
Hace cinco años comencé mi camino en el comercio exterior. Pero si retrocedemos un poco más, mis primeros pasos profesionales estuvieron ligados al mundo del diseño y la moda. Luego de terminar el secundario, estudié diseño de indumentaria y conseguí una pasantía con una reconocida marca de indumentaria en Córdoba.
Desde buscar proveedores y negociar con talleres de confección, hasta desarrollar fichas técnicas, armar producciones y detectar tendencias, estuve muy cerca de la industria del retail desde mis comienzos. Sin saberlo, me estaba acercando a uno de los sectores más dinámicos y rápidos: la moda.
Hoy, desde el sector corporativo en la industria moda-retail, me desempeño como Analista Senior de Supply Chain y Comercio Exterior, donde mi desafío diario es lograr que los productos lleguen a tiempo a distintos países, enfrentando cuellos de botella, cambios de tarifas, temporadas de alta demanda y un entorno donde las tendencias cambian constantemente.
Carga aérea para volar al ritmo de la demanda
A simple vista, la moda y la logística parecen mundos muy distintos, pero si hacemos zoom, podemos encontrar puntos en común: cadenas de suministro complejas, velocidad en la demanda, y un alto impacto de la globalización.
En términos actuales, la industria del e-commerce se encuentra en auge y una de sus principales categorías es justamente la moda. En este contexto, la transformación de la logística ha sido enorme, y el transporte aéreo se posicionó como una herramienta central para responder a las demandas del mercado global.
¿Por qué hay un crecimiento de la carga aérea en Latinoamérica? El transporte marítimo se encuentra saturado. Las demoras, la congestión portuaria, los costos en alza y la ocupación de las principales rutas —como las de Brasil— llevan a muchas empresas, especialmente del sector retail, a elegir la vía aérea. Según IATA, se espera que en 2025 el crecimiento del transporte aéreo de carga se mantenga en torno al 5,8%, en línea con su tendencia histórica.
Entre los beneficios más relevantes de la carga aérea se encuentra la rapidez: en general, es posible recibir productos desde Asia en un plazo que varía entre 4 y 9 días. En un mundo que vive a ritmo acelerado, esa inmediatez es clave para posicionarse en el mercado.
En muchos casos, además, la consolidación aérea permite optimizar márgenes y distribuir el impacto de costos. En un escenario globalizado, donde competimos contra el mundo, acercar a los consumidores los ítems ganadores de cada temporada es una ventaja que puede marcar la diferencia.
La necesidad de alinear competitividad y sustentabilidad
Para un país como Argentina —ubicado al sur del continente, con desafíos logísticos particulares— la eficiencia en las importaciones es una oportunidad para mostrar que también podemos competir, sumar valor y cumplir plazos exigentes. En este sentido, la carga aérea se vuelve una gran aliada.
Eso sí: su impacto no es solo económico, también medioambiental. Por eso, uno de los grandes desafíos será conciliar rapidez con sustentabilidad, buscando soluciones logísticas que no comprometan el futuro del planeta.
Desde mi lugar como profesional del comercio internacional, con experiencia tanto en el diseño como en la logística, aprendí que analizar y trabajar para que un producto llegue a tiempo no depende de una sola persona, sino de la coordinación de múltiples actores: fábricas en origen, shippers, despachantes, agentes de carga y aduanas.
En la industria fast-fashion, la logística es protagonista y uno de los actores más importantes al momento de trazar una estrategia y cumplir con objetivos. Un producto puede tener un diseño increíble y volverse viral, pero si no llega a tiempo, pierde vigencia. Hoy las marcas deben responder en tiempo real a las tendencias, y eso solo es posible con una cadena logística sólida.
Trabajar en esta industria exige una combinación de habilidades duras y blandas: conocimientos técnicos, y también capacidad de adaptación, comunicación efectiva y toma de decisiones rápidas en contextos que cambian todo el tiempo.

El impacto del trabajo diario en la logística
Hoy tengo la oportunidad de trabajar en la coordinación de operaciones aéreas desde Asia hacia distintos países de América Latina. Parte de mi día a día implica negociar tarifas, buscar mejores lead times y llevar aquellos SKUs ganadores para que lleguen a tiempo a las tiendas.
En este camino aprendí cuánto impacto tiene nuestro trabajo diario como profesionales del comercio global, y, sobre todo, la importancia de conocer en profundidad el producto con el que trabajamos: entender su valor, saber venderlo y comunicarlo de forma clara. Esto no solo nos permite optimizar costos, sino también construir relaciones sólidas con proveedores y operadores logísticos, quienes son verdaderos aliados.
También comprendí lo fundamental que es escuchar las necesidades internas de los equipos y trabajar en conjunto para alcanzar los objetivos, tanto a corto como a mediano plazo.
El futuro de la logística y el comercio exterior
Mirando hacia adelante, creo que uno de los grandes desafíos de la logística —y del comercio exterior en general— será el desarrollo de soft skills: estrategia, liderazgo, empatía y escucha activa.
Con la irrupción de la inteligencia artificial, debemos repensarnos como profesionales capaces de tomar decisiones conscientes, estratégicas y eficientes. Es probable que, en diez años, muchas de las tareas operativas que hoy realizamos estén automatizadas. Por eso, desarrollar habilidades blandas y saber aplicarlas dentro de un sistema tan grande como la logística, que no solo genera valor económico, sino que también impulsa el trabajo de múltiples sectores, será clave.
Aportar soluciones, adaptarse, innovar y conectar —no solo con el producto que gestionamos, sino también con los partners estratégicos— es fundamental para construir cadenas logísticas más sólidas y eficientes.
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