Catástrofe ambiental sin precedentes en la Amazonía peruana: la minería ilegal destruye Huánuco y Ucayali con mercurio y dragas

Miles de hectáreas de selva han desaparecido, transformadas en campamentos mineros que depredan el medio ambiente, mientras comunidades locales se ven atrapadas entre las necesidades económicas y los daños ecológicos

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(Video: Cuarto Poder)

La minería ilegal continúa su avance desmedido en las regiones de Huánuco y Ucayali, alterando de forma irreversible el paisaje natural de la Amazonía peruana. El dominical Cuarto Poder reveló que los recientes operativos de la Fiscalía de Medio Ambiente y la Marina de Guerra han dejado al descubierto la magnitud de este fenómeno, con la presencia de dragas, máquinas industriales y campamentos improvisados.

En zonas como Pampas Verdes, el bosque amazónico ha sido reemplazado por talleres de extracción de oro y viviendas precarias, lo que pone en evidencia la expansión descontrolada de esta actividad. Este tipo de minería, además de destruir el medio ambiente, utiliza mercurio para separar el oro, contaminando gravemente las aguas de los ríos y los suelos de la región.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades, la minería ilegal ha logrado ganar terreno rápidamente, gracias a la falta de presencia del Estado en muchas de estas zonas. Las imágenes satelitales difundidas por Cuarto Poder muestran cómo, en solo tres años, extensas áreas de selva se han transformado en cráteres de agua contaminada y campos mineros. En comunidades como Tahuantinsuyo, se ha creado un fuerte vínculo social con los mineros ilegales, quienes financian proyectos como carreteras y escuelas ante la ausencia de un gobierno efectivo. Sin embargo, este apoyo ha hecho que la población local mire con indiferencia o incluso con aprobación la devastación ambiental causada por estas actividades.

Impacto ambiental irreversible: Ríos contaminados y ecosistemas destruidos

Las autoridades realizan operativos para
Las autoridades realizan operativos para desterrar a la minería ilegal del río Nanay - crédito Mongabay

La minería ilegal ha provocado daños irreparables en los ecosistemas amazónicos, con la contaminación de los ríos por el vertido de mercurio en las aguas. Esta sustancia no solo es perjudicial para los seres humanos, sino que también destruye la fauna y flora locales. En muchas zonas, lo que antes era un paraíso verde, lleno de vida, hoy se ha convertido en una extensión de tierra arrasada, marcada por el paso de las dragas y el uso de maquinaria pesada que remueve el lecho de los ríos en busca de oro. El impacto es evidente, ya que la selva y los ríos han sido transformados por una actividad minera ilegal que no solo afecta el medio ambiente, sino que también cambia el curso natural de las aguas, reescribiendo el mapa hídrico de la región.

Este fenómeno ha sido posible debido a la falta de control estatal en las áreas afectadas. Las mafias mineras han tomado el control de vastos territorios, donde la minería ilegal no solo ha afectado la biodiversidad, sino también ha alterado la vida de las comunidades locales. Según la Fiscalía de Medio Ambiente, esta actividad ilegal genera más de 12 mil millones de soles anuales, una cifra que supera incluso las ganancias del narcotráfico en algunas zonas. Además, las autoridades han identificado a figuras clave, como Nilda Cisneros Barrientos, una mujer involucrada en la logística y financiamiento de estas operaciones ilegales.

La respuesta del Estado: Operativos y desafíos en la lucha contra la minería ilegal

Golpe a la minería ilegal
Golpe a la minería ilegal en Pataz: Operación “Pachacamac” deja pérdidas por más de S/ 500 mil.

A pesar de los esfuerzos por erradicar la minería ilegal en Huánuco y Ucayali, la respuesta del Estado sigue siendo insuficiente. Los operativos conjuntos de la Marina y la Fiscalía han logrado destruir maquinaria y capturar a algunos de los involucrados, pero las mafias siguen operando con total impunidad. En zonas como Pampas Verdes y Tahuantinsuyo, el panorama es desolador: los campamentos mineros han reemplazado a los pueblos, y la minería ilegal sigue avanzando sin freno. Los mineros, muchas veces apoyados por la comunidad, enfrentan con violencia a las autoridades, lo que dificulta las intervenciones.

El problema se agrava con el respaldo social que la minería ilegal ha ganado entre la población local, que considera que estas actividades ilícitas son una fuente de ingresos vital para la subsistencia. En algunas zonas, como Tahuantinsuyo, los mineros han financiado la construcción de infraestructuras como carreteras y escuelas, lo que ha generado un apoyo tácito por parte de la población, a pesar del daño ambiental que provocan. Este respaldo social ha permitido que las mafias sigan operando sin ser detenidas, mientras el Estado sigue sin implementar soluciones efectivas para erradicar el problema.

En un contexto de crecimiento desmesurado de la minería ilegal, es crucial que el Estado peruano intensifique sus esfuerzos para proteger la Amazonía y garantizar la recuperación de los territorios devastados. Sin una acción decidida, la minería ilegal seguirá arrasando con los recursos naturales y afectando gravemente a las comunidades que dependen de ellos.