La desnudez frente a los hijos: un factor clave el desarrollo de la imagen corporal

Gran disyuntiva que se plantea cuando los chicos empiezan a crecer. Cómo influye la naturalidad con que lo tomamos los adultos, sobre la manera en que ellos lo vivirán en el futuro.

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La desnudez frente a los hijos es un tema que merece especial atención. (Foto: Archivo Atlántida / Para Ti Mamá.)
La desnudez frente a los hijos es un tema que merece especial atención. (Foto: Archivo Atlántida / Para Ti Mamá.)

Mostrarnos o no desnudos frente a nuestros hijos, esa es la cuestión. Mientras son bebés no hay problema, el tema es cuando empiezan a crecer.

La Lic. Silvana Naddeo, psicóloga, Jefa del Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil "Ramón Sardá" considera que no está mal mostrarnos desnudos con naturalidad, pero que hay que estar atentos al momento en que los chicos demuestren que ya no lo están viviendo de la misma manera que lo hacían desde sus primeros tiempos de vida.

"Ese será el indicador para repensar el tema e ir instalando cambios", señala, y a su vez agrega que cuando son muy pequeños, es oportuno bañarse juntos porque es uno de los mejores momentos para compartir la desnudez, las caricias y el reconocimiento de las diferentes partes de su cuerpo.

Privacidad

Como podemos imaginar, comenta la psicóloga, los niños nacen sin culpas, sin vergüenzas y sin preconceptos sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo público y lo privado, etc. A esto último, Naddeo lo ejemplifica con el caso de cuando los padres van al baño. Deben marcar que no es un acto público, sino privado.

"Al principio, los chicos seguramente quieran saber de qué se trata, por curiosidad, y de la manera más natural posible se les debe explicar cómo hacen los mayores cada vez que van al baño. Cuando su curiosidad esté satisfecha, se les indicará que esperen del lado de afuera", añade Naddeo.

Cuenta que lo mismo sucede en el caso inverso, es decir, durante la etapa del control de esfínteres (cuando aprenden a ir al baño). "Es casi imposible que lo hagan a puertas cerradas, ya que es un momento para compartir y para que los adultos puedan ayudarlos a comprender lo que está pasando".

Ellos quieren mostrar lo que sale de su cuerpo, señala la psicóloga, y dice que después se les irá indicando que las puertas pueden abrirse y cerrarse como parámetro para la intimidad, el descanso y lo privado.

Construyendo una identidad

Para la profesional, la desnudez debe tomarse con naturalidad, siempre y cuando sea en un marco de respeto por parte de los integrantes de la familia. De ello dependerá también cómo se tomarán los chicos su propia desnudez.

"Los padres son la principal guía para enseñar qué conductas se pueden vivir en público y cuáles no y justamente esto es lo que hará que el niño pueda ir organizando su propia sexualidad, su identidad y sus permisos con la genitalidad, sin provocar situaciones incómodas que también lo marcarán en su desarrollo", sostiene.

Naddeo señala además que la desnudez en los más pequeños es una costumbre sana e importante. Lo normal es que vayan aprendiendo las diferencias de género con sus padres y sus hermanos mayores.

La lactancia y el contacto piel a piel que establece el recién nacido con su madre, por ejemplo, es un buen organizador para su psiquismo. "Es fundamental que el bebé desarrolle confianza con su cuerpo y se vincule con los cuerpos de los seres que ama. El respeto y el acompañamiento coherente frente a la desnudez ayudarán a construir esta confianza", comenta.

Lo normal es que vayan aprendiendo las diferencias de género con sus padres y sus hermanos mayores.

Etapa de cambio

Ahora, ¿qué sucede cuando ya son un poquito más grandes? La profesional indica que llega un momento en el que notamos que los niños se esconden frente a su propia desnudez y la de los integrantes de su familia.

Ante esto, la especialista remarca: "Es aquí cuando nos está mostrando otra faceta de su crecimiento. Este proceso de cambio es altamente beneficioso y tranquilizador porque marca normalidad en su personalidad y en su desarrollo psicosexual".

La profesional finaliza: "Pero todo depende de cómo cada niño viva el proceso. Las preguntas pueden comenzar alrededor de los tres años y luego irán complejizándose. El contenido de los interrogantes nos irá marcando cómo está evolucionando nuestro hijo y cuándo es tiempo de cambiar alguna conducta nuestra."

Por Milagros Mignaquy / Asesoró: Lic. Silvana Naddeo, psicóloga, Jefa del Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil "Ramón Sardá". M.N. 6.448.

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