La hoja de ruta del Gobierno para lograr un gran acuerdo nacional

En la mesa chica del Gobierno afirman que los dirigentes de la oposición pueden hacer dos cosas: o achican sus propios gastos y aceptan el corazón de las decisiones estructurales, o se convierten en el furgón de cola de la expresidenta con propuestas demagógicas, incumplibles e irresponsables

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Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa
Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa

Entre los que manejan el timón del Gobierno para cerrar un gran acuerdo nacional hay una fecha límite: el próximo 15 de septiembre. Y también hay un cronograma político bastante más sofisticado y complejo que el que reflejan la mayoría de los analistas.

Trataré de explicarlo con la mayor precisión.

Primer dato: el Presidente, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el presidente del Banco Central, Luis Caputo, trabajan coordinados para evitar un nuevo salto desmesurado del precio del dólar. La última semana lo lograron. Esperan que suceda lo mismo durante los próximos 15 días. Nadie garantiza que no habrá una nueva corrida. Sí están seguros de poder detenerla a tiempo. "Antes había errores de coordinación. Ahora vamos todos para el mismo lado. Sin controlar el dólar no habrá acuerdo, sino pura incertidumbre".

Segundo dato: ya todas las partes saben que el Estado en su conjunto debe ahorrar 350 mil millones de pesos, con el objetivo de bajar el déficit al 1.3 por ciento del PBI. También saben que cada uno tiene que ceder algo para que esto ocurra.

Tercer dato: las partes no son solo Macri y los gobernadores peronistas. En rigor, deben ser presentadas así: ministerios del poder Ejecutivo; gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad; gobernadores radicales de las provincias de Mendoza, Corrientes y Jujuy; autoridades de Cambiemos, de la Unión Cívica Radical y Elisa Carrió; gobernadores peronistas y jefes de bloque peronistas no kirchneristas de Diputados y Senadores. Son instancias de negociación diferentes, y tienen que ser conducidas de manera escalonada.

Lo primero que tendrá que hacer el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, junto con Dujovne, es poner sobre la mesa cuánto de los 350 mil millones de pesos se compromete a ahorrar el gobierno nacional. Lo segundo es convencer a María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta para que sea el segundo grupo que más ceda. Ambos ya aceptaron que lo harán. Ambos entendieron que será a través del traspaso de los subsidios de Edenor, Edesur y Aysa y el corte de partidas nacionales para la obra pública.

La gobernadora solo tiene una duda: no tomar una decisión que vuelva a la provincia inviable, como lo era cuando la gobernaba Scioli. "No estamos hablando de gastos corrientes, sino de cuestiones estructurales que comprometerán el presupuesto para siempre", explicaron sus colaboradores. Rodríguez Larreta está en la misma tesitura.

Después Macri tendrá que presentar el plan a los mandatarios radicales Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés y recoger sus opiniones y posturas.

Más tarde tendrá que discutirlo con las autoridades del radicalismo y con Carrió. En este punto es probable que aparezcan los primeros ruidos políticos.

Enseguida se invitará a la mesa a los gobernadores peronistas. En esta etapa, Macri y el jefe de gabinete Marcos Peña, difieren con Vidal, Rodríguez Larreta, Emilio Monzó, entre otros. Los primeros quieren que los gobernadores vengan a negociar solos. Los segundos, que lo hagan junto a los jefes de bloque de ambas cámaras legislativas.

"No podemos volver a cometer el error que cometimos cuando discutimos la ley de reforma previsional", indica una fuente vinculada al segundo grupo.

En ese último encuentro se producirá la discusión de fondo. Cómo y en qué se debe ahorrar. El Presidente ya anticipó que no aceptará firmar nada que no implique bajar el gasto al 1.3 por ciento del PBI 2019.

Macri, Vidal, Larreta y todo Cambiemos, si es que convencen a los radicales, propondrán que no sea incumpliendo los pactos de bajas de impuestos. Desde la baja de impuesto a los ingresos brutos y el mínimo imponible hasta la baja de las retenciones al campo y las mineras. Sugerirán que cada distrito achique sus gastos corrientes, con acciones parecidas a las que viene practicando el Poder Ejecutivo Nacional y que las mismas provincias tomen las decisiones de qué obra pública van a postergar.

En el Gobierno afirman que los gobernadores peronistas y los jefes de bloque de la oposición pueden hacer dos cosas. La más previsible es que propongan medidas "populistas" destinadas a tirar "la pelota para adelante" como subir los impuestos o romper las promesas de baja de tributos. La otra es que acepten el corazón de las decisiones estructurales, y empiecen a bajar sus propios gastos, con el peine fino, distrito por distrito.

"Massa, Pichetto, Bossio y los gobernadores peronistas se tienen que terminar de decidir: o pelean el espacio con nuestros votantes que hoy están descontentos o terminan siendo el furgón de cola de Cristina y sus muchachos", me dijo un integrante de la mesa chica del Presidente.

"El primer camino es el de la renovación y la alternancia. Puede ser que no les alcance para ganarnos en 2019, pero los pondrá en carrera para que en 2020 Cristina sea un mal recuerdo, ganar las legislativas de 2021 y alcanzar la presidencia en 2023. El segundo camino es más de lo mismo: quedar como el furgón de cola de la expresidenta, con propuestas demagógicas, incumplibles e irresponsables".

La alta fuente que tiene el cronograma de negociaciones en la cabeza sostiene que el Presidente, esta vez, hará lo imposible para llegar al Parlamento con un presupuesto consensuado, de manera de obtener la aprobación en general, aun con algunas disidencias en particular.

También advierte que si no se llega a un acuerdo, Macri no tendrá más remedio que prorrogar el presupuesto del año pasado, y disponer de las partidas sin acuerdos ni consultas.

"Será la peor solución pero nos encargaremos de decirles a los argentinos quiénes y por qué fueron los responsables de no haber podido acordar", agrega. Y remata: "No sabemos si podremos reconquistar a los millones de votantes que están muy enojados con nosotros. Pero las encuestas también nos dicen que no quieren volver a Cristina, ni a las recetas mágicas y mentirosas que nos llevaron hasta acá".