
La artista shipibo-konibo Milka Franco Ahuanari, reconocida muralista y defensora de los derechos indígenas, atraviesa una de las etapas más difíciles de su vida. El pasado 19 de agosto, mientras se encontraba trabajando en Cusco, sufrió una crisis de salud repentina que obligó a hospitalizarla de emergencia. Los médicos confirmaron un diagnóstico grave: apendicitis aguda complicada con peritonitis generalizada, una condición que derivó en la pérdida de casi el 90 % de su intestino delgado.
Desde entonces, Milka fue sometida a cuatro operaciones y permanece internada en el Hospital de Ate Vitarte, donde recibe cuidados intensivos. Su recuperación avanza lentamente, y en los próximos días será trasladada al Hospital Dos de Mayo, donde existe una unidad especializada en el síndrome de intestino corto, la difícil condición que enfrenta actualmente.

Recuperación lenta, pero con esperanza
Su hija, Carolin Valles Franco, contó a Infobae Perú que su madre lleva más de tres meses hospitalizada y que el proceso de recuperación es lento, pero sostenido. La trasladarán en los próximos días al Dos de Mayo, donde continuará su tratamiento. Según explicó, los médicos lograron conservar apenas 35 centímetros del intestino delgado, lo que obliga a que Milka dependa completamente de una alimentación parenteral intravenosa, cuyo costo diario bordea los mil soles.
El problema, relata Carolin, es que el seguro ha cubierto el tratamiento hasta cierto punto, pero la familia ya no cuenta con los recursos para costear los insumos.
“Nos han dicho que ya llegó al tope del alimento parenteral que ella está teniendo con el fin, y ahora nosotros tenemos que asumir el gasto”, expresó con preocupación.
Los doctores no han podido precisar cuánto tiempo requerirá este tratamiento. Algunos indicaron que ella podría necesitarlo de por vida, mientras que otros mantienen la esperanza de que se logre una unión intestinal que le permita volver a alimentarse por vía oral. Mientras tanto, su familia y amigos se aferran a la fe y a la solidaridad de la gente.

“Cada día es una lucha, pero seguimos con esperanza. Creemos que ella saldrá adelante porque siempre ha demostrado ser una guerrera”, afirma su hija.
Un esfuerzo colectivo
La familia cubre diariamente los gastos de medicamentos, análisis, pañales, papel toalla y bolsas de colostomía —que deben cambiarse cada dos o tres días—, además de los materiales médicos no cubiertos por el seguro. Ante esta situación, el colectivo Shipibas Muralistas de Cantagallo, fundado por Milka durante la pandemia, ha organizado una serie de actividades para recaudar fondos.
“Estamos haciendo diferentes actividades, como polladas solidarias, talleres de bordado y pintura”, cuenta Carolin. “También seguimos trabajando con más fuerza en proyectos de muralización a través del colectivo Shipibas Muralistas, porque creemos que mi mamá volverá a pintar y a enseñar como antes”.
Este colectivo, formado por mujeres shipibo-konibo, nació en plena pandemia como una forma de resistencia y sustento. Sin poder vender artesanías en las calles, Milka reunió a un grupo de artistas jóvenes y propuso crear murales como una forma de visibilizar su identidad cultural. Desde entonces, sus obras han embellecido muros en Lima, Cusco y otras regiones, llevando el arte kené —símbolo de la cosmovisión shipibo— a los espacios urbanos.

Una mujer que convirtió el arte en sanación
Milka Franco, de 47 años y natural de Pucallpa (Ucayali), dedicó su vida a difundir el arte y la cultura shipibo-konibo, combinando la pintura con el activismo y la enseñanza. Su trayectoria la consolidó como una de las voces más importantes del arte indígena contemporáneo, especialmente por su compromiso en formar a nuevas generaciones de artistas indígenas y promover la participación de las mujeres en espacios culturales.
Su hija recuerda que, incluso en los momentos más difíciles, su madre encontraba fuerza en el arte. “Ella siempre decía que el arte también cura, que pintar es sanar”, comenta Carolin con emoción a este medio.
“Ha enseñado a muchas mujeres jóvenes a creer en sí mismas y a contar su historia con los colores del kené. Ahora nos toca a nosotros devolverle esa fuerza que ella siempre nos dio”.

¿Cómo ayudar?
La familia de la artista habilitó cuentas para quienes deseen contribuir económicamente a su recuperación. Toda ayuda —económica o en especie— permitirá cubrir los medicamentos, el alimento parenteral y los materiales médicos que requiere diariamente.
- Yape: 914447191 (Juditza Carolin Vallés Franco)
- BCP Soles: 19190632419096 / CCI: 00219119063241909653
- BCP Dólares: 19110640593172 / CCI: 00219111064059317250
Milka Franco, además de ser una artista, es una portadora de memoria, una mujer que hizo del arte un puente entre la espiritualidad y la resistencia. Hoy, su comunidad y su familia piden unir fuerzas para ayudarla a superar esta batalla.
“Ella siempre ha sido una guerrera”, dice Carolin. “Sabemos que, con el apoyo de todos, volverá a pintar y a llenar de color los muros y nuestras vidas”.
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