El comercio internacional entre geopolítica y bilateralismo

En un escenario de tensiones e incertidumbre, la creciente primacía de acuerdos bilaterales redefine la dinámica del comercio global y plantea desafíos y oportunidades estratégicas para el Mercosur

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Ana Claudia Morán es especialista
Ana Claudia Morán es especialista en internacionalización empresarial (Foto: Movant Connection)

En el contexto global actual, la dinámica del poder internacional se ha desplazado hacia un escenario marcado por un aumento en las relaciones bilaterales.

La polarización de bloques económicos y políticos, junto con las tensiones geoestratégicas, ha llevado a un énfasis renovado en los acuerdos bilaterales como herramientas principales para gestionar las relaciones comerciales y diplomáticas.

En contraposición a los acuerdos multilaterales que han regido las últimas décadas, este nuevo escenario emerge como estrategia clave para naciones y regiones que buscan mayor control sobre sus relaciones económicas y políticas.

El escenario exige mayor flexibilidad, negociación individualizada y adaptación a intereses específicos, aspectos valorados en un entorno global donde la incertidumbre y las tensiones aumentan.

Repercusiones a nivel regional

Esta estrategia genera disrupciones y quiebres en bloques, y el Mercosur no es ajeno a ello. Basta mirar cómo la política arancelaria del mercado del norte ya ha generado su primer impacto directo, diferenciando aranceles entre sus integrantes y encaminando acciones en función de sus intereses. Frente a un Brasil que recibe un arancel del 50% se encuentran sus socios directos Uruguay, Paraguay y Argentina con un 10% de arancel vigente.

Este contexto, que expone al mercado brasileño (del que Estados Unidos es su segundo socio comercial después de China) y lo obliga a salir al mundo a buscar diversificar y mejorar competitividad; tiene como consecuencia una puesta en alerta a toda la región.

Somos conscientes de la urgencia que tiene hoy Brasil en colocar la oferta exportable que pierda el nicho en el mercado norteamericano; así como el impacto en los precios de productos de la región que pueda generarse ante la búsqueda de inmediatez en el cierre de negocios en el contexto de una posible sobreoferta.

Nuevas posibilidades

Pero también implica una oportunidad de desarrollar escenarios de valor agregado y cooperación-complementación directa. Será este quizás el gran desafío del bloque, pues es sabido que una de sus materias pendientes es justamente el enfoque unificado de políticas de integración y acercamiento con el comercio global (o creación de más y mejores acuerdos de acceso a mercados con los principales centros comerciales del mundo).

Con perspectiva y buscando un enfoque disparador para nuestra región, es posible valorar la oportunidad de atraer a empresas brasileñas —que tengan su mercado ya abierto en norteamérica— a desarrollar “nearshoring” en la región; es decir, mover su producción o parte de la misma para obtener el certificado de origen Mercosur en los países que hoy mantienen un arancel del 10% para su ingreso al norte.

Del mismo modo, y pensando en inmediatez, es viable considerar la “maquila” (contratación de servicio por terceros ya instalados, habilitados) o los “joint venture” (asociaciones, cooperación) como opciones de exportar su producto manteniendo clientes y mercados, mover pocos recursos y optimizar resultados a corto plazo.

Este nuevo escenario emerge como
Este nuevo escenario emerge como estrategia clave para naciones y regiones que buscan mayor control sobre sus relaciones económicas y políticas (Foto: Shutterstock)

Potencial argentino

Sin embargo, existe otro factor aún no definido pero a considerar; y es la constante búsqueda de Argentina de un acuerdo con los Estados Unidos. Aun en lo improbable de que esto suceda hay que valorar que la cercanía ideológica y política de ambos países puede llevar a una negociación que le permita a Argentina verse beneficiado de la reducción de ese 10% de arancel hoy vigente.

En ese escenario —así lo retiraran totalmente o lo mejoraran—, la competitividad del mercado exportador argentino se dispararía por encima del resto de los socios, generando de forma indirecta una diferencia difícil de competir internacionalmente.

Resulta determinante mantener la capacidad de adaptarse a esta realidad para aprovechar oportunidades y mitigar riesgos en un escenario global en constante transformación. Ya no solo hablamos de países o gobiernos, sino de empresas, empresarios, mercados, demanda y productos.