Fernando Gamboa, el técnico que le cambió la cara a Sport Boys: el amigo de Diego Maradona y su formación bielsista

El técnico argentino conversó con Infobae Perú y reveló la clave para levantar al cuadro ‘rosado’, el nacimiento de su relación con el ‘Pelusa’ e incluso su opinión sobre el singular apelativo de ‘Macho’ que le pusieron en nuestro país.

Guardar
Fernando Gamboa ha ganado cinco
Fernando Gamboa ha ganado cinco de sus primeros siete partidos al mando de Sport Boys (Sport Boys).

Fernando Gamboa es el nombre de moda en el Callao, pues en tan solo un mes y medio como técnico de Sport Boys, consiguió cambiarle la cara al equipo, obteniendo cinco victorias en siete partidos, algunas memorables como sus visitas a Cienciano en el Cusco, donde los ‘rosados’ no ganaban hace 30 años, o la reciente sobre Alianza Lima en El Nacional, en la que se metieron en la zona alta del Torneo Clausura.

El ‘Macho’, como le dicen de cariño en el primer puerto, conversó con Infobae Perú, y dio detalles sobre su trabajo con la ‘misilera’, a la cual considera uno de los equipos grandes de nuestro país, así como inolvidables experiencias como su amistad con Diego Armando Maradona o su etapa bajo las órdenes de Marcelo Bielsa, quien lo orientó desde la adolescencia hasta su consolidación en primera división.

- ¿Qué análisis hace de estos buenos primeros meses con Sport Boys?

Nos sentimos muy cómodos, agradecidos, porque el Boys nos ha abierto las puertas para poder trabajar. Después, el balance, parece que llevamos mucho tiempo, pero todavía no cumplimos dos meses, pero es positivo, porque el trabajo diario es muy bueno, hay una buena comunión con los jugadores, quienes tienen una predisposición muy buena. Eso se ha ido reflejando en cada fin de semana y cuando eso pasa, terminas ganando partidos y todo eso refuerza lo mental, la alegría de los jugadores, el hecho de entrenar ganando cada fin de semana y eso es positivo.

- ¿Cómo logró cambiar tan rápido la mentalidad de los jugadores de Sport Boys?

Cambiar es lo que ustedes ven, nosotros venimos y decimos que somos de esta manera, trabajamos de esta manera, en el día a día es indispensable que la entrega sea absoluta y eso es real, acá no esperamos el fin de semana para que el jugador esté al 100%, acá tienes que estar al 100% cada día. La única manera de que el día que te toque competir estés como tienes que estar, es que durante toda la semana sumes entrenamiento, crezcas, el equipo sea más corto, presione mucho, tenga despliegue, tenga intensidad y a partir de ahí tenga la pelota y decida ser vertical o no. Nosotros afrontamos cada pelota que nos toca disputar como la última, esa es una filosofía muy nuestra, de nuestro cuerpo técnico, tratamos de trasladar que un entrenamiento no es un entrenamiento más, es el entrenamiento. En el entrenamiento una disputa de pelota no es solo eso, es la disputa de pelota. Después vendrá otra, así sucesivamente. Todo lo que se está produciendo tiene que ver con eso, acá los verdaderos protagonistas son los jugadores, nosotros damos herramientas y los que aceptan son ellos, afortunadamente todo está dando frutos en resultados.

- A muchos les llamó la atención su conocimiento sobre Sport Boys, al considerarlo como uno de los grandes o recordar que fue el primer campeón peruano. ¿Cómo fue su proceso de informarse sobre la historia del club?

Todo nosotros lo examinamos en Buenos Aires antes de venir, cada vez que uno tiene que moverse a un club, salvo a mi país, donde conozco a los clubes, cuando uno sale del país, como cuando fui a Chile, Paraguay y ahora en Perú, obviamente uno analiza, no solamente lo futbolístico, sino también al club, su idiosincrasia, historia, la situación que está pasando. Sabíamos que desde los resultados la situación no era buena, pero sí que con la idea y con lo que contamos recién, todo lo podíamos modificar, cambiar la tristeza que hubo tiempo atrás. Los jugadores, el comando técnico, la gente que trabaja y el hincha en especial, el hincha no entiende de emociones y es ganar, ganar y ganar y termina el partido con Alianza y pide ganar el siguiente. Nosotros tratamos de ser cautos, inteligentes e ir partido a partido. Yo lo sabía, Sport Boys es el primer campeón del fútbol peruano, uno de los grandes del país, no sé en qué posición, eso se verá. Tenemos gente en todo el país, vimos la cantidad de gente que metimos en el partido contra Alianza. Cada vez que salimos al interior siempre hay gente de Boys, gente que apoya y ayuda. Obviamente que todo eso hizo que, dentro del análisis, la evaluación que hicimos con respecto al club, tomamos la determinación de aceptar la posibilidad de venir y estamos muy felices.

- El Boys es un equipo completamente identificado con el Callao. ¿Qué le genera esa situación?

Boys es el Callao y el Callao es Boys, es su lugar de pertenencia, el lugar nosotros queremos estar, el lugar donde queremos volver a jugar y donde la gente del Boys es feliz. Es un lugar hermoso, estar ahí, ver a la gente. No te encuentras gente del Callao que te dice “Bueno, yo vivo acá, pero soy hincha de tal”, no, el que vive en el Callao es hincha del Boys y se terminó. Eso está buenísimo.

- ¿Cuál es su percepción del fútbol peruano?

Es un campeonato muy competitivo, muy parejo, con muy buenos equipos. Tiene matices diferentes a otros países como Argentina o Chile. Estos (en Perú) tienen que ver una cuestión de lo que es el territorio, de que un día vas a la altura, que en Lima estamos en invierno pero hace calor, pero normalmente tenemos 20 grados. Está la altura, donde no es fácil jugar. Por ahí tienes un par de días frescos acá, pero luego te vas a jugar a Sullana o Tarapoto y te encuentras con 37 o 38 grados. Igual me parece que está bueno, cuando un equipo está preparado, se tiene que revelar ante esas adversidades, porque jugar en la altura para el que vive en el llano es una adversidad y es real porque lo he vivido como jugador. Entonces ahí tiene que haber una revelación para sentir que la altura es una realidad, el calor es una realidad, pero a mí no me tiene que afectar, en el suelo estoy en igualdad de condiciones con los rivales, entonces, esas son las cosas que noté más diferente a otros torneos. El torneo peruano me encanta, es parejo, competitivo y cuando uno está bien tiene la chance de pelear cosas importantes.

- Tuvo la oportunidad de ser dirigido por Marcelo Bielsa. ¿Qué tanto influyó en su carrera como entrenador?

Fue una experiencia buenísima, yo llegué a Newell’s con 14 años y estuve casi siempre con Bielsa y Jorge Grifa, que era el mentor de las inferiores del equipo en ese momento. Obviamente fue algo maravilloso, cuando más chico eres, es cuando más consumes lo que te dicen, eres más esponja y todo lo que te llega lo adquieres y vas guardando para ti mismo. A medida que pasen los años, uno va recordando todo eso y empieza a asimilar todo lo que te enseñaron. Yo desde los 14 años hasta los 23, que me fui a River, estuve con Bielsa, salvo un impasse en la temporada 1987-1988 cuando José Yudica nos subió a primera a Batistuta, Darío Franco y a mí, pero después nos volvimos a juntar en 1990 y tuvimos una etapa gloriosa de tres torneos seguidos, dos finales de Copa Libertadores. Así que nada, muchas de las cosas que aprendí o consumí de Bielsa en el buen sentido, sí que las aplico. La verdad que, más allá de ese momento de juventud, en el que uno adquiere mucha más información, también fui un afortunado porque no solo pasó por mi vida futbolística Bielsa. También tuve a Menotti, Bilardo, al ‘Maestro’ Tabárez, Juanma Lillo, que es la mano derecha de Guardiola, tuve entrenadores de primerísimo nivel y he recogido de cada uno, situaciones puntuales que me parecen interesantes para la conducción del grupo, lo futbolístico, deportivo, humano. Todo eso me hace lo que soy hoy, no sé si es bueno o malo, todo tiene que ver con haber recabado información con cada uno de ellos.

Fernando Gamboa compartió con Marcelo Bielsa desde los 14 hasta los 23 años (Infobae - Raúl Bazán).

¿Qué recuerda de su amistad con Diego Maradona? Usted tenía la particularidad de decirle Armando, por su segundo nombre, ¿a qué se debía eso?

Le decía así porque tengo la costumbre de que a las personas que para mí son diferentes, llamarlas diferente a como las llama el resto. No me pasa solamente con él, solo que él es el más diferente de todos. Desde el día que lo conocí en 1995 cuando nos conocimos en Boca y jugamos un año y medio juntos, desde ahí lo comencé a llamar por su segundo nombre y me quedó para siempre, para toda la vida. Los recuerdos que tengo suyo son los mejores, cuando estás en un momento de profesionalismo, no es lo mismo a lo que vivimos después. ¿A qué me refiero? La etapa de año y medio que estuvimos juntos en Boca fue maravillosa, nos conocimos y empezamos a tener nuestra relación. Después de ahí, cuando dejamos de jugar al fútbol y se forma el showbol, formado por él y por Mancuso, tenías que haber jugado en la selección argentina mayor sí o sí. Se formó un grupo de elite de exjugadores, no solamente de Argentina, sino por el resto del mundo. Con Armando recorrimos el mundo, hemos ido a jugar mundialito a España con Brasil, Holanda, Argentina, Suecia, Noruega, Dinamarca, México, hemos ido por todos lados, ahí es cuando se hizo la amistad más fuerte e intensa. Esto porque ahí estábamos todo el tiempo juntos, el profesionalismo tenía que ver con llegar al momento del partido de showbol y tomarlo con seriedad. Se le extraña mucho, a veces se viene a la cabeza, dan ganas de abrazarlo, pero no se puede.

Fernando Gamboa conoció a Diego Armando Maradona en Boca Juniors (Infobae - Raúl Bazán).
Fernando Gamboa conoció a Maradona
Fernando Gamboa conoció a Maradona en Boca Juniors, a partir de ahí formaron una gran amistad.

- Estuvo cerca de ser su asistente técnico en el Mundial Sudáfrica 2010. ¿Por qué no se llegó a dar?

Antes del Mundial me dijo que sea su segundo ayudante de campo, especialmente para dedicarme a la parte defensiva. Obviamente lo acepté porque estaba todo el tiempo con él y su cuerpo técnico. Lo que pasa es que estaba dirigiendo a Chacarita en primera división, entonces le dije a Diego Armando que la única posibilidad de que me fuera de Chacarita es que Julio Grondona les mande un escrito desde la AFA y me pida para que deje el cargo. De lo contrario no dejaría el cargo, siento que me estaría yendo como escapándome del lugar. Más allá de que un Mundial es lo más maravilloso y único que hay en la vida, no lo pude disfrutar como jugador, pero lo quería descubrir por el lado de segundo entrenador. Lamentablemente los tiempos ocurrieron muy rápido, nunca llegó ese papel de AFA y por respeto a Chacarita, que había confiado en mí, me terminé quedando.

- No pudo jugar un Mundial, pero sí ganó la Copa América 1991 en la que enfrentó a Perú...

Sí, salimos a jugar en Valparaíso, recuerdo que siempre jugábamos en Santiago y nos movilizamos, tuvimos un partido muy lindo con Perú. Disfruté de ser jugador de selección, de estar muchos años en la selección mayor y pude ganar una medalla de oro en la Copa América con Argentina, que no es poco.

Fernando Gamboa ganó la Copa
Fernando Gamboa ganó la Copa América 1991 con Argentina como jugador, en fase de grupos vencieron 3-2 a Perú.

- Hace poco mencionó a Chemo del Solar como un peruano que admira desde que se enfrentaron en España. ¿Tuvo la chance de hablar con él?

No hemos hablado últimamente, pero recuerdo que nos hemos cruzado, conversamos mucho. Chemo es muy amigo de Juanma Lillo, de Ángel Cappa, Valdano, toda esa gente que yo también conozco. Me preguntaron en una nota qué jugador peruano se me venía a la cabeza y lo mencioné, así como también pude nombrar a Paolo Guerrero, los dos fueron jugadores emblema de este país, más allá de otros jugadores maravillosos que tuvo Perú.

- En una de sus conferencias también reveló su aprecio por Jorge Fossati. ¿De donde proviene esta relación?

Un par de veces nos cruzamos en Buenos Aires, una vez nos quedamos hablando mucho rato cuando él estaba dirigiendo a Internacional de Porto Alegre. Charlamos un poco de fútbol, me pareció una persona fantástica, muy humilde, muy humano. Yo había sido jugador de fútbol, pero todavía no comenzaba a dirigir y te das cuenta en el diálogo, que me trataba como un igual cuando él ya había sido campeón de todo. Más allá de que respeto y admiro mucho lo deportivo, lo humano lo destaco, aunque también me parece fantástico lo que hace como entrenador.

- Tiene un plantel con jugadores de recorrido como Ramos o Chávez, pero también con chicos jóvenes. ¿Cómo analiza este grupo con el que viene trabajando?

Tenemos un plantel con gente de todas las edades, chicos grandes que manejan el grupo, otros que están en una edad media, de explosión a puertas de su mejor etapa como futbolista, y los chicos que están creciendo, a quienes intentamos apoyar en todo momento para que su progreso sea bueno. Uno rescata siempre a los que tienen posibilidad de jugar, pero también a la gente grande que está todos los días luchando por un lugar, son líderes positivos, empujan, a los chicos les enseñan todos los días del camino.

- Si tuviera que comparar al Boys con un equipo de Argentina. ¿Cuál sería?

Por la locura y la pasión bien entendida, con Chacarita.

Uno de los primeros clubes
Uno de los primeros clubes que dirigió Fernando Gamboa fue Chacarita, al que compara con Sport Boys.

- Acá en Perú le han puesto el apelativo de ‘Macho’. ¿Le gusta?

Aclaro que no me gusta, porque es una palabra que me sale sola, pero cuando la escucho, no me provoca algo agradable, sinceramente. A veces en la vorágine de una charla técnica o un entrenamiento, cuando uno habla, en lugar de decir muy bien tal, o muy bien otro, o “vamos muchachos”, o “gente, escúchenme”, de repente se me escapa esa palabra. De todos modos estoy feliz y agradecido con el hincha de Boys y sé que me lo dicen con cariño. Nosotros tenemos que recibir los halagos con tranquilidad y los pies sobre la tierra, porque cuando las cosas no salgan, habrá gente que se va a enojar.

- ¿Le gustaría ser el primer técnico argentino en ser campeón con Sport Boys?

No pienso en eso, quiero ser campeón en todos los lugares que dirijo, pero hay que ser precavidos, actuar con calma, prefiero no hablar de ser campeón ni nada.