
Dentro de la República Oriental del Uruguay se encuentra la ciudad de Punta del Este, balneario elegido por miles de argentinos para sus vacaciones de verano, principalmente, los que cuentan con los mayores ingresos.
La distancia que existe entre sus playas y la Ciudad de Buenos Aires es de 684 Km si se viaja por carreteras o algo menos de 390 si se utiliza la combinación de un barco para cruzar el río de La Plata y seguir por las rutas uruguayas.
Durante las últimas décadas, las circunstancias cambiantes de la economía han “acercado y alejado” a los argentinos de las aguas esteñas con el vaivén del poder adquisitivo de nuestro peso.
Según los valores históricos publicados por el Banco Central de Uruguay, al 30 de diciembre de 2015 la relación del peso uruguayo con la moneda estadounidense era de 29,948 por dólar, mientras que en la Argentina esa conversión era de 12,90, es decir que cada peso “nuestro” valía más que el doble que el peso de “ellos”.
En la actualidad, solo con verificar las cotizaciones de ambas monedas y la relación que existe entre ellas explica, al menos, el pésimo desempeño que ha tenido el Banco Central de la República Argentina en defensa del poder adquisitivo del peso, y en consecuencia, de todos los activos que se denominen en esta especie.
En apenas 8 años la relación entre los pesos argentinos y uruguayos han variado desde 2,32 a favor del local hasta 8,24 en contra
El peso uruguayo se ofrece a 39,90 unidades por dólar, mientras que los consumos que los argentinos realizan en Uruguay se liquidan a un tipo de cambio de $328,56 por dólar, y sube día a día.
En apenas 8 años la relación entre los pesos argentinos y uruguayos han variado desde 2,32 a favor del local hasta 8,24 en contra.
Sin dudas, el equipo del BCRA ha perdido por lejos el campeonato por la defensa de su moneda, principal objetivo de cualquier autoridad monetaria. Todos los jugadores de este equipo, más allá de quien los haya convocado, de un partido u otro, han perdido por afano el mundial cambiario.

La falta de defensa de la moneda local repercute fundamentalmente en las inversiones, pues ¿Quién cambiaría una moneda confiable para obtener como renta otra que no se sabe cuánto valdrá?, en el ingreso de las personas, pues la falta de inversión redunda en menores y peores empleos y, principalmente, en menor poder adquisitivo de todos los argentinos.
Brecha de precios
Esta realidad aleja a muchos argentinos, o al menos, los hacen pensar en dónde ir de vacaciones. Está claro que desde el punto de vista de la economía nacional es preferible que el dinero destinado al turismo quede en la Argentina, sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo no constituye una reserva de mercado sino una restricción en las posibilidades de elegir.
Es bien sabido que cuando se restringe la competencia quienes pierden son los consumidores, pues terminan pagando caros servicios que se vuelven cada vez de menor calidad.
Sin embargo, la distancia no solo se produce en cuanto a la denominación de los precios en cantidad de moneda sino en los precios relativos entre los bienes y servicios que se ofrecen en la economía.
La distancia no solo se produce en cuanto a la denominación de los precios en cantidad de moneda sino en los precios relativos entre los bienes y servicios
Las ventas online ponen al alcance de todos los precios de las cosas que se venden en línea, lo que permite fácilmente realizar comparativas de productos similares en un supermercado de Argentina con otro de Uruguay. Aquí un breve listado:

Los valores son bien diferentes. Siempre son más caros los productos en Uruguay que en la Argentina, incluso algunos como la leche que, en ambos casos, es de la misma marca y elaborada en nuestro país. ¿Por qué entonces semejantes disparidades en los precios?
Punta del Este es una ciudad de ocupación temporal, es decir, que su infraestructura edilicia y comercial pasan gran parte del año sub aprovechada, obligando a cargar en los precios de temporada costos y márgenes que se absorberán a lo largo del resto del año.
Esto podría explicar una parte de las diferencias, sin embargo, lo mismo ocurre con Mar del Plata, Pinamar o cualquier otro lugar de vacaciones en la Argentina en donde los precios son bastante parecidos a los de la ciudad de Buenos Aires y menores a los de Punta del Este. En general, las grandes marcas buscan mantener precios homogéneos en todo el país, para eso, trabajan con listas de valores sugeridos que, por el perfil de comercio en el que se basó esta consulta, deben estar cumplidos.
El producto que menor diferencia de precio presenta, el salmón fresco, es importado en ambos mercados
En verdad, en la misma lista de la muestra está la respuesta. El producto que menor diferencia de precio presenta, el salmón fresco, es importado en ambos mercados, es decir que no se produce, ni en Argentina ni en Uruguay. Las importaciones se realizan a dólar oficial, $179 por unidad, en consecuencia, el precio en dólares oficiales del kilo de salmón asciende a USD 36,31. En Uruguay, que no existen tipos de cambio múltiples, el precio por kilo es de 25,64 dólaresd.
Los artilugios cambiarios de la Argentina permiten a los importadores de salmón vender un 41% más caro en dólares sus productos que en Uruguay, obviamente, esto condicionado a acceder al bendito tipo de cambio oficial.
Distinto es el caso de la leche. Los exportadores argentinos reciben dólares oficiales por sus ventas en el exterior, es decir $179 aproximadamente, sin embargo, el precio en góndola de un litro de leche argentina vale en Uruguay USD 5,80 oficiales, mientras que en Argentina, al valor del dólar Contado Con Liquidación (CCL) cuesta menos que 1 dólar (considerando este tipo de cambio porque es al que se puede acceder con pesos en la Argentina).
El caso más llamativo se presenta en los cortes de carne. Usando como ejemplo al ojo de bife se observa que la diferencia de precio entre ambos mercados es enorme. Es claro que las restricciones a las exportaciones de la Argentina han impactado en los precios y, por otro lado, la proyección ganadera exportadora de Uruguay ha planteado oportunidades para los criadores en colocar sus productos a precios internacionales en el exterior.
En síntesis:
a) Los productos importados en ambas plazas presentan menores diferencias de precios “aparentes”. El punto es que, si emplea el tipo de cambio que corresponde, oficial para importaciones argentinas, son más caros en nuestro país que en Uruguay.
b) Los productos producidos en Argentina son mucho más caros en el exterior que en el país. Esto se debe a que los costos locales en términos de dólar exportación son muy altos.
Los productos producidos en Argentina son mucho más caros en el exterior que en el país
c) Los productos cuya oferta internacional está restringida, para determinados cortes de carnes, son los que presentan la mayor disparidad en los precios.
d) Los productos que, en Argentina, combinan costos locales e internacionales, es decir que involucran bienes o servicios importados, se encuentran en el medio entre ambos extremos, es decir aprovechan los beneficios del tipo de cambio local y sufren el castigo del retraso cambiario en los costos locales.
Más allá de las distancias geográficas, estos ejemplos evidencian distancias conceptuales en materia de intervención del estado en la fijación de precios y, en consecuencia, en la actividad privada.
En general, las regulaciones de mercado producen distorsiones que, en apariencia podrían favorecer a los consumidores, sin embargo, en el presente análisis podemos percibir la enorme contradicción que plantean los tipos de cambio múltiples premiando a quienes importan a precio oficial y castigando a quienes producen localmente.
Entonces, ¿Uruguay está caro? No, Uruguay está claro. Tal vez esta sea la mayor distancia que exista entre ambos países.
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