¿A la caza del voto joven?

Durante el último tramo de la campaña quedó en evidencia la preocupación que existe en relación al nivel de participación en las PASO en general, y respecto a los millennials y centennials en particular

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Victoria Tolosa Paz y María Eugenia Vidal
Victoria Tolosa Paz y María Eugenia Vidal

Las recientes declaraciones de la primera candidata a diputada nacional por el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires generaron algo de ruido a una aletargada campaña que, hasta el momento, no viene mostrando grandes novedades ni presagiando sorpresas.

Victoria Tolosa Paz, con aparente espontaneidad, deslizó en una entrevista que en el peronismo “siempre se garchó”, reivindicando asimismo al “goce” y al “disfrute” como una “parte importante de la vida”. Las declaraciones generaron un interesante contrapunto con candidatos de otros espacios, que aceptaron la “invitación” para subirse al ring de la discusión.

Más allá de las diatribas y chicanas entre los candidatos, sólo un ingenuo u observador desprevenido podría suponer que se trató de un exabrupto, un inoportuno desliz o una declaración espontánea arrancada en una entrevista relajada. Lo que hizo la campaña del Frente de Todos fue poner en evidencia la preocupación que existe en relación al nivel de participación en las PASO en general, y respecto al voto joven en particular. Una preocupación que, por cierto, comparten tanto el oficialismo como la principal fuerza de la oposición.

Respecto a una posible y significativa baja de la participación en las PASO, los factores explicativos que se esgrimen en las mesas donde se tallan las estrategias son variados, y su argumentación resulta bastante convincente: el persistente temor en algunas franjas de la población respecto al posible contagio, las derivaciones emocionales de la extendida pandemia, la frustración, apatía y desencanto en relación a la realidad del país, y el pesimismo en relación a las expectativas futuras. Frente a este escenario, el interrogante clave a despejar es: ¿a quién afectaría más este fenómeno? ¿Al oficialismo o la oposición?

No hay elementos objetivos que permitan anticipar una respuesta certera. La principal herramienta de análisis, además de las encuestas que proliferan por estas horas, es el resultado de las elecciones provinciales que se realizaron anticipadamente. Sin embargo, si bien está claro que hay una tendencia a la baja en la participación, no permiten una evaluación concluyente sobre el alcance del fenómeno. El descenso en la participación osciló entre los 8 y los 15 puntos, teniendo en cuenta las elecciones a gobernador de Corrientes, y las legislativas provinciales de Misiones, Jujuy y Salta.

Los jóvenes, entre el rechazo y la apatía

Ahora bien, más incógnitas hay en relación al hipotético comportamiento electoral de los jóvenes, una franja hoy muy relevante en términos de su incidencia electoral. El voto joven, según quién defina el límite superior de esta franja etaria, abarca un conjunto de electores que va de los 16 a los 25/30 años, lo que en la hipótesis de máxima podría representar nada más ni nada menos que un 20% del padrón.

Desde los 16 años es posible votar (DYN)
Desde los 16 años es posible votar (DYN)

Ahora bien, son los denominados “centennials”, es decir, aquellos que nacieron entre 1996 y 2005, que representan unas 7 millones de personas los que se están convirtiendo en uno de los electores más buscados de cara a las PASO del domingo próximo. En la Ciudad de Buenos Aires, representan el 19% del padrón.

La radiografía de este sector aporta datos alarmantes: con un desempleo que supera el 25%, muy por encima de la media nacional, se habla de casi 7 de cada 10 de estos jóvenes están por debajo de la línea de pobreza. Por ello, no sorprenden los datos que han aportado algunas encuestas recientes respecto a que hay un 60% de los jóvenes que piensa o está evaluando emigrar, lo que habla a las claras no sólo de un descontento con el presente sino de las expectativas negativas en relación al futuro.

En la última “Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública” que publicó en agosto la Universidad de San Andrés, se observa un gran descontento de este grupo respecto al gobierno nacional: el 73% lo desaprueba. Respecto a las causas de dicho descontento, el relevamiento da cuentas de que el 50% de los centennials es crítico de las medidas adoptadas en la pandemia y el 63% pidió que se priorice la economía por sobre la salud.

La percepción de los “centennials” es particularmente preocupante para el gobierno nacional, y en particular para los sectores que representan el kirchnerismo, que supo tener mucha llegada a los sectores jóvenes durante las casi dos décadas. Pero también es mirada con atención por los diversos sectores de la oposición que ven allí una oportunidad para crecer electoralmente.

¿De qué le hablan los candidatos a los jóvenes?

Está claro muy que las estrategias de segmentación de los principales candidatos y espacios están -como pocas veces se ha visto- privilegiando a esta franja etaria. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿las estrategias, mensajes y temas que buscan interpelar y movilizar a los jóvenes son los más efectivos?

Muchos jóvenes votarán por primera vez en estas elecciones
Muchos jóvenes votarán por primera vez en estas elecciones

La campaña de Vidal parece intentar trabajar sobre la faceta económica del descontento juvenil, como lo evidencian las propuestas de reconversión de los planes sociales en trabajo para los jóvenes, incentivos para su contratación en empresas y la excepción en el Monotributo durante un año. Tampoco es casualidad que quien encabeza de lista para la Legislatura porteña sea Emmanuel Ferrario, de 36 años, el referente joven del espacio.

El Frente de Todos en la Ciudad tampoco se quedó atrás a la hora de la selección de los candidatos, y lleva en la boleta un candidato que si bien no es tan joven como Ferrario, según algunas encuestas con buenos niveles de adhesión entre los jóvenes. Atrás del ex referente de la juventud radical se encolumnan dirigentes o precandidatos jóvenes como Ofelia Fernández, Juan Manuel Valdés y Maia Daer, entre otros, que trabajan específicamente en la captación del voto joven.

Los candidatos en provincia también muestran sus cartas. En Juntos por el Cambio, Santilli también propone la rebaja de impuestos a las empresas que contraten jóvenes, hace campañas de concientización sobre la importancia de ir a votar, y recurre a nuevas herramientas de comunicación como Tik Tok. Su rival en las PASO, el neurocirujano radical Facundo Manes, trabaja con una estrategia específica en las redes sociales, también utilizando Tik Tok y otras nuevas herramientas, e incluso animándose a alterar el slogan de campaña en unas piezas segmentadas que circularon con el “Dar el paso … con onda”, y que mostraban a jóvenes bailando.

Tolosa Paz, además de las ya mencionadas declaraciones, fue una de las protagonistas del lanzamiento del programa del gobierno nacional, “Te sumo”, que tiene como objetivo impulsar la inserción en pymes de 30.000 jóvenes de entre 18 y 24 años.

Por otra parte, desde el espacio libertario se ilusionan con la hipótesis de que la mayoría de los jóvenes desencantados con el gobierno nacional tampoco se identifican con el otro extremo de la “grieta”. Los seguidores de Milei se ilusionan con la alta concurrencia de jóvenes a sus actos y charlas, y con un discurso impertinente y por momentos agraviante hacia los adversarios y la “clase política” en general que creen conecta con esos sectores descontentos. La lista de legisladores de la Ciudad también es encabezada por un candidato joven, el youtuber e influencer financiero Ramiro Marra.

Amenazas y debilidades estratégicas

Sin desconocer el hecho de por sí positivo de que las campañas y candidatos se preocupen por hablarles a los jóvenes, de los que dependerá nada más ni nada menos que el futuro de nuestro país, las estrategias, tácticas y mensajes elegidos por los principales candidatos y espacios se han revelado bastante pobres.

No sólo ello, por momentos, se percibe una visión caricaturizada de la juventud, que lleva a banalizar los discursos, a lanzar mensajes insustanciales, y en algunos casos a apelar a piezas de comunicación impostadas que rozan el ridículo.

Mientras tanto, los problemas estructurales que afectan a esta franja de la población permanecen incólumes: la pobreza, las dificultades de acceso al mundo laboral, las desigualdades educativas, y el acceso a bienes y servicios básicos como una vivienda digna.

En este marco, las declaraciones de Tolosa Paz -pero no sólo las de ella- parecen desnudar una lectura bastante sesgada del descontento y la apatía juvenil que parece reducirla sólo al fenómeno de la pandemia y las restricciones que afectaron momentos imborrables de la vida de un joven, donde la sociabilidad y las libertades son centrales; pero que obtura una mirada más profunda, que tiene que ver con la falta de expectativas de progreso, de movilidad social ascendente, de oportunidades de concretar proyectos de vida.

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