Estoy convencida, y lo sostengo desde hace años, que el camino más directo hacia una mejor calidad de vida es la educación. Por eso creo que padres, educadores, directivos y dirigentes tenemos la responsabilidad de asegurar la educación de nuestros hijos, aún —o mejor: sobre todo— en estos tiempos en que una crisis sanitaria golpea nuestras puertas.
Que el coronavirus no nos paralice. Que el miedo no nos impida actuar.
Nuestros hijos tienen muchas formas de aprender; los docentes tienen muchas formas de enseñar. Si ante una situación particular no es posible compartir espacios presenciales para la adquisición del conocimiento, debemos buscar maneras alternativas —que ya se han puesto en práctica en todas partes del mundo— para asegurar que la educación no se interrumpa.
En caso de que en nuestro país se deban suspender las clases “presenciales”, que no se suspendan las clases. Hoy, gracias a las herramientas tecnológicas, la distancia y el aislamiento han dejado de ser un obstáculo para el aprendizaje. Las plataformas educativas han evolucionado de tal forma que pueden dar respuestas a las necesidades de los estudiantes y los docentes, tanto desde el contenido que abordan en secuencias didácticas, como desde una funcionalidad simple, ágil y entretenida a la que puede accederse desde cualquier smartphone u otro dispositivo.
Hay plataformas educativas que incluyen todos los contenidos curriculares para el secundario y la EGB con formatos dinámicos y entretenidos para los estudiantes. Y los docentes tienen la posibilidad de tomar lo que crean necesario, agregar, cambiar y modificar todo lo que le resulte conveniente sin verse obligados a digitalizar su trabajo. Además, las guías docentes de las plataformas son una gran herramienta para el profesor, ya que dan pautas sobre cómo abordar diferentes temas y cómo llevar adelante una secuencia didáctica.
Hoy, un profesor puede trabajar con los contenidos ya creados e incluso puede crear los propios. Puede filmarse e interactuar con los chicos en un ambiente controlado y seguro provisto por la plataforma. Estén donde estén, los chicos pueden trabajar los contenidos, realizar actividades y ejercicios; pueden sostener debates con sus compañeros y hablar con docente, sintiendo que la estructura del aula no se perdió aun cuando no compartan el mismo espacio físico. Y el docente, además, puede ver en línea el progreso de cada estudiante y, de esta manera, hacer un seguimiento personalizado de cada uno de ellos.
Queremos que los docentes sigan enseñando. Y que los chicos sigan aprendiendo, soñando, creciendo. Aunque llegue el coronavirus, esto hoy es posible.