el juez Bonadio y el fiscal Stornelli

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Pedro Ochoa Romero (primero a la izquierda) junto Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, durante el juicio por la tragedia de Once
Pedro Ochoa Romero (primero a la izquierda) junto Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, durante el juicio por la tragedia de Once

La Comisión Nacional del Transporte (CNRT) tiene la misión de controlar el sistema de transporte terrestre. Según su página web, sus objetivos son "instrumentar los mecanismos necesarios para garantizar la fiscalización y el control de la operación del sistema de transporte automotor y ferroviario, de pasajeros y carga de Jurisdicción Nacional, con el objetivo de garantizar la adecuada protección de los derechos de los usuarios y promover la competitividad de los mercados. Y ejercer el poder de policía en materia de transporte de su competencia controlando el cumplimiento efectivo de las leyes, decretos y reglamentaciones vigentes, así como la ejecución de los contratos de concesión; y fiscalizar la actividad realizada por los operadores de transporte".

Así es ahora y así era entre 2003 y 2009 cuando como secretario de Transporte de la Nación revistaba Ricardo Jaime, amigo de Néstor Kirchner y con casi nulos antecedentes en la materia.

Antes de llegar de la mano de su amigo presidente a la secretaría de Transporte, Jaime había sido viceministro de Educación en la Córdoba que gobernaba José Manuel de la Sota. El ministro era el actual juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Juan Carlos Maqueda. Tenía como experiencia previa haber sido el ministro de Educación de Kirchner en Santa Cruz.

Ochoa Romero -lentes y birome en mano-, en la primera jornada del juicio de Once
Ochoa Romero -lentes y birome en mano-, en la primera jornada del juicio de Once

Jaime designó al frente de la CNRT a un coterráneo suyo y –si se pudiera- con menos antecedentes en el área de transporte que él mismo: Pedro Ochoa Romero. Es jubilado, tiene 66 años, nació en Alta Gracia pero vive en Córdoba capital. Estuvo entre 2003 y 2007 a cargo de la CNRT, luego fue legislador provincial en Córdoba por el Frente para la Victoria. Hay quienes recuerdan su paso por la legislatura debido a un insólito proyecto que tuvo para paliar la sequía que asolaba a la provincia serrana en el año 2009: acopiar el agua que desagotan los aparatos de aire acondicionado para reutilizarla.

Acompaña a Jaime en varios de los procesamientos que acumula por casos de corrupción. Por ejemplo, deberá ir a juicio oral y público junto a Jaime y el ex ministro de Planificación Julio De Vido por la compra de trenes chatarra a España y Portugal. Está además entre los acusados por la Tragedia de Once. Jaime en ese juicio fue condenado y Ochoa Romero absuelto (absolución que fue apelada y deberá decidir la Cámara de Casación). Ambos hicieron un planteo similar durante el juicio por la Tragedia de Once: pidieron no viajar desde Córdoba a Buenos Aires todas las semanas por cuestiones económicas.

La última causa en la que fueron procesados en tándem es la que tiene a su cargo el juez Claudio Bonadio sobre la defraudación cometida con el pago de subsidios para los colectivos.

En junio pasado Ochoa Romero declaró en indagatoria, y allí admitió varias cosas. La primera y más relevante es que delegaba toda la responsabilidad por lo firmado a Roberto Domecq, quien en aquel entonces estaba a cargo de la Gerencia de Control Técnico de la CNRT. Dijo no entender lo que le hacían firmar, pero igual lo firmaba.

Pero también admitió judicialmente algo que se sabía: que había llegado a ocupar cargos públicos tan solo por haber sido el técnico del equipo de fútbol que integraba Jaime en la famosa liga Unión Cordobesa de Fútbol Amateur (UCFA).

Pedro Ochoa Romero en los Tribunales de Comodoro Py el viernes pasado
Pedro Ochoa Romero en los Tribunales de Comodoro Py el viernes pasado

En la indagatoria ante Bonadio también preguntó el fiscal Carlos Stornelli. Ochoa Romero contestó algunas preguntas y confesó su falta de preparación para el cargo y su modo de llegar a la administración pública. Infobae reproduce tramos de la indagatoria a la que accedió a través de fuentes judiciales.

–Stornelli: ¿Cuáles eran las tareas en el cargo de interventor que ocupaba? ¿Cuáles eran sus funciones concretas?
–Ochoa Romero: Mis funciones surgían de las resoluciones 1388/96 y 23/03. No recuerdo cuáles eran porque eran muchas. Yo no soy ingeniero, Domecq era el que se encargaba de los controles y las cuestiones técnicas. Y hasta creó la estructura de su gerencia. Yo confiaba en el ingeniero Domecq. Era una persona de mucha confianza. Lo que hacía Domecq yo lo firmaba y lo elevaba.

–Stornelli: ¿De quién dependía Domecq? ¿A quién respondía?
–Ochoa Romero: Dependía de mí. Yo era su superior. Leía lo que hacía y lo firmaba. No tenía conocimientos para analizar lo que hacía. Confiaba en él. Era un empleado muy valioso. Si el cupo de gasoil se liquidaba mal, no lo sé. Porque es muy técnico.

–Stornelli:¿ Cómo llegó a la CNRT?
–Ochoa Romero: Era asesor de Jaime en la Secretaría de Transporte. Lo conocía del ambiente del fútbol amateur. Un día me lo trajeron para jugar en el equipo donde yo era técnico. En ese momento era viceministro de Educación de Córdoba. En esa época me preguntó si quería ir al Ministerio de Educación y yo acepté. Fui como asesor. Después el vino para la Capital a ocupar el cargo de secretario de Transporte y me llamó para trabajar con él. Trabajé tres meses aproximadamente y después me propuso pasar a la CNRT. Al principio no quería pero terminé pasando. Con Jaime era imposible hablar, me dijo que hacía falta que fuera porque era un desastre. A los cuatro años que terminó mi gestión me fui. Yo no aguantaba más, había 300 normas, era muy amplio. Cuando llegué había auditorías y nadie había hecho nada".

–Stornelli: ¿Con qué frecuencia veía a Jaime?
–Ochoa Romero: Jaime era un mármol. Era muy raro tener reuniones con él. Era mínima la frecuencia. No se hablaba de trabajo. Era lo que decía él y nada más. Un día le fui a presentar la renuncia y me tuvo dos meses para atenderme. Y al final no la aceptó…

–Stornelli: ¿Y quién hablaba de la CNRT con Jaime?
–Ochoa Romero: Que yo sepa nadie, teóricamente el que tendría más injerencia sería yo.

–Stornelli: ¿En esas circunstancias usted no se planteó que podría estar convalidando maniobras ilegales?
–Ochoa Romero : Sí, lo sabía, por eso me fui a los cuatro años, apenas terminó mi mandato. Si facilité esto no fue voluntario.

–Stornelli: ¿Hablaba de trabajo con Jaime?
–Ochoa Romero: No, Jaime se manejaba con toda la gente de arriba, conmigo no tenia reuniones. ¿Usted se cree que Jaime me dijo alguna vez que tenía un barco o un avión?". 

El interrogatorio revela el modo de conducción de Jaime y la falta de control que hubo por parte de la Secretaría de Transporte. La flexibilización de los controles no fue gratuita por parte de Jaime y sus funcionarios y tuvieron una contrapartida: las coimas admitidas por el ex secretario de Transporte que está preso por varios casos de corrupción.

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