Adaptación y profesionalización: claves del transporte en la Argentina que viene

Kurt Michuletz Emden, presidente de una empresa de transporte de cargas, destaca que la expansión minera, energética y agrícola demandará más infraestructura, choferes capacitados y políticas de apoyo al transporte

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Kurt Michuletz Emden es presidente
Kurt Michuletz Emden es presidente de una empresa de transporte de cargas (Foto: Movant Connection)

“El transporte es el motor para todo lo que hay que montar, y ese motor necesita apoyo para crecer mucho en muy poco tiempo”. Con esta definición, Kurt resume el desafío que enfrenta la logística argentina en un escenario de expansión marcado por el petróleo, el gas, la minería, el litio y la producción agrícola.

¿Cuáles son los principales desafíos que identificás hoy al liderar una empresa de transporte en un país tan extenso, complejo y diverso como Argentina?

Liderar en un país como este es adaptarse. Como líderes tenemos que ajustarnos al entorno y a las necesidades del país. Eso se transmite al equipo, que es donde uno se apoya para sacar las cosas adelante. El norte es diferente al sur, tanto en rutas como en contexto: lo que es normal en un lugar, es totalmente anormal en otro. A eso se suman las provincias con “compre local”, donde si no estás radicado ahí, quedás afuera.

También está todo lo que viene: el petróleo, el gas, la minería y el litio. Son grandes motores de crecimiento. Y, por supuesto, los granos, que siempre fueron históricos. En el norte tenemos un gran desafío, en el sur otro, y en todos los casos se trata de confiar en la gente, animarlos a tomar decisiones y aceptar errores. El país crece muy rápido y lo que se viene en los próximos años es vertiginoso, casi un tornado.

En ese escenario, ¿cómo ves la disponibilidad de servicios logísticos y la infraestructura para acompañar este crecimiento?

Es complejo. A la Argentina le falta mucho en infraestructura y ese es un desafío enorme. La empresa de hoy no es la de hace treinta años, ni será la misma dentro de cinco. La planificación cambia, la tecnología transforma los procesos y necesitamos cubrir esos faltantes lo más pronto posible.

El transporte se va profesionalizando cada vez más para lograr eficiencia y competitividad. ¿Cómo lo vivís?

La tecnología cambió todo. Antes un viaje a Zapala tardaba semanas y se cruzaban ríos en balsas. Hoy el sector del transporte puede monitorear la flota, trabajar la trazabilidad, acortar rutas y bajar costos. Y lo notable es que, con todos los faltantes que tenemos, el costo del transporte argentino sigue siendo muy competitivo en comparación con otros países. La evolución también llegó a los equipos: suspensión neumática, mejoras en los semirremolques, digitalización hasta en los teléfonos que envían fotos de la carga.

"A la Argentina le falta
"A la Argentina le falta mucho en infraestructura y ese es un desafío enorme. La planificación cambia, la tecnología transforma los procesos y necesitamos cubrir esos faltantes lo más pronto posible", sostiene Kurt (Foto: Shutterstock)

¿Y cómo ves la renovación de flota, un tema siempre sensible en Argentina?

Todo depende del acceso a créditos. Las unidades son caras, lo mismo que remolques, cubiertas e insumos. Comparados con países vecinos estamos bien en tecnología, pero necesitamos volumen. Para eso hacen falta créditos blandos y políticas de Estado que acompañen al transporte, porque es el motor de todo lo que viene.

Otro tema clave es el personal especializado. ¿Cómo está la disponibilidad de choferes profesionales en Argentina?

Capacitar gente es fundamental. Hay trabajadores con gran predisposición, cultura de trabajo y mucho amor por el país. Pero también es un oficio exigente: manejar un camión de 45 o 70 toneladas requiere responsabilidad absoluta. Hoy el principal vicio no es el alcohol, como en otras épocas, sino el celular, que es un peligro.

A nivel mundial faltan choferes y acá también. Hemos tenido unidades paradas por no contar con ellos. El transporte de larga distancia es duro y sacrificado: semanas fuera de casa, mucha exigencia. Por eso necesitamos que las pymes se comprometan a formar, enseñar y cuidar, porque cada trabajador es muy valioso en la cadena de suministro.

¿Qué claves identificás en tu estilo de liderazgo para transmitir optimismo y empuje en este contexto?

Ser positivo. Siempre digo que, aunque estemos en la peor situación, todo cambia. Siempre que llovió, paró. Y ahora tenemos una oportunidad increíble. Chile exporta miles de millones en cobre y Argentina apenas una fracción: eso muestra el potencial de crecimiento que tenemos. Lo que se viene no tiene freno. No van a alcanzar los camiones, los semirremolques ni la mano de obra. Pero hay mucho talento por capacitar y hay que hacerlo rápido.

¿Cuáles son tus expectativas?

Cuando se terminen de construir los gasoductos y oleoductos, el argentino común quizá no lo note, pero debajo de sus pies habrá un movimiento de gas y petróleo que saldrá por los puertos. Es un cambio enorme. Y además está la posición estratégica del país: el tránsito entre Atlántico y Pacífico. Hoy vemos pasar mucha carga de Brasil a Chile y viceversa. Si no bajamos los costos del transporte argentino, seguiremos mirando cómo pasa. Necesitamos políticas que nos permitan competir en igualdad con nuestros vecinos. Eso no solo daría más competitividad, también significaría exportar mano de obra y darle trabajo a nuestros choferes.