Constitución Nacional: un nuevo aniversario, un nuevo compromiso

Diego Hernán Armesto

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Todos los 1º de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador en honor a los llamados "Mártires de Chicago". Tal situación nos hace olvidar que, en el caso particular de los argentinos, es también el Día de la Constitución Nacional.

Hoy se cumplen 165 años de la sanción de nuestra Carta Fundamental, que, como decía Juan Bautista Alberdi, es "nuestra carta de navegación"; ese contrato social tangible e intangible por el cual se limita al poder, se lo ordena y el pueblo pone sus esperanzas e ideas de bienestar.

La Constitución debe ser entendida como una herramienta de progreso y una polea de desarrollo para la conformación de una verdadera república. Es más que claro que el proceso constitucional argentino culmina indefectiblemente con la sanción de la Constitución de 1853-60. Es por ello que esta fecha debe ser un tributo a aquellos hombres que buscaron brindarnos un texto que nos sirva para desarrollarnos como pueblo, convertirnos en ciudadanos y ser una nación plena de libertades.

Nuestra carta de navegación debe entenderse, como lo expresara Facundo Zuviría en 1853, cuando afirmó que la Constitución Argentina es el pueblo de la nación hecho ley. Perfecta síntesis de nuestro texto fundacional y la justificación más precisa de conmemorar hoy su sanción.

En estos tiempos en los que la Constitución parece la letra chica de un contrato, porque nadie la lee, resulta fundamental volver ella, comenzar con la lectura de su preámbulo, donde se encuentra el compendio de los objetivos a tener presentes: "Constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad". Este debe ser el camino y el recorrido, de todos y de cada uno, asumiendo las responsabilidades, los derechos y los deberes, para cumplir con una construcción colectiva de ciudadanía.

En suma, este debe ser un mensaje para todos, sin excepción: la Constitución debe honrarse, respetarse y obedecerse todos los días, por cuanto en ella está expresada la soberanía popular, que no es más ni menos que la voluntad del pueblo que habita la nación. Su nuevo aniversario nos debe invitar a reflexionar, a comprender la importancia de cumplirla, de respetarla y especialmente de conocerla, por cuanto su comprensión y aplicación nos permitirá algún día vivir plenamente en un Estado constitucional y convencional de derecho.

El autor es profesor de Derecho Constitucional (UBA), profesor de Derechos Humanos (UP). Miembro asociado NY State Bar Association.