
La represalia en la Franja de Gaza es de un desequilibrio tan abismal y un doble rasero tan indignante que supone “el mayor escándalo moral de nuestro tiempo” (Prof. camerunés Achille Mbembe).
El escándalo moral es también religioso y la perversidad no sería imputable al pueblo de Israel sino a sus gobernantes y soldados. El pueblo elegido por Dios sabe que Yahvé es el Dios único, el Dios del universo y que es por eso mismo el de todas las naciones, el Dios universal. Su padre es nuestro padre y por eso, fieles o no, somos hermanos. También sabe el pueblo judío que de su actitud dependerá la futura relación con el Señor y que así como Dios lo eligió puede también rechazarlo (véase Mat. 3;9 y Rom. 11;20-23).
De la Segunda a “la Tercera guerra mundial a pedazos”
En el encuentro tradicional con los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede el Papa Francisco recordó el mensaje del Papa Pío XII de hace 80 años, el 24 de diciembre de 1944, cuando ya podía avizorarse el fin de la 2da. Guerra mundial: “…nuestros ojos vuelan espontáneamente desde el esplendoroso Niño del portal al mundo que nos rodea, y la dolorida exclamación del Evangelista Juan sube a nuestros labios: «Lux in tenebris lucet et tenebrae eam non comprehenderunt » (Jn 1, 5): la luz resplandece en medio de las tinieblas, y las tinieblas no la han recibido.”
El Pontífice Jorge Bergoglio recibió el pasado 8 de enero a los miembros del Cuerpo diplomático acreditados ante la Santa Sede y después de su tradicional saludo hizo un repaso de las guerras que hay en la actualidad. Una pesadísima carga de miles y miles de muertos, heridos, secuestrados, excluidos, niños asesinados, violados, prostituidos, desaparecidos, familias destrozadas, comunidades construidas durante siglos partidas en mil pedazos… Como la llama Francisco, “la tercera guerra mundial a pedazos”.

Y el Papa no le pidió a la comunidad internacional más declaraciones, ni discursos, ni debates. Les pidió acción… “Desde Gaza a Ucrania, pasando por Nigeria y Nicaragua”. Que los hombres y mujeres que presiden las naciones y quienes componen los organismos internacionales creados para garantizar una convivencia pacífica asuman su responsabilidad. Porque la paz es un don de Dios pero al mismo tiempo una responsabilidad de los seres humanos.
Israel y Palestina
Desde aquí, Francisco ha comenzado a repasar todos los conflictos internacionales, empezando por la escandalosa situación entre Israel y Palestina. “Todos nos hemos quedado conmocionados por el ataque terrorista contra la población de Israel del 7 de octubre -dijo el Santo Padre -en el que fueron heridos, torturados y asesinados de manera atroz tantos inocentes y en que muchos otros fueron tomados como rehenes”.
Y ha continuó diciendo: “Repito mi condena por esa acción y por cualquier forma de terrorismo y extremismo. No es este el modo en el que se pueden resolver las controversias entre los pueblos, es más las hacen más difíciles, causando sufrimiento a todos. De hecho, lo que provocó fue una fuerte respuesta militar israelí en Gaza que ha traído la muerte de decenas de miles de palestinos, en su mayoría civiles…”
Alto el fuego, liberación de los rehenes, ayuda humanitaria
Por ello, reitero -dijo -mi llamamiento a todas las partes implicadas para que “acuerden un alto el fuego sobre todos los frentes, incluso en Líbano, y para la inmediata liberación de todos los rehenes en Gaza. Pido que la población palestina reciba las ayudas humanitarias y que los hospitales, las escuelas y los lugares de culto cuenten con toda la protección necesaria”.

La solución de dos Estados
En el mismo sentido, ha pedido a la comunidad internacional que “promueva con determinación la solución de dos Estados, uno israelí y uno palestino, así como también un estatuto especial internacionalmente garantizado para la Ciudad de Jerusalén, de modo que israelíes y palestinos puedan por fin vivir en paz y con seguridad”.
Tensión en Oriente Medio
El conflicto en Gaza “desestabiliza” a Oriente Medio que es “una región frágil y cargada de tensiones” que sufre violencia, devastaciones y desplazamientos brutales como el pueblo sirio. Así, ha mostrado su cercanía ante los millones de refugiados sirios que todavía se encuentran en países limítrofes, como Jordania o Líbano –país por el que también ha mostrado su “preocupación”.
Tampoco olvidó el Papa la violencia que persiste en Myanmar, citando de forma expresa la emergencia humanitaria que todavía golpea a los rohinyás a quienes en noviembre de 2017 visitó.
Guerra en Ucrania
Asimismo se refirió a esta guerra por la que tantas veces imploró la paz y dijo: “Por desgracia, la deseada paz no ha logrado todavía encontrar sitio en las mentes y en los corazones, a pesar de las numerosísimas víctimas y la enorme destrucción”. “No se puede dejar que se prolongue un conflicto que se va gangrenando cada vez más, en perjuicio de millones de personas, sino que es necesario que se ponga fin a la tragedia en curso a través de las negociaciones”.
Violaciones graves del derecho internacional humanitario
“No debemos olvidarnos que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino es necesario prevenirlos. Se requiere, por tanto, un mayor compromiso de la comunidad internacional por la salvaguardia y la implementación del derecho humanitario, que parece ser el único camino para la tutela de la dignidad humana en situaciones de enfrentamiento bélico” afirmó el Santo Padre.
Francisco no olvidó la “tensa” situación entre Armenia y Azerbaiyán, exhortando a las partes a continuar el camino del diálogo y llegar a la firma de un tratado de paz.
África
Resaltó las crisis humanitarias en tantos países sub-saharianos y las tensiones en Etiopía que dificultan la estabilidad entre los países del Cuerno de África. Remarcó una vez más la grave situación de Sudán, que, tras meses de guerra civil, no ve una salida pacífica, así como las situaciones de los desplazados en Camerún, Mozambique, República Democrática del Congo y Sudán del Sur a la cual nos hemos referido en notas anteriores en esta columna.
América
Francisco advirtió en su discurso también las tensiones que subyacen en muchos conflictos políticos y las amenazas de guerras por ejemplo entre Venezuela y Guayana, “mientras que en otros, como Perú, observamos fenómenos de polarización que socavan la armonía social y debilitan las instituciones democráticas”.
“Sigue siendo preocupante -dijo el Papa -también la situación de Nicaragua, es una crisis que se prolonga desde hace tiempo con dolorosas consecuencias para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica. La Santa Sede no cesa de invitar a un diálogo diplomático respetuoso del bien de los católicos y de toda la población”.
Como ha sostenido la Iglesia latinoamericana la fragmentación de América del Sur no sólo es un obstáculo para el desarrollo económico y la paz social del continente sino también un terreno fértil para la provocación de futuros conflictos, en especial por la extraordinaria riqueza de sus recursos naturales (Celam).
¿Qué hay detrás de cada conflicto?
En primer lugar hay rostros, parece decirnos Francisco. De profesionales de la guerra enfundados en uniformes de combate. De políticos y financistas que a la temperatura del aire acondicionado y la disposición de batallones de asistentes viven atentos para adecuar los cálculos de envio de armas, tropas y decisiones según la estrategia militar. Entre golpe y golpe de partido de golf mediante. Pero también -desde que el lanzamiento de misiles se decide en los cómodos despachos y se maneja desde una computadora -son muchos más que los rostros de los soldados los de mujeres embarazadas masacradas, de niños con sed y hambre, de ancianos y ancianas en agonía, de jóvenes heridos entre escombros. Familias destrozadas, desgarradas por el dolor y la angustia de los cuerpos de sus padres, hijos, esposos, hermanos o compatriotas yacentes. Comunidades forjadas durante siglos quebradas.

¿Confusión de objetivos militares y civiles o eliminación de pueblos?
Francisco lamenta que “las guerras modernas ya no se desarrollan solo en los campos de batalla delimitados, ni afectan solamente a los soldados”. “En un contexto en el que ya no parece observarse una distinción entre los objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil”, dijo.
Desde su ignorancia, se pregunta este cronista ¿y si no es que se confunden, sino que el objetivo del agresor son las poblaciones civiles?
Detrás de cada conflicto lo que se ve es el rostro impávido, frío y repugnante de presidentes y ministros por un lado, y por el otro lado el cráneo aplastado y ensangrentado del hermano-civil asesinado por el hermano-soldado asesino.
La escalada de las hostilidades en la Franja -de donde este cronista cuenta con información genuina de las misiones cristianas en Gaza y Ramallah -está teniendo un impacto catastrófico en los niños. Están muriendo a un ritmo alarmante: más de 10.000 asesinados y miles más heridos muchos de ellos sin asistencia ni medicación ni posibilidades de internación. Hospitales y escuelas destruidas por las bombas. Más de 2 millones de desplazados. Falta de agua, alimentos, combustible y medicinas para la población palestina porque el control del grifo o del acceso lo tiene el enemigo que a veces no respeta los pedidos de ingreso de los organismos internacionales como la UNICEF o de Derechos humanos de la ONU.
Y en menor escala, pero de análogo espíritu destructivo es la realidad que lleva 2 años de destrucción, muerte y éxodo en Ucrania, con brutalidad salvaje en Myanmar; en Siria las secuelas serán imborrables, en Ecuador y Nicaragua los enfrentamientos internos con la presencia del narcotráfico conducen a guerras civiles y crisis político-institucionales de imprevisibles consecuencias.
Por todo ello hay una voz desde Roma que reclama “acción humanitaria” y ¡diálogo ya!
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