Animarse a hablar de VIH, de positivo a positivo

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Todavía puedo recordar el momento. Fue hace poco más de cinco años, yo estaba sentado en la terraza de la casa de un amigo y mis nervios se manifestaban como siempre, con un dolor de panza insoportable. No tenía las fuerzas para abrir el sobre hasta que finalmente lo hice. Por unos minutos no dejaba de leer la palabra "REACTIVO" una y otra vez, tratando de entender qué significaba. ¿Qué iba a ser de mi vida de ahora en más? ¿Por qué a mi? Y sobre todo, ¿voy a morir?

Hola, soy Fede y soy VIH positivo desde el 2013.

No voy a negar que mi diagnóstico fue un balde de agua fría que me paralizó del miedo por unos días, pero mi necesidad de entender lo que estaba pasando me llevó a educarme, buscar personas que vivieran esta realidad de cerca y pudieran responder las miles de preguntas que tenía en mi cabeza.

Los primeros días fueron duros, no dejaba de tener presente esas ideas oscuras que lamentablemente todavía están asociadas a este tema en nuestra sociedad, las mismas que empezaron a hacerme sentir culpable, avergonzado, como un frasco de veneno andante. Tenía que hacer algo al respecto.

Empecé por buscar una aliada personal que me ayudara a calmar la mente y fue así como encontré a Vivi, mi psicóloga, la cual rápidamente se convirtió en un apoyo y confidente. Las sesiones, sus consejos y silencios, me impulsaron a buscar ayuda nuevamente, pero esta vez desde la medicina. Así di con Isabel, mi infectóloga que con la tranquilidad que la caracteriza, logró calmar mis, angustias, miedos y dudas.

Al poco tiempo, ya informado y por empezar el tratamiento, decidí contarle a mis viejos. De repente, sentí que estaba saliendo del clóset por segunda vez: gay y ahora VIH positivo, todos los estereotipos juntos.

Con la ayuda de un médico amigo organicé un encuentro para que él les diera la noticia. Yo simplemente no podía, entendía que si venía de un profesional, tal vez podría calmar las dudas de mamá y así todo sería más fácil. El momento pasó muy rápido y fue como si nada, hasta que salimos del consultorio y su abrazo reemplazó a las palabras: todo estaba bien. Ahora tenía a mi vieja de mi lado y horas después, a mi viejo. Habiendo pasado ese proceso, sabía que todo iba a estar mejor.

Estaba armando un equipo, en el cual se fueron sumando amigos, hermanos y personas cercanas, todos ellos un gran apoyo para que no me sintiera solo en este proceso que, por estigmas y fantasmas del pasado, muchos siguen viendo como una sentencia de muerte.

Durante todo este tiempo siempre he pensando en lo "fácil" que fue controlar el tema, estar tranquilo y llevar una vida normal; hasta hoy no me deja de impresionar. Escribo fácil entre comillas porque no puedo negar que hubo días difíciles cargados de pensamientos negativos. Sobre todo esos días en los cuáles me enfrentaba a contarle a ese pibe que me volaba la cabeza que yo era VIH positivo; otra vez, no existía una formula perfecta que ayudara en este proceso, pero me armé de valor y si bien algunos huyeron con la noticia, en el camino conocí a Hora, quién desde el primer momento me apoyó y compartimos una relación juntos, como muchas otras parejas. Pese a que ya no estamos más juntos, sin duda él fue una pieza fundamental que me impulsó a estar hoy acá, queriendo dar un paso al frente.

A los pocos meses de haber sido diagnósticado, empecé mi tratamiento y en menos de lo que esperaba había logrado el "nivel ideal" de mis estudios, era indetectable, ya controlaba el virus en mi cuerpo y sabía que si mantenía estos valores al poco tiempo iba a tener la capacidad de no transmitirlo.

Así fue cómo empecé a darme cuenta que con solo un poco de información y un tratamiento adecuado, vivir con VIH no cambió prácticamente nada en mi vida. Al contrario, llevo una vida igual o mejor que antes de infectarme. Puedo decir que ser positivo fue una de las mejores cosas que me ha pasado, me ayudó a abrir los ojos y darme cuenta que con solo un poco de información, todo lo que creí haber aprendido era errado.

Hasta que se dio un punto de inflexión, la llamado de un amigo contándome que tenía un conocido que acababa de ser diagnosticado positivo. Me preguntó si estaba dispuesto a juntarme con él para responderle algunas preguntas y así ayudarlo a entender lo que iba a pasar a partir de ahora. Luego de la charla se empezó a despertar algo dentro de mí y eso es lo que me llevó a querer romper con el silencio. Un silencio que tengo impuesto desde septiembre del 2013 cuando me enteré que era VIH positivo.

Ese deseo de querer ayudar y visibilizar el tema me llevó a crear el proyecto @HablemosdeHIV, una cuenta de Instagram que funciona como un espacio de conversación y compañía anónimo, seguro y gratuito, para que ninguna persona HIV positiva se sienta sola en su proceso.

La idea de este perfil es muy simple: si tenés alguna duda sobra el tema o necesitás charlar con alguien que es positivo, podés mandarme un mensaje directo y juntos ver como puedo ayudarte. Por otro lado, el perfil también sirve como un canal de información de educación sexual con foco en el VIH, para informar con datos, preguntas frecuentes de los usuarios e historias de personas cercanas al tema.

No deja de sorprenderme la buena respuesta de la gente: recibir mensajes de personas con dudas y ganas de informarse, de poder escuchar o leer historias de otras personas positivas que pasaron por algo similar a mi y sobre todo, de poder ser un soporte y decirles que todo va a estar bien.

Ser positivo me ayudó a ver la vida desde otros puntos de vista, a tener empatía y comprender la realidad de los que nos rodean. Me llevó a tomar cuidado de mí mismo y de las personas a mi alrededor. Me hizo querer formar parte de un grupo que simplemente por contraer un virus es en muchos casos denigrado y dejado de lado. Ser positivo me trajo hasta aquí, para compartir, acompañar y querer romper un tabú hablando de VIH. Si lo necesitás, acá estoy.

El autor es diseñador gráfico. Creador del proyecto Hablemos de HIV