
El kirchnerismo de hoy, con un Presidente que responde a los intereses de su vicepresidenta, recrea en su accionar su estrategia confrontativa para ocultar sus reiterados fracasos de gestión.
La crisis económica no da respiro a los argentinos pero el Gobierno, en lugar ocuparse de intentar solucionarla, busca centrar el eje de todos los males del país inventando enemigos sin ningún argumento lógico para desviar la atención pública y crear nuevos conflictos que vulneran y dañan la vida institucional de la Argentina.
Ya lo han hecho con la obtusa Ley de Medios, cuando el enemigo a vencer era el “monopolio mediático”, un invento peligrosísimo que atacó directamente un derecho constitucional como es la libertad de expresión, que cayó por su propio peso e incoherencia. Recordemos el 7D, cuando todo iba a explotar y, en realidad, nada ocurrió.
También convirtieron en enemigo a uno de los más importantes sectores productivos de nuestro país, el campo. “Piqueteros con 4 x 4″, una lucha de clases de ficción que pretendía crear el kirchnerismo para disfrazar su ineficacia a la hora de encontrar un rumbo económico. Lograron sumar angustia y zozobra en lugar de previsibilidad.
Ahora el nuevo objetivo es la Justicia, no es el titular de la Corte Suprema. Es la de avasallar uno de los tres pilares de nuestra democracia. El pretendido pedido de Juicio Político a Horacio Rosatti es el manotazo de ahogado de un Presidente que no supo atender los verdaderos problemas de la gente, preocupándose por los conflictos legales de su jefa política.
Queda claro que en este caso puntual que no quieren mejorar la Justicia, sino que pretenden una justicia política que acuse sólo a los que piensan distinto a ellos. Y por supuesto, que nunca investigue ni juzgue las tantas causas de la vicepresidenta.
En esta nueva “causa”, digitada claramente por Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández cumple a rajatabla el axioma kirchnerista “amigo-enemigo” en la pretensión de distraer a una sociedad que ya le quitó el crédito a su gobierno. Un país que ya se cansó definitivamente del relato y necesita resultados.
Obviamente, Fernández ya no representa la posibilidad de resultados económicos positivos para nuestra economía. Representa el fracaso.
Por ello, esta nueva vieja estrategia kirchnerista caerá en un saco sin fondo, una actuación que nunca tendrá el acompañamiento de todos los argentinos. No vamos a dejar que sigan atacando a las instituciones con el simple fin de victimizarse para ocultar su ineficiencia en la gestión.
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