Colombia no se recupera de una noticia cuando nace otra, que vuelve a poner en apuros al inolvidable presidente Gustavo Petro, quien seguro pasará a la historia como esa oportunidad perdida que alguna vez tuvieron los mamertos, pero, como en una trágica historia de amor, terminaron odiando, porque para ser derrotado en índices de popularidad por Maduro, hay que ser muy malquerido.
Que figuras de la “política libertaria”, como el ex senador Jorge Enrique Robledo, entre otros políticos, además de cantantes y actores “progresistas”, hayan expresado que “las cosas van bastante mal”, refiriéndose a la ineficacia del primer mandatario, deja en evidencia lo señalado por el antiuribista y periodista Felipe Zuleta, quien aseguró que lo único histórico que ha hecho Petro es acabar con la izquierda en Colombia.

Es decir, El PETROCESO desenmascaró a esos líderes “célebres” de la siniestra revoltosa del país, quienes profesaron un “cambio en primera”, el cual terminó en reversa y con freno de mano puesto.
Estoy convencida de que el actual presidente no solo sepultó esa corriente política, sino que, además, enredó las relaciones con importantes aliados empresariales y gobiernos como el de los Estados Unidos, que enfrió las relaciones con Colombia, debido a los 20 escándalos de corrupción y la inoperancia administrativa que en sus primeros dos años ha acunulado este desgobierno.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer la paupérrima cifra de crecimiento de la economía colombiana, que fue de 0,7 % durante los primeros tres meses de 2024; es decir, el capital del país “creció” igual que durante la pandemia. Cabe resaltar el desplome de sectores como la venta de vivienda nueva, la cual, informó Camacol, tuvo una disminución del 17,7 % en el primer trimestre del presente año.

Las ventas reales de la industria cayeron, según el DANE, en un 10,5 %, y las del comercio minorista, como lo presentó Fenalco, completaron más de 16 meses consecutivos con saldos negativos que, sumados a los 82 incumplimientos de la agenda presidencial que sacó a luz La Silla Vacía, convierten al primer presidente de izquierda en Colombia en un malquerido.
Mientras tanto, Petro sigue empecinado en que todo es un “problema de percepción” y que el país requiere sustituir divisas de carbón y petróleo por las que produciría el incremento del turismo internacional, olvidando el contexto de total abandono de la seguridad frente a su autodenuncia de incumplimiento de los acuerdos de paz, que, por cierto, produjo un estado de desconcierto en la comunidad internacional.

Ni hablar de la salud, ni de los 8.000 docentes de Risaralda que, a partir de este mes, se quedarán sin cubrimiento.
Pero, ¿qué esperar de quien considera que las vías 4G “solo benefician a los más ricos”?
Nada, porque el malquerido siempre obra con mala voluntad debido a que cree que no se le da el cariño que merece.
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