
Ayer comenzó siendo un gran día. Prepare mi barbijo, máscara, alcohol en gel, la botellita de agua y marche para uno de mis colegios. Ya hace varios días venía teniendo una sensación rara, de angustia, sentía que nuevamente las presiones de ciertos sectores que se dicen defensores de la educación podían lograr que aquello por lo que tanto luchamos en el 2020 se terminara.
Sin embargo, me dispuse como todos los días a enseñar, a charlar con los chicos/as con la distancia pertinente, a escucharlos y hasta porqué no, escuchar algún chiste del/la estudiante del fondo, que aunque muchas veces no lo decimos, son pequeños momentos que nos alegran el alma.
¡Porque esa es la escuela! Es un espacio no solo de aprendizaje, sino de socialización, de encuentro. Durante este mes y dos semanas de clase, todos los que integramos el sistema educativo poco a poco pudimos ir recuperando aquello que durante el 2020 nos angustiaba, aquello que extrañamos, aquello que no pensábamos que nos daba tanta felicidad, hasta que lo perdimos.
Y ayer nuevamente el monstruo que nos acechaba estas últimas semanas se hizo realidad. A pesar de que los datos del propio Ministerio de Educación Nacional eran positivos, a pesar de que se había demostrado que la escuela no era foco de contagio, se decidió nuevamente cerrar sus puertas por 15 días. En este momento los chicos/as en el aula deben estar hablando entre ellos/as y diciendo que se van a extrañar, mientras las familias en la puerta y en los grupos de Whatsapp comparten su angustia.
Angustia, incertidumbre, bronca. Miles de sentimientos pasan ahora por la mente de familias, docentes, estudiantes. ¿Cómo podemos creerle a un gobierno que hace un año y un mes atrás, estaba cerrando las escuelas al igual que lo hace hoy por 15 días, pero en realidad se escondía un cierre de más de un año? ¿Qué clase de país le queremos dar a las nuevas generaciones, si continuamente demostramos que es más importante un partido de fútbol o un programa de TV que un Derecho Humano fundamental, como es la Educación? ¿Cómo podemos no enojarnos si nos están cerrando las escuelas, cuando todavía hay chicos/as que no tuvieron clase en lo que va del 2021?
Cuando decidimos dedicarnos a la docencia lo hacemos porque entendemos que la educación es esencial y prioritaria. Porque partimos de un objetivo claro, darle las herramientas necesarias a todos los niños/as y jóvenes de nuestro país para salir al mundo de una manera plena y en libertad. Por eso, hoy más que nunca necesitamos que la sociedad en su conjunto se involucre, que los/as docentes que entienden a la educación como fundamental no tengan miedo y salgan a pedir por ella.
La pandemia existe, las vacunas no llegan y el gobierno nacional tuvo un año para hacer sus deberes. No somos obstinados, es importante y primordial cuidarnos y ser responsables, por eso salimos a las aulas con protocolos claros y por eso le pedimos a quienes nos gobiernan, que se hagan cargo. La educación es esencial, prioritaria y un Derecho Humano, ningún sector o grupo de poder puede ser más importante que la felicidad y el desarrollo educativo de nuestros chicos/as.
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